Capitulo 6

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Gabriel llegó al edificio que funcióna como sede de la revista reina de la moda, subió las escaleras, y a paso tranquilo se dirigió a la oficina de su entrañable amiga, ya desde lejos, podía escuchar el berrinche que está estaba haciendo, demandando cambio y pidiendo cosas sin sentido.

─¡Audrey!─ saludo Gabriel en un exagerado tono alegré

─Al fin llegas─ bufo

─¿Pará qué me necesitas?.

─Te pedí explícitamente en el desfile de la última vez que echaras a la responsable de darme un asiento en segunda fila, me aseguraste que lo hiciste y ella sigue trabajando para ti.

─¿De quién hablas?.

─De la inútil de tu asistente que no fue capaz de cumplir una simple tarea como lo es avisarme cuando llegues a la ciudad─ se recuesta sobre la silla ─Échala de una vez, no la quiero volver a ver en mi vida

─Lamento decirte que no voy a despedir a Nathalie, es la mejor en su trabajo y ella no estuvo involucrada en el asunto del asiento en segunda fila, ya despedí a los responsables, no se que mas quieres.

─Que la despidas a ella, sin mi no serias nada Gabriel, demandó que la eches ya mismo.

─Creo que ya fui lo suficientemente agradecido contigo, no pienso cumplir este capricho.

─¿Por que no?.

─Ya te lo explique si no lo quieres entender tu problema.

─Entonces daré por terminada nuestra amistad, olvídate de tener los favores de la alcaldía.

─Jamás necesite al alcalde y con una sola mala opinión mía te aseguro que las próximas elecciones no serán suyas como siempre, no juegues conmigo Audrey ya no soy aquel don nadie.

─Ya lo veremos, vete de aquí, no te quiero ver más, estas despedido.

─Jamás trabaje para ti─ se gira y sale, de fondo se escuchan los gritos de furia de la mujer

El hombre salió a la vía pública, subió a su auto y regresó a la mansión, al llegar se encontró con Nathalie y Adrien sentados en un escalón, conversando, era la primera vez que los veía así y no entendía la razón.

─¿Sucede algo?.

─Nada padre, solo tuve un pequeño ataque de nostalgia, quise recordar viejas épocas.

─¿Viejas épocas?─ concentra su mirada en la mujer

─De niño solía sentarme aquí cuando estaba enojado y Nathalie se sentaba conmigo para convencerme de regresar a hacer las tareas─ explicó el con una gran sonrisa pintada en su rostro

─No sabía de eso. . .

─No tenía porque─ la teñida se levanta ─Ya estoy vieja para estar sentada aquí─ se estira ─Pero fue lindo recordar, ahora debo trabajar─ guiña un ojo y huye al atelier cuando antes

─¿Cuando vas a dejar que se relaje?─ se quejo también levantándose

─Esta vez no dije nada─ se excuso ─Y se puede relajar cuando quiera. . .

─¿Ya hablaste con ella?.

─Aún no, estoy pensando en las palabras adecuadas.

─Hazlo rápido, o ellas llegarán y será un enorme problema, intente indagar sobre su vida pero no me dejó.

─Veré que hago, ¿como fue tu salida?.

─Excelente, ¿tu de donde vienes?.

─Del Le Grand. . .discutí con Audrey así que ten cuidado con todo a partir de ahora.

─Que extraño, ¿por qué discutíste con ella?.

─Tonterías.

El timbre de la mansión resonó, Gabriel se asombro ante eso, pero al estar cerca de la puerta, la abrió y salió hasta la reja, allí se encontró con Ariel, la cual sonreía y meneaba su mano, cuando el diseñador estuvo cerca de la reja, la cámara del portero eléctrico se activo.

─¡Hola Gabriel!─ grito esta viendo la cámara activa ─Llegue antes porque no me pude contener la espera─ mencionó rápidamente, ante eso la cámara se guardo en su cubículo, y el diseñador abrió personalmente la reja

─¿Qué haces aquí?, se supone que debías viajar dentro de unos días, aún no prepare a Nathalie para esto, Claudia tenía razón, no debí hacer esto.

─¿Viste a Claudia?, no te fíes de ella, es un arpía, solo quiere su propio bien estar.

─Eso dijo ella de ti.

En eso se sienten unos pasos, era Adrien, su rostro reflejaba preocupación.

─Nathalie está enojada, muy enojada, se encerró en su habitación.

─Demonios─ maldijo este y se dirigió hacia la casa

─¿Puedo pasar?─ pregunto esta con pudor, el menor asintió, está entra y el cierra la reja detrás

Mientras tanto, adentró, Gabriel golpeaba la puerta de la habitación de Nathalie, la cual tenía llave, desde el interior nadie contestaba, la susodicha estaba encerrada en el baño, sentada en la bañera llorando, en su vida pensó que su confianza podría ser traicionada de esa manera, odiaba a sus hermanas, jamas las quería volver a ver y que Gabriel se haya guardado eso, para ella fue demasiado.

─No me hagas ir por la llave maestra, abreme por favor─ imploro el sin dejar de golpear

─¡Váyase al diablo y déjeme sola!─ grito sorprendiendolo

─Nathalie por favor.

─¡Dije que se vaya!.

El hombre rebusno, se giro y bajó, en el recibidor se encontró con Ariel, la cual admiraba la casa con asombro.

─¿Qué demonios pasa entre ustedes?.

─Es una tonta, aun no supera que su novio de la infancia me eligió a mi por sobre ella, no es mi culpa que sea una amargada aburrida.

─¿Por qué se me tenía que ocurrir meterme donde no me llaman?─ se toma el puente de la nariz

─Tranquilo ya se le va a pasar, te prometo que cuando hablemos ella va a estar mejor─ sonríe

El timbre de la mansión vuelve a sonar, Gabriel siente un escalofrío, abre la puerta y a lo lejos ve algo que le para el corazón, parecia que las hermanas estaban en combinación, Claudia estaba parada en la entrada esperando entrar , también tuvo la fantástica idea de venir antes.

Miraculous: ¡Tres son multitud!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora