✩𝚐𝚘𝚛✩𝚏𝚘𝚋𝚒✩

310 33 8
                                    

- Nunca quise que me vieras así - se lamentó.

- Lo sé, tontito: ignoraste mis mensajes y llamadas por más de dos semanas.

Jisung se había acostado sobre el pecho de su novio, en la cama de su habitación. El mayor le acariciaba el cabello mientras él escuchaba sus latidos. Ese marcapasos que componía para él canciones más que tranquilas, contrarias a las suyas...

- Lamento ser tan egoísta.

- No digas eso - pidió con tristeza - Está bien si necesitas un tiempo para ti; el que debería disculparse soy yo: nunca vine a ver si acaso seguías vivo.

- No tenías porqué.

- Claro que sí: eres lo más importante en mi vida, pequeñito.

- No me gusta sentirme pequeño...

- ¿Agorafobia...?

- Puede ser...

- Está bien, cariño... No te llamaré más así.

Jisung siempre se ha sentido inexistente. Hay un universo sobre él: claro que es la partícula menos importante de la galaxia.

Cuando se siente pequeño, se esconde en el armario. Se hace bolita, llora y luego intenta cantar para tranquilizarse. Le tiene miedo a los lugares grandes y abierto: siente que morirá, aunque suene descabellado, no es algo que pueda evitar. Le tiene miedo a los lugares grandes y abiertos, pero aún así toda su ropa es enorme.

Pero se siente bien entre los brazos de Chan: es un espacio que puede llenar y eso lo hace sentir seguro.

- Es verdad... Te traje un regalo - recordó Chan de pronto. Se puso de pie tras acomodarlo con cuidado a un ladito, y buscó su mochila por la habitación, a un lado de la puerta, donde la dejó al llegar. De ella sacó un pequeño rectángulo envuelto en papel de regalos color amarillo y se lo entregó. - Debes prometerme dos cosas antes de que te lo de - advirtió. - Primero que nada: promete que será tu primer recurso cuando te sientas perdido y no puedas hablarme, ¿de acuerdo?

- ¿Cuál es la segunda...?

- Que jamás serás un escritor fantasma.

Jisung asintió. Para Chan fue suficiente. Sabía que su bebé no tenía fuerzas para hablarle todavía. Así que le entregó el regalo y esperó a que lo abriera.

- Una... Una libreta...

- La hice yo - sonrió con orgullo. - Tiene algunas páginas con indicaciones especiales por si las necesitas y... También te escribí algo, pero es mejor que lo leas después... Puedes usarla para todo: dibujar, escribir... Llenarla de garabatos, lanzarla contra la pared... no lo sé, lo que necesites.

- Chan... Sabes que... Las cosas más bonitas que ha hecho alguien por mí, las hiciste tú... Gracias por eso...

- No quiero separarme de ti nunca, Jisung... Quiero estar para ti, pero... Quizá no sea lo que quieres...

- ¿Crees que no confío en ti...?

- Creo que tu situación es relativa a la confianza... Creo que en serio me amas y tienes mucho miedo también... Es complicado...

- ¿Entonces sí sabes que te amo?

- Lo supongo... Pero si me comieras la boquita, estaría completamente seguro.

- Tu boca es demasiado bonita como para ser profanada por la mía.

- Cariño, eres lo más bello que conozco: conviertes lo perfecto en etéreo con tu simple presencia...

- ¿Puedes dejar de coquetearme...? Estoy triste... No puedo besarte.

- ¡Ah! Te traje otro regalo, mira - sacó del bolsillo lateral de su pantalón un pequeño esmalte para uñas color negro. - ¿Puedo...?

- Está bien - sonrió con sinceridad por primera vez en demasiado tiempo.

- ¿Sabes? Amo tus manitas con todo mi corazón.

- Yo te amo a ti - se le escapó decir. Y Chan le creyó porque había escuchado - y comprobado - que las personas tristes y con sueño no pueden mentir. - También te escribí algo... Como si fuésemos un par de muchachos ingleses que intercambian cartas en el año 1847 o algo así... Quizá lo hice solo porque me sentía lejos, en un viaje en barco, perdido en medio del mar... Y creí que no volvería a verte...

- Es... La metáfora más acertada que escuché en mi vida... Eres tan listo...

- No lo soy - soltó una risita... Algo que le decía a Chan que en verdad su novio no se sentía mínimamente listo, sino todo lo contrario. - Mi cabeza es estúpida.

- No trates así a tu cabecita...

- No es cabecita, es cabezota. Soy un cabezón, ¿por qué crees que toda mi ropa es mínimo tres equis ele? No me entraría de otra forma.

- ¡Jisung! - no pudo evitar reírse, por más que sintiese la crueldad detrás de aquellos chistes. - Basta, tu cabecita es preciosa... Te daré tres besitos en la frente para que no se te olvide.

- Mi cabeza me hace pensar cosas horribles, Chan... a veces no sé si es mejor cortarla o simplemente sacarme el cerebro...

- Puedo sacarte de ella si tú quieres...

- ¿Eso es posible...?

- Te besaré hasta que lo olvides todo.

- ¿Y si mejor me haces un bebé?

Chan se hizo hacia atrás automáticamente, sorprendido. Olvidó por completo su intento de seducir al chico y sus mejillas se tiñeron completamente de rojo. Jisung se sonrojó también después, al caer en cuenta de lo que acababa de decir.

- ¿Lo dices en serio...? - quiso saber, solo por si acaso.

- Yo... Bueno, es por una buena causa...

- Pero tú... ¿Tú quieres "eso" conmigo...?

- Yo quiero todo contigo.

- ¿Todo...?

- Como si fueses la galaxia ofreciéndome todas y cada una de sus estrellas: quiero que lluevan en mi cielo. Y porque... es verdad: tengo miedo, Chan... Tengo demasiado miedo y estoy cansado de tenerlo siempre... Te necesito...

- Mi vida... - Chan, como era costumbre, decidió ocultar su tenue llanto en el hombro de su novio. Se sentía de pronto conmovido y también un tanto feliz... Jisung estaba pidiéndole ayuda por primera vez... Ayuda en serio... - Te ayudaré a remplazar tus recuerdos tristes por cosas bonitas... Te abrazaré hasta que te sientas seguro.

- Siempre me haces sentir seguro, Chan... tus besitos curan y protegen cada palabra que se niega a salir por mi boca... Chan, yo... Soy como un niño que nunca aprendió a llorar en público, pero... solo estás cerca y siento que puedo hacerlo... Me haces vulnerable y eso me gusta, por alguna razón...

- No eres vulnerable, mi amor... Tú eres el hombre más fuerte y valiente que conozco.

- ¿Y me vas a hacer un bebé?

- Te haré un bebé, sí.

- Pero Chaaaaaaaaan... Yo lo quiero ahora - puchereó.

- Ahora no se puede: debes descansar...

- He dormido por demasiado tiempo ya... pero está bien si no quieres...

Jisung siente presión en su pecho. No puede respirar, pero no porque el aire sea insuficiente, sino porque no llega a sus pulmones... Quiere llorar porque siente espasmos pequeñitos por todo su cuerpo cuando Chan se levanta de su cama y revisa su habitación. Jisung tiene miedo de lo que pueda encontrar ahí.

Siente demasiado dolor en todos los sentidos y ese mismo pensamiento hace que no aguante más y las lágrimas caigan por sus mejillas, mojando sus tupidas pestañas negras.

A su garganta se le escapa un chillido cuando Chan abre su cajón secreto... Se siente mareado, con vértigo, sin un gramo de fuerzas...

Jisung desearía desaparecer en ese instante...

Sammy ・:*:・✿ Dҽρɾҽʂʂισɳ/ƚƈα [ChanSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora