9. El ladrón que robó mi corazón

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Alec POV

Alec bufa, mientras usa sus manos para subir por la escalera de emergencia. Corre por ella, hasta llegar a su piso, y mira el cielo. Esa noche no hay estrellas, pero si puede ver las luces de unos helicópteros volando.

Estira su espalda, sintiendo como sus huesos truenan al estirarse, y un dolor en su brazo le aparecía. Maldita lagartija y sus afilados dientes.

Abre la ventana que, según él había dejado con seguro, y agradeciendo por que estuviera abierta. Cae sobre la suave alfombra de su sala, con poca agilidad por la herida en su brazo. Camina hacía la cocina para buscar un vaso de agua y su botiquín de primeros auxilios.

– Hola, Arañita, – su voz favorita en el mundo le susurra al oído, sintiendo el cuerpo caliente de Magnus contra su espalda.

Alec solo sonríe, sin preocuparse por el extraño, o porque su instinto arácnido no le hubiera advertido. Ahora cobraba sentido su ventana abierta.

– Hola Gato, – le contestó, rara vez usando ese nombre cuando estaban solos como ahora.

– ¿Una mala noche? – Magnus le preguntó, enterrando su rostro en el cuello de Alec, haciéndole temblar. Magnus sabía como susurrarle al oído y respirar en su cuello de una forma que le volvía loco.

– Ya mejoró, – Alec le contestó, tomando la mano enguantada de Magnus.

El traje le decía que Magnus no llevaba mucho tiempo ahí, quizá solo unos minutos más que él. Sacó su botiquín y se giró hacía Magnus, congelándose de terror al ver su rostro, quitándose su guante rápidamente para tocar delicadamente la mandíbula de Magnus.

– ¿Qué te paso? – Alec le pregunta suavemente, pasando sus dedos por el pequeño corte.

Magnus solo se encoge de hombros, mientras Alec sube su mano para llegar al antifaz, y lanzarlo sobre la mesa de la cocina.

– Un lacayo idiota de la Reina Seelie sacó un cuchillo, – Magnus dijo, quitándose sus guantes y acariciando la cintura de Alec. Aunque no le dijo lo que estaba haciendo para que se ganara un cuchillazo. – Y creo que yo debería preguntarte lo mismo, cariño, – Magnus señaló los arañazos en el cuerpo de Alec, acariciándolos con suavidad.

– El lagarto, – Alec LE dijo, y Magnus entendió. – Estoy bien, – Alec susurró, pero Magnus no dejaba de ver sus heridas. Alec levantó el rostro de Magnus y besó sus labios, a pesar de aun tener la máscara puesta.

Los labios de Magnus respondieron, sacando la lengua, sintiéndose como algo nuevo al tener la tela entre ellos. Alec hizo un sonido necesitado, y comenzó a quitarse la máscara.

– Lo siento, – Magnus dijo, soltando una risita, y ayudándole con la máscara que siempre se le atoraba en las orejas.

– Nah, esta bien. Solo que nadie había intentado darme un beso de lengua con la máscara puesta, – Alec soltó una risita, finalmente lanzando la máscara al suelo.

Magnus rio, acercándose de nuevo para besarle, y tomándole de los costados, haciendo que Alec brinque por el dolor.

– Primero hay que curarte, Alec – Magnus le dijo. Su corazón da un salto como siempre lo hace cada que Magnus dice su nombre. Se sentía tan nuevo, estar así.

Magnus sentó a Alec en el reposabrazos del colchón, y le hizo quitarse el traje hasta la cintura, mientras sacaba solución antiséptica y gasas del botiquín.

Magnus se volvió hacía Alec, encontrándole con el pecho desnudo, perdiendo la mirada en él. Alec soltó una risita.

– No quiero que se me infecte solo porque te pusiste cachondo, – Alec dijo, con una sonrisa, haciendo que Magnus gire los ojos, pero comenzara a trabajar.

El Gato y la Araña (MAlec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora