I can't believe there's something left in my chest any more
But goddamn, you got me in love again
Magnus POV
Magnus amaba Halloween. Le encantaba la ropa excéntrica, y aunque sabía que era bastante estereotipado, le encantaba un buen disfraz sexi. Era obvio, siendo su disfraz un traje de piel negro pegado a su cuerpo, que sabía que le hacía ver como un dios, recalcando todo lo correcto en su cuerpo.
Además, le encantaban los dulces, así que sus planes de robo de esa noche no eran como los que normalmente hacía.
Elegantemente se dejó caer al suelo, y salió a las calles, donde vio a niños pequeños y no tan pequeños disfrazados, corriendo felices con sus dulces.
Nadie le miro demasiado, nadie le acuso de ser un ladrón. Esa noche no.
Camina hasta llegar a una cerca de metal de estilo gótico, golpeando sus garras contra el metal de la inmensa casa que es parte de la historia de la ciudad.
Ya casi todo ahí eran departamentos, pero no ese lugar. En los escalones se encuentra una bolsa de terciopelo llena de dulces, con un letrero que dice "toma uno, por favor", con una caligrafía perfecta.
Magnus resopla viendo a un grupo de niños pasar a su lado corriendo, para tomar un dulce. "Toma uno", se ríe en su mente, sabiendo que el dueño de ese edificio, la Reina Seelie, podría pagar un suministro de dulces para un año entero a cada niño que llegara a sus escaleras.
Magnus mira a su alrededor, en ese momento no había niños en la casa, la mayoría estaban viendo una exhibición en la casa de al lado. Aprovechó la oportunidad, y entró por la reja, sacando una canica de su bolsa y la arrojándola a las escaleras. De ella salió una luz que hizo que la cámara de la entrada dejara de funcionar.
– Bueno, – Magnus se dice a si mismo, sonriendo y caminando hacía la bolsa. – Eso debe bastar. –
Había sido una compra impulsiva de su casa de compras favorita en la ciudad. Un dispositivo que detectaba cámaras cercanas y las hacía dejar de funcionar. Claramente una buena inversión.
Magnus tomó la bolsa de terciopelo llena de dulces y se la echó al hombro. Bajó felizmente por los escalones para unirse al resto de gente, justo al salir, la pequeña pelotita se autodestruyó, como Magnus había planeado.
Tenía algunas canicas más en su casa, sabía que serían de gran uso en la próxima semana cuando la Reina Seelie saliera de viaje a Paris, y Magnus volviera, para esta vez, robar algo más valioso que dulces.
Magnus prácticamente saltó por las calles, regresando al callejón donde había bajado. Sacó su arpón y lo disparó para caminar por la pared del edificio para subir al techó, con su otra mano sosteniendo su bolsa de dulces.
Al llegar al techo comenzó a revisar la bolsa, tirando los dulces corrientes. La mujer era rica, definitivamente podía comprar dulces de mejor calidad.
Saltó de emoción cuando finalmente encontró sus chocolates favoritos.
– Esto es a lo que me refiero, – Magnus dijo, dejando la bolsa en el suelo, y sentándose en el borde del techo, abriendo la barra de chocolate y disfrutando de la vista mientras comía su dulce.
El sol ya se estaba ocultando, amaba ver como se escondía el sol, los colores en el cielo, y la sensación de ser el afortunado de poder tener la ciudad a sus pies
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El Gato y la Araña (MAlec AU)
AdventureLas aventuras entre Alec Lightwood, el amigable vecino Hombre Araña, y Magnus Bane, el famoso ladrón reconocido mundialmente, el Gato Negro, y sobre como poco a poco se va formando una bonita historia de amor en los tejados de las oscuras noches de...