Capitulo 14

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─Raven Brooks Dyer, hay muchas preguntas que tengo que hacerte─ le digo claramente.

─Púdrete─ me responde.

El piano que se encuentra a mi lado empieza a tocar por si solo y de alguna manera se escucha la madera del suelo sonar como si alguna de las dos pisara. Sus pupilas se empiezan a dilatar y su cabello sigue con ese aspecto amenazante ─Relájate─ tiendo mis manos al aire en gesto de rendición ─no moveré ni un solo musculo que no sea mi boca, después te practicare tu exorcismo.

─ ¡Cállate!─ me grita con evidente furia.

La pequeña libreta que está a sus pies vuela a mi dirección, pero yo solo alzo mi mano enfrente de mi cara y tomo el objeto ─Se necesita más que la telequinesis para callarme... ─ empiezo a hojear la libreta y recito un verso en latín ─... Beatius est magis dare quam accipere.

Puedo sentir como el ambiente se aligera un poco ─ ¿En qué me quede? Ah sí...

─Te he dicho que...─ sus ojos se contraen y se lleva sus manos a su garganta.

Yo muevo mi índice de derecha a izquierda con un poco de gracia ─No lo intentes. El verso que acabo de decir, es para evitar tus pequeñas rabietas, o al menos por un tiempo─ miro mis pequeñas uñas mientras me acomodo en el asiento del piano ─Genial. Siempre he pensado que son increíbles las personas que son buenas con el pánico escénico. Pero más allá de eso, es sorprendente el hecho de que existen personas que les encanta estar arriba de uno, con miles de millones de espectadores. Es decir... ─ la miro amablemente ─no todos comparten el mismo sentimiento de pertenecerse a si mismos.

─ ¿Qué mierda es lo que quieres de mí? ─ dice con un gruñido.

─Solo tres cosas─ muestro el índice ─Entender cómo es que te relacionaste con un demonio. Por mucha ira o envidia que tuvieras no es para que llegue a tal grado ─saco el dedo de medio ─ ¿Qué es lo que buscas de los fantasmas? ¿Acaso no te basta con robar la esencia de los vivos? ─ y levanto el dedo anular ─Y la más importante, ¿Dónde está Daphne?

Un silencio invade el lugar durante un momento y me quedo callada. Raven esta tan quieta que podría parecer una estatua ahora mismo, pero poco a poco las comisuras de sus labios se levantan en un Angulo aterrador. Su sonrisa se rompe en pequeñas risas, y termina en carcajadas. Yo suspiro sin otra opción ─Quería poder hablar tranquilamente antes de provocar un alboroto─ digo mientras ella se dobla de la risa aun ─pero por lo visto, tendré que sacarte la información a la fuerza─ me encojo de hombros, y acomodo mi rosario en mi mano derecha al instante en que la junta con la izquierda con mis palmas abiertas:

Señor Jesucristo, Verbo de Dios Padre,

Dios de toda criatura... (Verso que se usa en la iniciación en un exorcismo, véase el capitulo 7)

Tu, no eres quien para hablar exorcista─ su voz suena a ella y a la vez de quien está adentro.

─Tal vez─ concuerdo con lo que dice la poseída ─ ¿Pero qué te hace pensar que tu si lo tienes, demonio?

Una pequeña risa seca sale de su boca ─Mas de lo que crees.

Me vuelvo a encoger de hombros ─Yo solo cumplo con mi trabajo.

─No te lo permitiré─ esta vez, es Raven la que habla.

Yo inclino levemente mi cabeza a su dirección desconcertada por su comentario ─ ¿Disculpa? ¿No iras a decirme que no quieres deshacerte de esa cosa, o si?

Una sonrisa se asoma al momento en que su cabello cubre su ojo derecho ─No soy como esos estúpidos que necesitan de gente como tu─ la forma en que dice "tu" suena lo suficiente ácida para saber cuánto es su desprecio. Lleva sus manos a ambos lados, dándole una especie de satisfacción por el lugar donde estamos ─Es mejor así. No más presión, no más subestimaciones─ su cara va hacia atrás, justo cuando sus ojos se cierran e inhala profundamente ─no más control sobre mí. Libertad absoluta─ ojos negros son lo que me miran. ─Tienes que estar bromeando─ digo con absoluta falta de humor.

La ExorcistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora