5. No se trata de mentir para convivir

3.4K 439 761
                                    




Digan presente, linduras:

No entiendo la razón por la que mi respiración se entrecorta cuando noto que la camioneta se detiene

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No entiendo la razón por la que mi respiración se entrecorta cuando noto que la camioneta se detiene. De reojo puedo ver que hemos estacionado frente a una cafetería y carraspeo un poco nerviosa al sentir la mirada del pelinegro sobre mí. Me rasco la ceja ante la ansiedad y llevo un mechón de cabello detrás de la oreja antes de atreverme a girar el rostro hacia Carson.

La sonrisa con la que me recibe no es para nada tímida. Muestra toda la hilera superior de sus dientes y debo obligarme a contar hasta diez para poder calmar los latidos desenfrenados de mi corazón.

Necesito ir al doctor.

—¿Entonces...?

Ante mi falta de inteligencia para iniciar una conversación, Carson aprovecha en salir de la camioneta. Sin pensarlo suelto un suspiro que me ayuda a calmar los nervios y restriego mis manos sobre el jogger gris antes de dar un sobresalto cuando noto que la puerta a mi derecha se abre.

Vuelvo a observar la dulce sonrisa del pelinegro.

—No es necesario que-

—No me molesta abrirte la puerta, Alicia —me corta antes de poder completar la oración y me extiende su mano— Además, es agradable saber que caminas a mi lado. ¿Vamos?

No evito mostrar mi sorpresa cuando escucho sus palabras. No me gustaba ser tan evidente a la hora de recibir ciertos cumplidos. Era penoso darme cuenta lo poco acostumbrada que estoy de tenerlos todo el tiempo.

Por lo menos no con el ritmo que Carson me los decía.

Mis ojos viajan a su mano estirada en mi dirección y debo meditarlo por lo menos por unos cuantos segundos antes de armarme de valor para que mis dedos toquen los suyos. La suave caricia permite que nuestras palmas se junten y siento como mi rostro comienza a tornarse caliente ante el momento tan íntimo para mí.

—Eh... —bajo tan rápido como puedo de la camioneta y cierro la puerta dejando mis brazos detrás de mi espalda— No es necesario que vayamos de la mano, ¿no? —carraspeo para que no termine notando el temblor que acompaña mis palabras.

—Claro —finjo no percatarme el tono de decepción a la hora de hablar y gira el rostro hacia la cafetería— Entremos. Don Braulio ya nos está esperando.

Asiento sin decir nada más. Me mantengo al lado de Carson a la hora de caminar y éste abre la puerta del establecimiento para mí a la hora de entrar. Observo cada detalle del interior y sonrío al reparar los colores completamente sincronizados respetando la triada en diferentes tonos y saturaciones.

—Me gusta.

—¿El qué?

—Los colores —respondo aun observando el techo.

—Oh. Don Braulio habló sobre la ¿triangulada? ¿triadada?

—Triada cromática. Pueden ser tres colores que tiene cierta característica similar pero no siempre están juntos en otras combinaciones porque lo alternas con la regla de los tres colores, que es algo parecido, pero en esta regla escoges un color principal y luego dos complementarios que-

No estabas en mis planes © [1.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora