MASÓN.
Verla tan feliz y recuperada definitivamente me alegra. Desde el momento en que entró por esa puerta no pude quitarle los ojos de encima. Aún conserva ese efecto de llamar mi atención sin hacer mucho esfuerzo. Recuerdo la primera vez que hablamos; quedé embobado.
Sin embargo, verla besar a ese sujeto solo me entristece. Debería estar yo en su lugar y no al lado de alguien a quien no amo. Lo he dicho mil veces y siempre lo diré: «yo no amo a Emma y jamás la amaré». Esto es una historia complicada.
Después de ver ese beso y cómo ambos continuaron hablando juntos como dos enamorados, caminé hacia donde estaba el alcohol. Necesitaba aliviar este dolor en mi pecho y esto me había ayudado en el pasado cuando tuve que lidiar con esta mierda.
—Masón, hermano —me dice Ryan, un compañero del instituto—. ¿Quieres un trago?
—La verdad es que uno no bastará —digo con una sonrisa fingida.
—Tienes razón, hermano. Se necesitan varios para que la noche se prenda en calor. Ten —dice pasándome un vaso. Lo tomo y sin dudarlo, doy un largo trago. Ryan solo me hace una señal de "muy bien" con sus manos.
—Masi —escucho a mis espaldas—, te he extrañado mucho.
—Emma, hola —digo amargamente.
—Vaya, alguien está de mal humor —dice irónicamente—. ¿Todo bien, Masi?
—Ya te dije que no me llames así.
—Lo siento, prefieres que te llame ¿Darki?
Al escuchar eso, siento que mi estómago se revuelve. Así solía llamarme Ale. ¿La razón? Siempre vestía de negro, y mis delineados también eran de ese color, así que empezó a llamarme Darki.
—Emma, detente.
—Acabo de cruzarme con esa perra. ¿En serio tengo que soportar su presencia acá también? —dice mientras pone su mano en mi hombro y trata de acariciar mi cabello, pero yo rápidamente la detengo—. ¿Se puede saber qué coño pasa contigo?
—Sabes que no quiero nada contigo, Emma —le digo tajante. Ella me mira con los ojos abiertos.
Rápidamente, se recupera y se acerca lentamente hacia mí. Una vez cerca de mi oreja, dice lentamente:
—Esto no se trata de que quieras o no. Recuerda que tú eres mío, de mi propiedad, y siempre lo serás así. Ya te demostré de lo que soy capaz una vez, Masón, y no quieres que eso vuelva a ocurrir. Así que mejor vamos a relajarnos y a disfrutar de la fiesta —hace una pausa—. Y será mejor que no te vea intentando hablar con la perra esa. Aún está fresco el chisme de que ustedes volvieron, así que lo mejor será que no alimentes ese rumor —se aleja lentamente y luego rápidamente besa mis labios—. Sé buen chico y disfruta. Más tarde me toca disfrutar a mí, y sabes de lo que hablo.
Me tenso al escucharla, ya que sé a lo que se refiere. Después de eso, ella se fue probablemente a ver a sus amigas, y yo quedé ahí con un vaso de alcohol en la mano. Sin dudarlo, seguí bebiendo como si no hubiera un mañana, bebí y bebí hasta perder la cuenta de cuántos vasos llevaba.
15 vasos después...
Todo me daba vueltas. Solo lograba ver las luces cegadoras girando por cada espacio de la casa. Miraba a mis alrededores: Emma hablaba con sus amigas, algunos chicos seguían bebiendo, Ale... Ella estaba abrazada a aquel sujeto con el que la vi besarse. A su lado estaban Luka y el dueño de la fiesta, sonriendo y disfrutando. Una lágrima se deslizó por mi rostro, y de repente sentí la necesidad de vomitar. Corrí hacia el baño, cerré la puerta detrás de mí, abrí el retrete y solté lo que había en mi estómago. Luego, sin darme cuenta, empecé a llorar y maldecir.
—Maldita Emma, maldito sujeto al lado de Ale, maldita vida que me trata de la mierda. ¿Por qué yo? ¿Por qué tengo que ser yo el que tiene que fingir para que los demás estén bien? Estoy harto de esto, esto...
Alguien abre la puerta repentinamente, y al ver su silueta me quedo asombrado. De cerca se veía aún más hermosa.
—Masón —dijo asombrada.
—Alejandra —le digo dibujando una sonrisa en mi rostro.
—¿Qué te pasó? —pregunta aún con el asombro plasmado en su rostro.
—Tú, Emma, la vida, todo me pasa. Estoy tan jodidamente cansado de todo esto, de estar guardando cosas en mi interior para que todos estén bien. ¿Y de qué vale? Lastimé a quien más amaba solo por una caprichosa.
—Masón, no te estoy entendiendo.
—¡QUE NO AMO A EMMA, COÑO! —grité de la frustración—. Ella buscó la forma de joder nuestra relación chantajeando a mi padre y a mí —hice una pausa, sintiendo nuevamente las ganas de vomitar. Vi su rostro, que estaba atenta a lo que decía—. Dijo que si no rompía contigo y empezaba una relación con ella, haría todo lo posible para que mi padre fuera despedido y no lo contrataran en ningún otro lugar. Iríamos a la calle únicamente por su puto capricho —dije entre lágrimas—. Alejandra, yo nunca quise herirte. Es más, ese mensaje fue escrito por Emma. Toda esta mierda es por Emma —y ahí fue cuando ya no pude soportarlo más. Bajé mi cabeza y rompí en llanto. Había estado reteniendo eso por mucho tiempo. Quería decírselo a Ale, pero no pude, ya sea porque ella no me dejó o por falta de valor.
Al instante en que bajé mi rostro, sentí la mano de Ale en mi mejilla. Luego, ella la fue bajando hasta llegar a mi mentón, levantándolo hasta que nuestros ojos se conectaron. Pude observar que ella tenía los ojos algo rojos. Sin pensarlo dos veces, me acerqué a ella y la abracé. Una vez en sus brazos, pude sentir algo que por meses no había sentido. Me sentía... en paz.
ALEJANDRA.
Sus palabras, la historia... Quería creer que era mentira, que solo era un invento, pero al verlo llorar y en ese estado, sentí que todo lo que dijo era cierto. Emma sí había hecho todo eso, y la verdad no me sorprende para nada. No tengo idea de por qué ella es así. Antes éramos tan unidas que no logro entenderlo. La verdad es que mi cabeza no estaba en condiciones para reflexionarlo. Aún estaba en shock al escuchar toda la historia.
La frase de «la vida da muchas vueltas» nunca había tenido tanto sentido para mí como en este momento. Jamás pensé que estaría abrazando al idiota que rompió mi corazón en el baño de una fiesta. Añadiendo el hecho de que está ebrio y me contó ciertas cosas, me sentí conflictuada.
—Lamento que hayas tenido que pasar por todo eso —le dije con sinceridad, pues él también había sufrido y había pasado por cosas que lo hicieron sentir horrible.
—Yo también lamento —deja de hablar por unos segundos, probablemente debido al alcohol—, que hayas pasado por toda esa mierda. No te merecías eso siendo la chica increíble que eres.
Me sonrojé un poco.
—Ale, perdóname por favor.
—Masón, yo... No tengo nada que perdonarte, tranquilo.
—Ale... Te amo —dice de repente, y yo me quedo paralizada y sin poder respirar bien—. Lo supe todo este tiempo que estuvimos separados, y aun así no podía dejar de pensar en ti.
No sabía qué decir o qué hacer. Jamás creí que esto pasaría.
—Masón, yo... —iba a decir algo, pero cuando bajé mi mirada, noté que él se había quedado dormido.
Yo también te amo, Masón. Lo supe desde que te vi en las escaleras y dudé en decirle que «sí» a la propuesta de Connor. A pesar de todo, mi corazón aún late por ti. Sin embargo, eso no significa que volveremos a estar juntos, pues con amarnos no basta.
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Escribiendo A Mi Chico Perfecto [Completa ✔️]
Teen FictionUna extraña libreta capaz de materializar lo que en ella se escriba. Una chica con el corazón roto. Y definitivamente mucho drama. Son los tres ingredientes principales que conforman la historia de Alejandra Cooper, una chica de diecisiete años la...