11. Tu eres un lujo

233 38 7
                                    


Alec le sujetó de la cadera, recargándole sobre la una torre de agua, con las piernas de Magnus enredadas en su caderas, manteniéndoles unidos. La máscara de Alec levantada justo arriba de la boca, con los labios pegados a los de Magnus, y sus lenguas entrelazadas dentro de sus bocas.

Son como una típica pareja de jóvenes enamorados en típica una cita, colgados sobre una torre de agua. Bueno, no es nada típica la cita, pero tampoco lo es su pareja.

Y técnicamente tampoco es una cita. Alec se encontraba siguiendo una potencial venta ilegal de armas, cuando se encontró a Magnus robándoles a esos mismos delincuentes.

– Te deje una notita diciéndote lo que haría esta noche y que quizá llegaría tarde, – Magnus le dijo, jalando la bolsa de dinero que cargaba con su mano desocupada.

– La nota decía que ibas de a una compra, – Alec le replicó.

Magnus solo se encogió de hombros. – Bueno, no mentí. Vine a una compra de armas ilegales. –

Alec soltó una risita, y por ello, los delincuentes les vieron. Alec y Magnus les vencieron fácilmente. Después dejaron el dinero en la casa de una mujer que había perdido un hijo por culpa de esos mismos delincuentes, hace algunas semanas.

Y así es como habían terminado ahí, colgados de la torre de agua, besándose. Llevaban más de media hora besándose, ya contaban con bastante experiencia y la posición no les era incómoda.

– Deberíamos irnos, – Alec le dijo, cuando Magnus comenzó a bajar sus labios por su cuello.

Magnus asintió con un murmuro, sin dejar de besar el expuesto cuello de Alec. Alec comienza a bajarles lentamente por la telaraña, hasta llegar al suelo de la torre de agua, con Magnus aun entrelazado a su cuerpo.

– ¿Qué te parece si irrumpo en un lujoso hotel y tu vienes a atraparme, Arañita? Prometo dar pelea, – Magnus le dice, aun besándole. Era demasiado tentador.

– O podemos ir a mi departamento, o al tuyo, aunque podría decirse que los dos ya son tuyos. –

Magnus soltó una risita. – Al tuyo. Ya llevo bastante sin ir a mi penthouse, – Magnus le dice, acariciándole con sus garras el pecho.

– Mi departamento, entonces. Ya después irás al tuyo, – Alec le besa suavemente.

– Okey, vamos a casa, – Magnus dice.

Y ahí Alec se da cuenta que su departamento es el hogar de ambos últimamente. No es que Alec no disfrute de hoteles lujosos o el increíble penthouse, pero Alec es un hombre simple.

Y en su corazón, Magnus también lo es. A pesar de la ropa cara y extravagante, y su gusto por cosas únicas.

Magnus nunca fue realmente rico. Si, roba, y le va bastante bien. Pero siempre da más de lo que se queda. Sus raíces son humildes, y hasta su muerte, su madre siempre le insistió que eso era lo más importante. Usa cupones y no compra cosas nuevas hasta que las viejas no sirven.

Alec creció con algunos lujos cuando era niño, hasta que su padre les abandonó y su madre tuvo que empezar de cero. Así que está más acostumbrado a compartir. Pero tampoco podía negar que a veces le gustaba una ducha lujosa, o el material de seda contra su piel.

Cualquiera disfrutaba de un lujo de vez en cuando, pero al final del día, ambos disfrutaban más de el hogareño departamento de Alec.

Incluso aunque ocasionalmente Magnus se quejara de lo pequeño que era, le llamaba hogar. Claramente Magnus no tenía ningún problema con el lugar.

– No te quedes atrás arañita, – Magnus le dijo, corriendo hacía la orilla del techo, dándole una bonita vista a Alec de su trasero.

– Desde aquí se disfruta la vista, – Alec dijo, haciendo sonreír a Magnus.

El regreso a casa fue rápido. Alec rápidamente se cambió el traje por unos short deportivos y una playera vieja del Hombre araña, mientras que Magnus continuaba revisando el closet, el cual, actualmente se encontraba más lleno de ropa de Magnus que de él.

Otra de las razones por las que prácticamente decía que vivían juntos. Magnus tenía sus cosas ahí, y Alec quería que dejara de ser un "prácticamente" y se volviera oficial.

Quería que ese se volviera el hogar de ambos. No solo su departamento. El departamento de ambos. Alec sabía que Magnus nunca había tenido un verdadero hogar desde que su madre había muerto, y le quería dar uno. Quería construir una vida con él en ese lugar.

Quería que Magnus tuviera un hogar permanente, y se lo iba a dar.

– ¿Múdate conmigo? – Alec lo dijo, más como una pregunta que como un deseo.

Magnus se congeló, terminándose de poner una de esas camisetas cortas que volvían loco a Alec, viéndole, sin decir nada por unos segundos.

– ¿No es un poco sospechoso que uses una playera del hombre araña? – Magnus le pregunta, restándole importancia a la pregunta de Alec.

Alec se encogió de hombros. – Nadie pensaría que el hombre araña usaría su propia mercancía, – dijo, antes de volver al tema principal. – Ahora, creo que deberías mudarte conmigo–.

– Soy difícil de mantener, – Magnus contestó, caminando hacía Alec.

– No, no lo eres, – Alec negó. Eso era lo que quería que pensara la gente de él. Pero Alec no era esa gente. Era el único que había logrado atravesar por las paredes que Magnus había construido en su corazón. El único que realmente le conocía.

– Aun tendría que mantener mi penthouse como almacén, – Magnus terminó de cerrar la distancia entre ellos. – No queremos otro incidente como el del Monet. –

Alec rio, poniendo sus manos en la cadera de Magnus.

– Era un Matisse, – Alec le corrigió, recordando la pintura que estuvo un tiempo colgada en su pared, hasta que Magnus la llevó a su almacén. – Y no me importa. Si prefieres podemos mudarnos a tu penthpuse, como tu prefieras. Yo solo sé que quiero vivir contigo. –

Siempre dejaba a Magnus decidir, aunque Alec casi siempre estaba seguro de sus respuestas.

Y Magnus negó. – Este es nuestro hogar. El penthouse solo es un penthouse, –

– ¿Eso es un si? –

Magnus asintió, inclinándose para besarle corta y dulcemente. Alec no dejó de sonreír, levantando a Magnus del suelo y girándolo alrededor. Las piernas de Magnus se enredaron en su cadera automáticamente, contagiado por la felicidad de Alec.

– ¿Eso significa que vas a comenzar a usar la puerta principal? – Alec bromeó, llevando a Magnus a la cama, dejándole caer, y colocándose encima de él.

Magnus sonrió, atrayéndole más cerca de su cuerpo. – Nunca. –




Perdón por desaparecer. 


Capítulo cortito pero lindo <3

El Gato y la Araña (MAlec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora