Capítulo 15.

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Ahí estaban Ariel y Claudia, unos meses más tarde, entrando en la catedral de la ciudad, sosteniendo el enorme velo del vestido de Nathalie, si, hoy era el gran día, la pareja más famosa, histriónica e influyente de la ciudad, estaba al borde de unir sus vidas para siempre, nada podía salir mal en este día, ¿o si?.

¡Mentiras!, no me hagan caso, está no es una historia con un final triste, ¿quien se animaría a arruinar una boda?, ni la mismísima Audrey Burgeois era tan desalmada como para interponerse en una unión tan sagrada cómo está.

Llena de emoción y al borde de las lágrimas, Nathalie llegó hasta el altar donde estaba siendo esperada por su príncipe azúl, Gabriel estaba lleno de nervios, hasta que no la vio a unos metros suyo, aún no creía que estuviera sucediendo, uniría su vida en para siempre a la de Nathalie frente a los ojos del señor y sus siervos.

La ceremonia comenzó, el padre daba sus palabras iniciando la ceremonia, Gabriel temblaba, estaba incluso más nervioso que en su boda previa, en eso, Nathalie tomo su mano y le transmitió tanta paz que este se calmo y se enfoco en lo que si santidad decía.

Después de un largo discurso, cada quien pudo decir sus votos, y colocarle el anillo a su respectiva pareja.

Los dos se miraron como si la vida solo existiera en los ojos del otro, después rompieron la conexión y se besaron con pasión.

Todo el mundo festejo, la pareja seguía besandose, ya eran oficialmente señor y señora Agreste, o tal vez señor y señora Sancoeur, como prefieran ustedes, lo único que importaba era que ellos se amaban incondicionalmente y nada ni nadie los iba a separar.

Con la ceremonia finalizada, los recién esposos se fueron de luna de miel, Adrien quedó bajo el cuidado de sus dos desfachatadas nuevas tías, quienes a pesar de ser trillizas de su madrastra no tenían un pelo de su actitud y el modelo hizo lo que quiso por dos semanas, al regresar sus padres lamentablemente tuvo que regresar a la rutina aunque Nathalie le otorgó ciertas nuevas libertades que hicieron a su hijastro mas que feliz.

Y así nos despedimos, con el matrimonio Agreste viendo los frutos de su amor, ahora eran una pareja inmensamente feliz, tenían una familia hermosa y prospera.

─Amor, ¿sabes cómo sería una buena forma de terminar esta historia?─ pregunto Nathalie mirando fijamente a Gabriel

─¿Cómo mi vida?.

─Tengo que decirte algo. . .

─No me asustes Nathalie─ la mira fijo

─No es nada malo, tranquilo, es algo hermoso.

─¿Por qué estás tan seria entonces?.

─Bueno, no es nada sencillo lo que te voy a decir.

─¿Vas a déjeme?, ¿no fui lo suficientemente bueno para ti?─ pregunto al borde del colapso, ella rio

─Que dramático eres, solo quería decirte que estoy embarazada.

─Casi me matas, pensé que ibas a dejarme─ suspira aliviado y luego piensa en lo dicho ─¿¡Que!?─ grito emocionado ─¿De verdad?, ¿¡seré padre!?─ la besa ─Pense que no podías hacerme más feliz─ sonríe como tonto ─Te amo

─Yo mas.

Los dos se vuelven a besar y luego van a buscar a Adrien al instituto, por el momento iban a guardar el secreto, ya habría tiempo para contarle a su rayo de sol que pronto iba a ser un gran, bondadoso y buen, hermano mayor.

Fin.

Miraculous: ¡Tres son multitud!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora