Sammy ･:*:･✿ Dҽρɾҽʂʂισɳ/ƚƈα [ChanSung]

𝚕✩𝚜 𝚞́𝚕𝚝𝚒𝚖✩𝚜 𝚐𝚘𝚝✩𝚜

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Ha llegado el día.

Jisung consiguió trabajar casi todos los días de la semana; no estuvo comiendo mucho... Solo aquellas veces que MinHo lo visitó e invitó a su casa para ver series y películas.

Ahora camina con el mismo chico por el centro comercial, buscando juntos regalos apropiados para darle la bienvenida a Bang Chan.

— Estoy tan feliz — MinHo lo abraza por detrás, queriendo caminar así un rato. Jisung comenzaba a notar que, cuando el castaño se sentía bien, era muy cariñoso. — Lo extrañé tanto...

— También yo — sonríe inconscientemente, pensando en el mayor.

Porque es verdad: Jisung lo extraña demasiado. Extraña eso de verse todos los días, juntarse todas las semanas en su departamento, salir a pasear juntos a las cachorras, encerrarse en la cueva, abrazarse toda la noche hasta que alguno pueda dormir... Extraña su cabello ondulado, sus hoyuelos, sus ojos llenos de estrellas y esa manera tan única que tiene para hacerlo sentir bien. Lo extraña tanto y ahora mismo es todo lo que le importa.

— Quiero que llevemos... Globos, sí: muchos globos negros y... ¡Un pastel! Chan merece un pastel.

— Y helado — añade Jisung. MinHo asiente, abrazándolo un poco más fuerte antes de separarse para mirar por una vitrina.

— Creo que su familia viene también.

— ¿Sí...? — Jisung no lo sabía, pero de pronto eso lo pone nervioso... Conocer a los Bang, bueno... La familia de su novio es algo bastante ajeno a él de momento. — ¿Y si no les agrado...?

— ¿Cómo no vas a agradarles...? Su madre te adora y seguramente ha hablado muy bien de ti con los demás.

— Pero, MinHo...

— Lo más importante es que lo haces feliz, Jisung... Y eso es algo que todos notamos: desde que te conoció, Chan está muchísimo más animado. Es un Chan que no había visto desde que Sara falleció. Y mira que... Todos sus amigos verdaderamente intentamos que estuviera bien. Las reuniones de los sábados fueron algo a lo que lo obligamos: un día solo le dijimos que iríamos, porque él no quería salir. No quería hacer absolutamente nada, así que comenzamos a ir siempre que podíamos, y los sábados era cuando coincidíamos más.

— Son buenos amigos...

— Él lo es... Es muy importante para todos nosotros.

— Es el ser más buenito que conocí en mi vida — le hace saber. — Como un ángel... No lo sé, solo... Se merece lo mejor.