𝚕✩ 𝚌𝚞𝚎𝚟✩ 𝚍𝚎𝚕 𝚘𝚜𝚒𝚝𝚘 𝚋𝚎𝚋𝚎́

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El sueño de Jisung es algo que debe respetarse. Le cuesta dormir, pero es muy fácil despertarlo. Esa fue una de esas mañanas en las que nadie tuvo respeto por sus horarios.

- ¡¿Cuándo te lo hiciste?! - gritaba su madre desde detrás de la puerta, y Jisung no sabía con quién discutía, pero ya podía suponer que era con MinHyuk.

- No es para tanto - respondió YeonJun indiferente. - Yo también tengo uno.

- ¡Eres menor de edad! ¿Qué irresponsable tatuador te hizo eso? Lo voy a demandar.

- ¡Mamá! - lloriqueó Sunoo. - Por favor, no peleen... Jisung está durmiendo.

- ¡Tú cállate! ¿También tienes un tatuaje?

- A ver, madre - le llamó la atención MinHyuk. - Esto no es con mis hermanos, es conmigo.

- Háblenle a Jisung - ordenó ella. MinHyuk no se movió y YeonJun solo giró los ojos, manteniéndose de pie con los brazos cruzados. - Sunoo, háblale a Jisung.

Jisung, al escuchar nuevamente la petición, salió por su propia cuanta del escondite que su habitación representaba. Su hermanito menor lo miró preocupado desde el extremo contrario de la sala, como si quisiera pedirle que arreglara todo eso. Porque Jisung lo sabía: los gritos y discusiones de su familia nunca terminaban en algo bueno.

- Buenos días - saludó como si nada. - ¿Ya desayunaron?

- ¿Qué horas son estas de despertar? - retó su madre ante el silencio de todos los demás.

- Me dormí tarde - fue honesto. Quería verse tranquilo, seguro, inflexible.

- ¿Tú sabías que tu hermano tiene un tatuaje?

- Sí - se rió. - Es muy bonito, de hecho.

- No es bonito - le dejó en claro. - No quiero delincuentes en mi casa - se dirigió a YeonJun y MinHyuk.

- Pero tampoco quieres maricones - añadió Jisung. - Creo que te quedaste sin hijos.

YeonJun se rió desde su esquina, a lo que la mujer lo miró mal. Y de pronto a MinHyuk dejó de importarle el tema porque al final eran simples cómplices. Sunoo miró con un poco de pena a su hermano YeonJun, que estaba cerca, porque sabía que era el más jodido en esa casa, pero también al que menos le importaba lo que pudieran decir de él. YeonJun era seguro de sí mismo y le causaba gracia, aunque en el fondo estuviese temblando de miedo por los gritos y los seguros golpes que se había ganado para más tarde. Pero ahí seguía Jisung, con su fingida indiferencia que solo vestía para darse fuerzas y defender a sus hermanos.

- ¿En qué me equivoqué con ustedes? - preguntó fingiendo tristeza la mujer, aunque era seguro que estaba decepcionada. - ¿Dónde te tatuaste tú? - Le preguntó a Jisung. Él la miró confundido.

- No me tatué.

- Por eso siempre llevas esa asquerosa sudadera, ven aquí - le tomó el brazo con fuerza, haciendo que Jisung se quejara del dolor. Tenía muchas heridas aún y no quería que las viera.

- Mamá, no - suplicó. - Por favor.

Pero ella no lo escuchó. Simplemente levantó la prenda hasta dejarla ver su lastimada piel. Todos guardaron silencio, cosa que lo ponía más nervioso. Y, aprovechando la sorpresa de su madre, se apartó. Corrió a su habitación, poniéndose los zapatos y tomando poco más que su celular y su cartera, y se fue de la casa en un trance de dolor, vergüenza y enfado. Lo habían descubierto ya. Todos habían visto su mayor debilidad.

Sus manitas temblaban, al igual que sus piernas. Solo podía pensar en hacerse más cortes y esconderse debajo de la cama a llorar porque se sentía muy avergonzado. Porque, si alguien debía quedarse con una imagen de fortaleza sobre él, debían ser sus hermanos. Y ahora incluso el pequeño Sunoo sabía su verdad. Literalmente nadie debía enterarse.

Sammy ・:*:・✿ Dҽρɾҽʂʂισɳ/ƚƈα [ChanSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora