MIRADA BALSÁMICA - BONTEN, LOANNIS Y TN

Parte 61 - Krieger

Sanzu se dirigió a la habitación, la cual compartía con Takeomi, y se percata que este iba a salir.

Sanzu: ¿A dónde vas?

Takeomi: Si bien hemos venido para recibir la mercancía, eso no quiere decir que dejemos pendiente nuestra visita de negocios aquí en Chiba.

Sanzu: Es verdad, había un pendiente...

Takeomi: Si, por lo que Kakucho y yo iremos a la zona de centros nocturnos, para corroborar lo que dice el idiota que los maneja, pues en estos dos últimos meses ha hecho un deposito por debajo de lo que se había estipulado (tomando las llaves del auto)

Sanzu: Espérame, iré con ustedes (terminando de vestirse)

Takeomi: ¿Acaso no querías tomarte la noche para descansar? ¿porqué ese cambio? (mirándolo extrañado)

Sanzu: Me siento aburrido y quiero algo de acción (tomando la famosa caja de pastillas y su katana)

Takeomi: Como quieras (abriendo la puerta para salir juntos)

Ambos jóvenes salieron de la habitación, encontrándose en el pasillo con Kakucho. Ya en el auto, Sanzu estaba sentado en la parte de atrás, y luego de unos minutos tomo unas cuantas pastillas, que lo ayudarían a desinhibirse, pues quería desfogar toda la ira y frustración que tenia al haber recibido la información de Marah.

Ya en el centro nocturno, en la oficina del administrador, quien debía cuentas a Bonten, Kakucho lo estaba golpeando para poner en claro que los abonos mensuales deben cumplirse, sin justificación alguna.

Takeomi: (Dirigiéndose al administrador) Ya te lo habíamos dicho por teléfono, las cuentas tienen que ser claras, así que no hay pretexto en tu retraso, ¿ok?

Kakucho: ¿Y Sanzu? ¿Dónde se ha metido?

Y era que el joven de cabellos rosa, se encontraba en un callejón masacrando a un grupo de hombres, a los cuales él los había incitado a una pelea, con el objetivo de desfogar la tormenta de emociones que lo consumía. 

Pero...

Angus: ¡¡HALLO!! (Oye en alemán)

Al escuchar el grito, pero sin identificar lo que le decía, el joven de Bonten se percata que quien le estaba gritando era el rubio que desembarco en la mañana en el puerto de Chiba.

Sanzu: ¿Tu, otra vez? (dirigiéndose hacia él)

Angus: Que mala impresión me esta dando este país, vengo a este lugar para divertirme y encuentro que atacan a mis hombres ¿Cuál es el motivo? (mirándolo fijamente)

Sanzu: (Sonriendo) Ninguno, solo quería matar el tiempo.

Angus: (Observándolo de pies a cabeza) Bueno, pues ahora te daré otro motivo para pelear...

Sanzu: ¿Ah, si? ¿Cuál?

Angus: No morir (estirando su mano para que su asistente le entregue su espada)

Asistente: (Preocupado) Señor, ¿quiere pelear con él?, pero usted aún no maneja bien las armas blancas.

Al escuchar las palabras de su asistente, Angus le dirigió una mirada gélida, llegando a intimidarlo, por lo que el subordinado agacho la cabeza para disculparse. Luego, éste coloca en el piso una caja similar a un armario pequeño el cual media un poco más de un metro, que era trasladado como una mochila por el hombre de confianza del joven rubio, en este se transportaba una variedad de armas de corto y largo alcance así como armas blancas, entre ellas una katana.

Sanzu: Pero..., ¿qué mierda llevas ahi? (sorprendido al ver el pequeño armario)

Angus: Nunca salgo sin mis nenas (sonriendo y tocando cada una de sus armas)

Y era que el joven extranjero, fue consentido y entrenado con diferentes tipos de armas, por parte de su padre adoptivo, el líder alemán Krieger.

Angus: (Tomando la Katana) Estrenaré esta nena contigo, así que espero que la dejes satisfecha pues es su primera vez (sonriendo)