✨ CAPITULO TRECE ✨

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ALEJANDRA

Después de unos segundos, las chicas salieron del baño, y yo esperé un rato antes de salir para ir al comedor. Aunque tenía miedo, no permití que eso me detuviera. Caminé con la cabeza en alto, abrí las puertas del comedor y encontré que todo estaba tranquilo. Había personas comiendo y otras conversando. Tal vez había hecho mucho drama, o tal vez no, pero no pensaba bajar la guardia aún. Busqué con la mirada a Luka, pero no logré encontrarlo, así que busqué a Connor y lo encontré sentado solo en una esquina. Decidí ir a hacerle compañía.

—Connor, ¿cómo estás? —le pregunté con una sonrisa mientras me sentaba frente a él.

—Señorita Cooper, siempre tan linda. Estoy bien, ¿y tú?

—Bastante bien. Me alegra mucho verte bien —dije mientras jugueteaba con mis manos—. ¿Y qué tal tus clases?

—Aburridas como siempre, imagino que las tuyas son iguales.

—Adivinaste —le respondí sonriente.

Él me devolvió la sonrisa y estaba a punto de decir algo cuando, de repente, las puertas del comedor se abrieron de golpe y Emma entró, moviéndose con una furia peligrosa. Sin dudarlo, me propinó una fuerte bofetada.

—¡Zorra de mierda! —gritó—. Crees que puedes volver vestida como puta y quitarme a mi novio. Eres una cualquiera, me das asco.

Me acerqué a ella y le devolví la bofetada con el doble de fuerza.

—Deja de hablar mierda. No te estoy robando nada y mucho menos quiero tener nada que ver contigo, Emma —pausé—. Además, podré estar vestida de "puta", como tú dices, pero tú —la miré de arriba abajo— jamás serías una amiga verdadera como lo he sido yo. No me metería con el novio de mi supuesta mejor amiga. Ahí es cuando analizas y te das cuenta de que la puta es otra.

Emma me miró unos instantes, noté cómo su mandíbula se tensó y sus ojos reflejaron una gran rabia. Antes de que pudiera decir algo, me adelanté.

—Por mí no tienes que preocuparte. Primero, porque no quiero nada con Masón y, segundo, porque jamás le haría eso a nadie, y eso te incluye a ti. Sé feliz con Masón, Emma. Ambos son tal para cual.

Dicho esto, tomé mis cosas y me retiré del lugar, dejando a Emma con la boca semiabierta y a los espectadores en shock. A este punto, estaba orgullosa de mí misma. No me dejé pisotear y logré ponerla en su lugar. La verdad es que todo esfuerzo tiene su recompensa, y la mía es que ahora soy mucho más fuerte.

Caminé hacia el salón de literatura, que era mi siguiente clase y, casualmente, la que compartía con Luka, quien me había preguntado dónde me había metido.

LUKA

Antes de contarles lo que estaba pasando, debería relatar lo que ya había ocurrido. En estos días, había tenido que investigar a fondo sobre los seres mágicos, y para ello había estado en contacto con Christian, utilizando algunas de mis tácticas para obtener información. Por el momento, solo sabía lo que me había contado aquella vez en el café: los chicos se llevaban la mitad de tu vida hasta que cumplían la tarea para la que habían sido creados. Pero había dos cosas que no encajaban bien. La primera era que yo también había escrito en la libreta: "¿se supone que mi chico perfecto debería estar ayudándome con algo?" Y la segunda, ¿cuál era la tarea que el chico perfecto de Alejandra tenía con ella? Al principio pensé que su tarea era ayudarla a sentirse mejor consigo misma, pero eso ya había ocurrido, ¿no se supone que ya debía haber desaparecido?

Eran muchas las interrogantes y no encontraba respuestas. Me estaba frustrando, no lo negaba, especialmente porque solo nos quedaba la mitad de nuestra vida estimada. Eso significaba que Ale y yo podríamos morir en cualquier momento. Por esta misma razón, actuaba como si nada ante Alejandra, porque sabía que si fallaba, ella moriría feliz. —Una lágrima se deslizó por mi rostro—. No me importa si tengo que ser yo quien cargue con todo este peso, Ale ya ha pasado suficiente.

Me encontraba en la biblioteca buscando a Christian. Sabía que pasaba la mayor parte de su tiempo aquí leyendo, según él, porque "es el único lugar sin tantos adolescentes hormonales y ruidosos". Cuando leí ese mensaje, lo primero que pensé fue lo cliché que sonaba y lo segundo, que en otras circunstancias, Alejandra y él se llevarían de maravilla. Después de buscar un rato, finalmente lo encontré, y al verme, se dibujó en su rostro una sonrisa extraña.

—Luka, príncipe, ¿qué te trae por acá?

—Primero, no me llames príncipe, y segundo, sabes la razón por la que estoy aquí.

—Bueno, primero puedo notar en tu rostro que te gustó que te llamara así, príncipe —dijo mientras se acercaba a mi oído—, porque entre nosotros sabemos que yo soy tu rey, y segundo, te hice una pregunta.

Empujé su cuerpo hacia su asiento.

—A ver, señor "rey", primero no hay un "entre nosotros", y segundo, estoy excelente. De hecho, nunca he estado mejor. Déjame contarte: primero, la vida de mi mejor amiga y la mía está en juego; segundo, hay un tipo que tiene respuestas y se niega a dármelas porque eso significaría dejar de verme. En serio, estoy fantástico —dije con la mayor ironía posible—. Ahora, te lo diré claro y directo: necesito la información que llevo tiempo pidiéndote, por favor.

—Siempre tan explosivo... Dios, cada día me encantas más. Bueno, sabes que no...

Me acerqué de golpe a él y lo tomé del cuello de su camisa.

—Christian Miller, ya he tenido suficiente paciencia. Ahora hablarás ya mismo. ¿Por qué pusiste esa libreta en el bolso de Alejandra? Y más importante, ¿cómo nos deshacemos de los "chicos perfectos" que nos robaron la mitad de nuestra vida?

—Luka, suéltame, por favor. Te lo diré, pero por favor, suéltame.

—Responde, Christian.

—Suéltame.

—No lo haré hasta que respondas. ¿Por qué nos jodiste la vida poniendo esa libreta en el bolso de Alejandra?

—No... No fui yo, lo juro. Fue... la magia de la libreta. Descuidé la protección y ella buscó a alguien que la necesitara, por eso llegó a ustedes.

—¿Magia? ¿Alguien que la necesitara?

—Alejandra llamó a la libreta, y esta fue a ella para cumplir su deseo. Creí que al cumplirlo el chico desaparecería, pero no ha pasado aún.

Me quedé paralizado, pensando en lo que había dicho. Mi voz se perdió unos segundos, pero al recuperarla, solo pude formular una pregunta.

—¿De dónde sacaste la libreta?

—Luka, la verdad sobre mí y esa libreta se remonta a de dónde vengo. Luka, yo no soy un ser humano normal, soy... mágico y provengo de un lugar donde habitan seres llamados... Mahōjin.


Escribiendo A Mi Chico Perfecto [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora