Sammy ･:*:･✿ Dҽρɾҽʂʂισɳ/ƚƈα [ChanSung]

𝚕𝚞𝚗✩ 𝚕𝚕𝚎𝚗✩

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Jisung no es fanático de dormir en casas ajenas. Cree que es algo obvio: que tiene justificado y todo eso, pero a veces no se siente nervioso hasta que llega la hora de dormir.

Es una de esas ocasiones; nunca se había quedado en casa de MinHo y está nervioso cuando nota que el mayor se ha quedado dormido a su lado, cuando termina la película que veían en su pijamada.

No es tan tarde aún, pero está cansado y nota que MinHo quizás lo está más. No quiere despertarlo por error, así que sale de la habitación con mucho cuidado luego de intentar cobijarlo bien y apagar el televisor.

No se conoce el departamento y en realidad no consigue ver demasiado con las luces apagadas, pero no piensa encenderlas porque le sentaría mal que su mayor tenga que pagar de más a finales de mes por su culpa.

Encuentra que, en una de las habitaciones que parece infantil o de invitados, hay una pequeña terraza dedicada a la lavandería, y decide sentarse ahí para mirar las estrellas. Siente que son hipnóticas, demasiado perfectas... Que podría mirarlas para siempre y todo terminará estando bien.

Entonces recuerda que hace horas no revisa sus notificaciones... Que no avisó que no llegaría a casa ni ha saludado a Bang Chan aún. Cree que debería, pero está muy agotado mentalmente como para mantener una conversación ahora mismo. Le duele la cabeza y tiene frío, pero también muchas ganas de llorar sin motivo aparente. Tal vez solo que se extraña...

Jisung extraña algo de sí mismo que no sabe qué es porque en realidad nunca fue alguien de buenos momento. ¿Qué extraña, en realidad...? ¿Extraña a quien era antes de los siete años...? ¿Extraña su infancia...? Sabe que no. Sus primeros años estuvieron llenos de ansiedad y mucho miedo y, poco después, solo se intensificó. Y así, con los años, con el tiempo... Cada vez se sentía peor. ¿Qué es lo que extraña...? ¿Algo que nunca fue...? Quizás lo que fue cuando Chan estaba a su lado.

Y lo decide: saca su celular y envía el breve mensaje de buenas noches para saludar a su pareja.

Nota que no tiene muchas notificaciones en realidad, lo cual le alivia bastante porque tener la bandeja llena lo ponía de los nervios. Intentaba borrarlas todas lo antes posible o desactivarlas; mantenía los grupos archivados, pero aun así le molestaba el signo que avisaba en el inicio de la aplicación de mensajes que tenía cosas por ver en sus archivados.

Cuando entra ahí, solo para dejar en visto lo que sea que le haya llegado, descubre que se trata del grupo que tiene con sus hermanos. Parece que los tres se han metido juntos al gimnasio y ahora usan el grupo para ponerse de acuerdo.

Se siente... Celoso. Siente muchas cosas, realmente, porque sabe que él no es capaz de ir a un lugar así: lleno de hombres. Hombres fuertes, con los que tiene que compartir vestidor, ducha y regadera... Se siente celoso porque él no sería capaz siquiera de caminar hasta el gimnasio sin sentir que se desmaya, tampoco es capaz de hacer las cosas bien... Se siente celoso porque sus hermanos ya son guapos de por sí y que entren al gimnasio solo hará que se vea peor entre sus familiares... Se siente celoso porque lo dejaron de lado. Porque ni siquiera le preguntaron si quería ir también...