But you'll never be alone, I'll be with you from dusk till dawn...
Alec POV
Alec se quedó fuera, escuchando con su oído agudizado a través de la ventana, con sus dedos pegados al costado de un edificio. El Gato se encontraba dentro, atrapado infraganti, pero sin duda a propósito; probablemente como parte del juego que había iniciado hace tiempo de robarle al peor villano de la ciudad: Valentine Morgenstern.
Decían que Valentine había puesto explosivos alrededor de sus oficinas, sin duda prefiriendo volar en mil pedazos su imperio antes de permitir que alguien le robara. Obviamente el Gato había decidido probar ese rumor y hasta ahora parecía ser solo un chisme que se corrió por la ciudad para espantar a cualquiera que se atreviera a meterse con él.
El Gato le había vaciado ya varias cuentas. Alec sabía que el Gato no se quedaba con todo, ni siquiera con la mitad. Era otra de las cosas que le hacía agradarle el villano. En otra ocasión le había robado unos archivos que había vendido a su competencia. Por lo que Valentine estaba más que enojado y buscando venganza contra el gato.
Valentine se encontraba dando su típico monologo de villano, de esos que les encantaba dar antes de matar a alguien. Su monólogo se detuvo cuando a vio a el Gato atacar a sus guardias de seguridad, dejándolos inconscientes en el suelo, y enterrándoles sus garras. Valentine a penas le estaba apuntando, cuando el Gato se deslizó rápidamente a través de una ventana abierta, con gran agilidad y aterrizando como si nada hubiera pasado.
– ¡Hola, Arañita! – le gritó, mientras pasaba a su lado, para continuar corriendo por la calle.
Alec aterrizó sobre la calle, vacía por la hora que era, y alcanzó al Gato.
– No tenías que seguirme, sabes, – el Gato le dijo.
– Podías haber necesitado ayuda, – Alec le contestó, tomándolo de brazo para detenerle.
El Gato sonrió, soltándose del agarre de Alec. – No seas tontito, – le dice, apretando su nariz sobre la máscara. – La ayuda es para los niños. –
Y comenzó a correr nuevamente, saltando sobre la parte trasera de un camión de carga, para usarlo de impulso para saltar sobre la pared de un edificio. Alec, maldiciendo bajó, lanza una telaraña para alcanzarle y quedar cara a cara con el Gato.
– Si sigues robándole, vas a terminar herido. O peor, muerto. Lo he visto. Ni siquiera yo he podido detenerle, – Alec le dice, rogando porque el Gato le escuchara.
Valentine era prácticamente intocable. Robaba y mataba, y era el jefe del crimen mayor de la ciudad. La Araña ya le había intentado detener en otras ocasiones.
– No te preocupes, cariño. Tengo nueve vidas, recuerda, – el Gato le dijo, poniendo su mano sobre el brazo de Alec. – Y lo siento. –
– ¿Qué sientes? – Alec a penas terminaba la pregunta, cuando sintió como él Gato le enterraba sus garras en su hombro, para impulsarse y saltar hacía otro edificio.
Alec maldice cuando el impulso le hace caer del edificio, solo salvándose de golpear el suelo al lanzar una de sus telarañas. Lanza otra telaraña, para intentar alcanzar al gato, pero al llegar al techo, el Gato ya no está por ningún lado.
– ¡Mierda! – Alec grita, dando vueltas buscando al Gato.
Se deja caer en el piso, sentándose, maldiciendo al gato por huir así y no escucharle. Por arriesgar su vida solo por dinero y secretos, y por no tomarse en serio las amenazas de Valentine.
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El Gato y la Araña (MAlec AU)
AdventureLas aventuras entre Alec Lightwood, el amigable vecino Hombre Araña, y Magnus Bane, el famoso ladrón reconocido mundialmente, el Gato Negro, y sobre como poco a poco se va formando una bonita historia de amor en los tejados de las oscuras noches de...