Parte 6 - Apariencias

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Sanzu y Tn, subieron al auto para retirarse del lugar de su primera cita.

Tn: Ahora no puedo llegar a casa hecha un desastre.

Sanzu: Tienes razón, ya es más de la 11 de la noche, no hay centros comerciales para ir a comprar un vestido.

Tn: Ay, ¿Qué hago?

Sanzu: Tengo un saco, es suficientemente grande, te cubrirá el vestido.

Tn: Buena idea. Entonces vamos.

El joven encendió el automóvil, y empezó a conducir. A los minutos, se percata que Tn estaba quedándose dormida, por lo que empezó a conducir despacio. Después de una hora conduciendo, llegan a la casa de Tn. Él se acerca a ella, para despertarla con un beso.

Sanzu: Linda, ya llegamos.

Tn: Lo siento, me quede dormida.

Sanzu: No te disculpes, fue una noche agotadora para ti. Ten, ponte el saco.

Tn recibió el saco y mientras se lo ponía, Sanzu se colocaba el tapabocas, pues no sabía la impresión que podrían tener sus familiares ante sus cicatrices en el rostro.

Tn: ¿Por qué te colocas la mascarilla?

Sanzu: Si tus padres me ven, ¿qué clase de reacción tendrían al ver mis cicatrices?

Tn: No creo que les incomode.

Sanzu: Por ahora, prefiero guardar las apariencias.

Tn: Esta bien.

Ambos jóvenes salieron del auto, al mismo tiempo la madre de Tn abrió la puerta de la casa para recibir a su hija.

Madre: Que bueno que llegas hija, porque no me llamaste para avisar que ibas a llegar a estas horas, es más de la medianoche.

Tn: Lo siento mamá, perdí la noción del tiempo. Te presento a Sanzu, es un gran amigo.

Sanzu: (¿Amigo?) Buenas noches señora, Haruchiyo Akashi, pero me puede llamar Sanzu, es un gusto conocerla.

Madre: El gusto es mío joven, pero ¿por qué estas con mascarilla?, ¿estas resfriado? (luego de unos segundos de silencio) No me digas que mi hija te exigió salir estando enfermo. Qué vergüenza Tn, que desconsiderada eres con tu amigo.

Tn: Mamá, por favor.

Sanzu: No se preocupe señora, me encuentro bien. Ya debo retirarme. Nuevamente un gusto conocerla y le pido disculpas por traer muy tarde a su hija. No se volverá a repetir.

Madre: Tranquilo hijo, gracias por traerla sana y salvo (mirando tiernamente al joven)

Sanzu asintió la cabeza y se percato que los ojos de la Madre de Tn, eran igual de hermosos que la mujer que lo apaciguo en su momento de ira esa misma noche, por lo que quedó cautivado por unos segundos.

Tn: ¿Sanzu?

Sanzu: ¿Eh?, si ya me voy.

El joven subió al auto, y observando que madre e hija ingresaron a casa, se dispuso a conducir.

Sanzu: Tn, la belleza en tu mirada es heredada, no hay duda alguna.

En casa de Tn. La joven subió a su habitación, luego de darle un beso de buenas noches a su madre. Quien, luego, se dirigió a la sala, donde se encontraba el padre.

Madre: ¿Por qué no saliste a conocer al muchacho?, menos mal Tn no pregunto por ti, pues me hubiera sido difícil justificar que no querías salir a recibirlo.

Padre: (Ese auto y ese número de placa, no hay duda alguna, ese joven debe vivir en el distrito 11)

Madre: Amor, te estoy hablando.

Padre: Perdón, mi amor. Me dolía la cabeza, sabes que cuando tengo este malestar, mi ánimo no es bueno y se puede malinterpretar mi actitud ¿no lo crees?

Madre: (Acercándose a su esposo y tomando su rostro con ambas manos para examinarlo, ya que ella es enfermera) ¿Por qué no me lo mencionaste?

En ese momento, el padre queda cautivado con el color de los ojos de la mujer que tenía frente a él.

Padre: ¿Sabes que tu mirada me sigue hipnotizando desde el primer día que te conocí?

Madre: ¿Me estas coqueteando?

Padre: No, solamente digo la verdad (abrazándola y después de unos segundos de silencio) Te amo.

Madre: Y yo a ti, mi amor (también abrazándolo).

En el departamento de Sanzu, este se encuentra duchándose, y saliendo con la toalla en la cintura, se disponía a vestirse; pero súbitamente vinieron a su mente las imágenes de Tn tendida en el piso con el vestido ensangrentado.

Sanzu: (¿Y si no hubiera llegado a tiempo? ¿Y si en estos momentos la historia fuera otra?) Todo hubiera sido mi culpa.

Sanzu, empezó a rechinar los dientes y los músculos de sus brazos y su espalda se tensaron, sentía que una mezcla de miedo e ira, lo consumían. Corrió a su estudio, y con desesperación empezó a abrir las gavetas de su escritorio, gritando a la vez: ¡!MALDITA SEA¡¡ ¡¡¿DÓNDE ESTAN? ¿DÓNDE ESTAN?!!

Y las encontró, era una caja trasparente del tamaño de una cajetilla de cigarros, se visualizaba dentro de ella, unas pastillas de color rojo. Saco tres, y de golpe se las trago. Sentándose en el piso, manteniendo un silencio sepulcral en la habitación. 

MIRADA BALSÁMICA - BONTEN, LOANNIS Y TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora