3. Gryffindor ataca de nuevo

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Pasaré lista, digan presente:

Creo que a lo largo de mi vida y de lo que he podido disfrutar en mis 24 años, no recuerdo haber sido partícipe de la violencia

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Creo que a lo largo de mi vida y de lo que he podido disfrutar en mis 24 años, no recuerdo haber sido partícipe de la violencia. Nunca me ha gustado resolver los asuntos a golpes siempre que puedan utilizarse otras opciones tales como las palabras para llegar a una solución. La sangre, las heridas y moretones siempre han tenido un rechazo tanto en mi cuerpo como verlas en la piel de las otras personas.

No me considero alguien para nada violento y me siento orgulloso por ello.

Sin embargo, he sido consciente que hasta el día que me muera siempre habrá excepciones, y justamente hay una asquerosa y patética excepción frente a mí, con el ceño fruncido y con una actitud demasiada impulsiva para mi gusto.

Mis ojos se encuentran fijos en el rostro del idiota que se ha atrevido a alzarle la mano a una mujer con el objetivo de golpearla, incluso sin tener en cuenta que está dentro de un espacio público y sin pensar que alguien como yo haría lo posible para detenerlo. Mi mano se cierne sobre su muñeca en un agarre fuerte y el hombre frente a mí forcejea el contacto para zafarse, lo que es totalmente en vano.

A pesar de ello, no me cohíbo de sentir una presencia nerviosa detrás de mí.

Sé que Alicia mantiene su agarre en la tela de mi camiseta, pero no digo nada al respecto. Las personas a mi alrededor son testigos de lo que puede estar sucediendo en el sector privado y aún así no son capaces de decir una sola palabra. Idiotas. He dejado a mis amigos en nuestro sector y cuando dirijo una mirada hacia el pelirrojo, éste me entiende a la perfección.

Tyler camina a paso rápido hasta dónde estoy y comienza a alejar a las personas curiosas.

—¡Aquí no hay nada que ver, gente! ¡Sigan tomando y emborrachándose hasta el amanecer! —grita y el grupo de personas comienza a dejar su indiferencia en el pequeño espectáculo y regresan su concentración a seguir disfrutando de la música y el ambiente que les otorga la discoteca.

Creo que habrá un momento de paz para poder llegar a un consenso entre personas maduras, pero tal parece que aquí no es el caso. Menos cuando el rubio vuelve a forcejear.

—¡Suéltame, imbécil! —musita, pero no acato su orden— ¡Que me sueltes!

—Pretendes ignorar cuando una mujer te pide lo mismo, ¿y ahora te quejas porque hago lo que tú has hecho? —pregunto con ironía— ¿No crees que es un poco hipócrita de tu parte?

—¡¿Y a ti qué demonios te importa?! Lo que haga o no con mi novia debería valerte una mierda. Métete en tus jodidos asuntos y a mí déjame en paz.

Cuando la palabra "novia" sale de su boca no puedo evitar mostrar un gesto de sorpresa en mi rostro. Frunzo el ceño ante la confusión y giro un poco mi cabeza sobre mi hombro para ver a la rubia a mi espalda. Alicia tiene la mirada hacia el piso y al no desmentir lo que acaba de decir el rubio, acepto que no está mintiendo.

No estabas en mis planes © [1.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora