✨ CAPÍTULO CUATRO ✨

139 27 21
                                    

LUKA

—Alejandra, ¿se puede saber en dónde diablos estás? Te he buscado por todos lados.

Mentiroso, solo la buscaste en el comedor y te cansaste.

—Por favor, apenas escuches este audio, búscame. Tengo algo que decirte —una vez envió el audio, no evitó soltar una larga risa. Esto se debe a que le hice una broma. Le dije que no podría llevarla únicamente para que se levantara súper temprano y se fuera en autobús. Soy malo, lo sé, pero juro que es con amor.

Le echo un vistazo a la hora en mi reloj: las 7:30 AM. Aún es mucho para que las clases inicien, por lo que decidí mensajearme un rato con André.

Yo: Hola, guapo. ¿Estás ahí?

Respondió a los segundos.

André: Hola, todo bien, rey. ¿Y tú?

Yo: Todo súper. Me alegro por ti.

André: Me alegro más. Oye, ¿y cuándo salimos? Ya sabes, podemos ir al cine o a comer algo. Quisiera conocerte más, amigo.

Yo: A mí también me gustaría conocerte más. Y sabes que te quiero presentar a mi mejor amiga.

André: Por lo que me has contado sobre ella, muero por conocerla. Podemos planear una salida los tres.

Yo: Suena genial. Ale necesita más amigos y salir más de casa. Hemos avanzado mucho y creo que es momento de dar un paso más.

André: Espero que puedas convencerla.

Yo: Sabes que puedo lograrlo.

Escucho las puertas del comedor abrirse.

Yo: Hablando de la reina de Roma, la mocosa llegó. Te escribo luego. Cuídate.

André: Dale, Luka. Hablamos luego.

Apago la pantalla de mi teléfono y lo meto en mi bolsillo. Me levanto de mi asiento y fijo mi mirada en la persona que ingresó al comedor. Al ver a esta persona, me quedo paralizado, con la boca abierta de una forma exagerada y el corazón acelerado como si le hubiera dado tres vueltas al campo.

—Hola, un gusto. Mi nombre es...

—Tú... Tú eres el chico que escribí en la libreta. Pero, ¿cómo es posible? —fue lo único que logré decir.

—No sé de qué me hablas. ¿Libreta?

—Necesito a Alejandra... Ahora.

Rápidamente, tomé de la mano a aquel chico y juntos empezamos a buscar a aquella chica de lentes. Busqué por cada salón y nada de nada, hasta que me topé con cierta chica, la cual se le notaba que tenía los humos a tope.

—Emma, ¿qué tal? —ella se voltea a verme con una mueca extraña en su rostro—. Oye, ¿por casualidad no habrás visto a Alejandra?

—¿Y qué te hace pensar a ti que sé dónde está esa perra? —dice con recelo.

—Es que, como siempre andas detrás de ella, creí que tendrías una idea de dónde podría estar.

La cara de la pelinegra no era de este mundo, y con una mueca en su rostro, pronunció las siguientes palabras: —Jódete, maricón.

—También ten lindo día, Emma.

Sonreí internamente y seguí con mi búsqueda al lado del chico, el cual aún ni su nombre me ha dado.

Escribiendo A Mi Chico Perfecto [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora