Sin pensarlo, Alejandra tomó la mano de Connor, buscando desesperadamente aliviar el insoportable dolor mental que la consumía. Al instante, el dolor cesó, los recuerdos se desvanecieron y ella se encontró en un vacío absoluto, una profunda oscuridad que la envolvía.
—Hola —dijo la chica al vacío—, ¿hay alguien acá?
El dolor había desaparecido, pero ahora Alejandra estaba en un lugar sin forma ni definición, solo un negro absoluto que parecía devorar todo a su alrededor.
—Alejandra —se oyó una voz a lo lejos.
—Connor —respondió Alejandra, reconociendo la voz—, mi cabeza ya no duele, pero ¿dónde estoy?
—Estás en tu mente —dijo Connor con un tono frío—, aunque esta ya no te pertenece del todo. Al tocar mi mano, se cumplió el trato: tu mente a cambio de que tu dolor mental se detuviera.
—No entiendo nada de lo que me estás diciendo —dijo Alejandra, cada vez más confundida.
—Te lo explicaré de la forma más sencilla posible. Tengo poderes mentales y, cuando te conocí, los utilicé para bloquear el dolor que estabas sintiendo, para que no pensaras que nada raro estaba ocurriendo con mi llegada. Así, cuando llegara el día de la luna, podría robar la otra mitad de tu vida con facilidad.
Alejandra tardó varios minutos en procesar la información. ¿Robar la otra mitad de su vida? ¿Día de la luna? ¿Bloqueo de recuerdos? Era mucha información increíble de asimilar.
—¿Esperas que me crea eso? Que buena broma me has hecho.
—Ay, Ale, lastimosamente para ti, esto no es una broma.
Alejandra sabía en el fondo que Connor no estaba bromeando. Lo único que le quedaba era hacer preguntas.
—¿A qué te refieres con el "día de la luna"? ¿Y a robar el resto de mi vida si se supone que la tengo completa?
Una risa maléfica llenó el vacío.
—Mi plan fue tan bueno que no sabes absolutamente nada, Alejandra. Soy el "chico perfecto" que escribiste en aquella libreta dorada. Ahora estoy acá, robando el control de tu mente.
Alejandra se quedó en shock. Todo el tiempo había estado con alguien que únicamente quería algo de ella, no por ella misma. Las piezas del rompecabezas empezaron a encajar, y algunas cosas empezaron a tener sentido. Era difícil de aceptar, pero ella no tenía tiempo para indagar más en ello. Había algo crucial que necesitaba preguntar.
—¿Qué hiciste con Luka?
—Tranquila. Dentro de pocos minutos eso no será relevante para ti. Digamos que estás en un estado mental en el que estás perdiendo el control de tu mente mientras hablamos —hizo una breve pausa—. Si te sirve de consuelo, ese que abrazaba a Emma o el que te mandó los textos no era tu amigo. Era Tomás, el chico que él escribió. Solo que él tenía la apariencia de Luka gracias a su poder. Puede manipular la mente de las personas para que lo vean de la forma que él desea.
Alejandra estuvo a punto de decir algo más, pero se dio cuenta de algo inquietante. No podía sentir su mano derecha. Extendió el brazo y se percató de algo: su mano estaba desapareciendo.
—¡¿QUÉ COÑO LE PASA A MI MANO?! —gritó, alarmada.
—Creo que nuestra plática está llegando a su fin. Poco a poco empezarás a desaparecer, y tu mente me pertenecerá por siempre. Y sabes qué es lo mejor... No puedes hacer nada para evitarlo —Connor empezó a reír—. Si te sirve de consuelo, Alejandra, tienes labios suaves.
—¡Eres un hijo de puta! —le gritó Alejandra, furiosa.
—Muchas gracias —dijo Connor, y su voz se desvaneció. Alejandra comenzó a entrar en desesperación—. ¡ALGUIEN AYÚDEME POR FAVOR! —gritó repetidamente, pero no hubo respuesta. Estaba sola, sin posibilidades de recuperar el control de su mente o salvar a Luka y a Masón, quienes probablemente estaban siendo controlados. Todo parecía haberse ido a la mierda, y todo por escribir en aquella libreta.
—Me arrepiento tanto de haber escrito en esa puta libreta —dijo entre lágrimas—. Nada de esto hubiera pasado y Connor estaría aquí conmigo.
—Alejandra —pronunció una voz nunca antes escuchada por ella—, esto tenía que pasar para que puedas evolucionar y darte cuenta de que en ti hay más fuerza de la que piensas. ¿En serio necesito recordarte todo lo que has logrado?
—¿Quién eres tú? —preguntó la chica.
—Pronto lo sabrás. Lo importante ahora es que sepas mis intenciones. Estas son ayudarte. Alejandra, ¿en serio crees que eres débil?
—No lo creo, es un hecho. Di mi mente solo porque no podía con el dolor. Hice muchas cosas en contra de mí misma, de las que no estoy para nada orgullosa.
—Ale, necesito mostrarte muchas cosas —dijo la voz. Un cuadrado blanco apareció frente a Alejandra, y empezó a reproducir algunos recuerdos. Entre ellos, había momentos recientes, como aquella vez que se arregló después de mucho solo para ver a Connor. Antes, ese recuerdo era feliz para ella. Ahora, se sentía estúpida, ya que su mente estaba siendo manipulada en ese momento. Sin embargo, después de ese recuerdo, apareció la vez que abofeteó a Emma por burlarse de ella, de sus gustos por los libros y sobre lo ocurrido con Masón. Ese recuerdo logró sacarle una sonrisa, pues, en ese entonces, Connor no existía.
—Sé lo que piensas. Sí, algunos de estos recuerdos son después de la llegada de Connor, pero ¿qué hay de los que pasaron antes? Como cuando aceptaste la ayuda de Luka para sobrellevar el dolor, o la vez que luchaste por volver a alimentarte. Y como esa, hay muchas más. Alejandra, eres una chica fuerte que ha pasado por malas experiencias. Sin embargo, has logrado sobrellevarlo y poco a poco superarlo. Así que, si pudiste con eso, ¿qué evita que puedas con esto? Alejandra, tú eres todo menos débil.
—Yo... Yo no puedo —dijo la chica tartamudeando.
—Sí puedes, Alejandra. Yo te daré una mano y te ayudaré en todo momento.
—¿Y quién eres tú? —preguntó Alejandra.
—Soy tu poder y fortaleza, aquella que despertó cuando tuviste la libreta entre tus manos. Tal vez la libreta de la creación tenga la maldición de quitarte la mitad de tu vida y crear un ser maligno, pero también le da poder a quienes son dignos, y tú entras en esa lista. Así que, ¿salimos de acá y le demostramos al mundo quién es Alejandra Cooper?
Alejandra dudó al principio, pero decidió que la inseguridad ya no tenía cabida. La voz tenía razón. Ella había pasado por mucho y lo había superado poco a poco. Los recuerdos que la dañaron quedaron en el pasado, y lo que importaba ahora era su futuro, que desaparecería si no hacía algo para evitarlo.
—Voy a luchar y a demostrar quién soy en verdad. A la mierda, si fui manipulada para ser fuerte, ya no lo necesito ni lo necesitaré.
—¡Así se habla! Lo único que tienes que hacer es concentrarte. Cierra los ojos y déjate fluir.
Alejandra obedeció, cerró los ojos y se dejó llevar. Al principio no sintió nada, pero pronto empezó a experimentar una extraña descarga, y luego, una serie de sensaciones intensas fluyendo por su cuerpo. Su cabeza palpitaba, pero no era dolor, era una sensación nueva y poderosa.
—Lo estás haciendo genial, Alejandra. Sigue así.
De repente, los ojos de Alejandra comenzaron a emanar una intensa luz blanca. Se sentía más fuerte, capaz de hacer muchas cosas.
—Ahora usa esa energía. Libera esa energía para recuperar tu mente.
Casi automáticamente, Alejandra liberó toda esa energía, que comenzó a recorrer el vacío en el que estaba. Estaba logrando recuperar lo que era suyo.
—Alejandra, ¿qué estás haciendo? —era la voz de Connor, confundida.
—Devuélveme mi mente, Stone, y vete a la mierda —dijo Alejandra, continuando con su tarea, como si ya hubiera hecho esto antes.
—Te recuerdo que tengo el apoyo de tres personas y tú estás sola.
—En eso te equivocas —dijo una tercera voz, que Alejandra reconoció de inmediato—. También cuenta conmigo —dijo Christian, entrando en escena. Alejandra lo miró con escepticismo, pero algo dentro de ella le decía que era un aliado. Se limitó a enfocarse en el frente. Era hora de luchar, no solo por su vida, sino por la de su mejor amigo y por el chico que amaba. ¿Logrará Alejandra superar esta prueba?
—Claro que lo haré. Voy a demostrar que nadie más me va a volver a derrumbar.
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Escribiendo A Mi Chico Perfecto [Completa ✔️]
Teen FictionUna extraña libreta capaz de materializar lo que en ella se escriba. Una chica con el corazón roto. Y definitivamente mucho drama. Son los tres ingredientes principales que conforman la historia de Alejandra Cooper, una chica de diecisiete años la...