El teléfono

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Kiss me-Sixpence None the Richer

Nerea

Domingo por la mañana.
Para muchos el día del Señor, para mí es el día "Neya".
(Insertemos música de anuncio)

Desde hace 5 meses, cuando Maya dejó a Carlos J., un camarero del bar que frecuentabamos los viernes, juramos que los domingos serían el día para desahogarnos de todo lo que había pasado durante toda la semana.
Durante este día quedamos desde las 11 am hasta las 8 pm, y nos hacemos un ritual mientras charlamos.
Solemos ir alternando las casas y la anfitriona tiene que tener si o si el boquitín  de los domingos, que no es más que unos paquetes de palomita, unas pelis tristes a lo Titanic o Hachikō... y obviamente unas mascarillas para la cara.

Nuestras madres ya saben de todo esto desde que lo empezamos a hacer porque nos solían dejar las casas solas cada domingo.

Pero claro, yo tengo dos nuevos habitantes en la casa.

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Maya no tardó mucho de lo que esperaba en llegar, así que según tocaron a la puerta bajé velozmente casi cayendo por las escaleras.

Pero claro, no tenia en cuenta la existencia de Jones.

-Eheh, más despacio, te vas a matar y luego tendré que ser yo quien limpie tus sesos y eso me daría mucho asco.-Decía mientras se ponía en mi camino cruzándose de brazos después de haber salido de la cocina.

Maya tocó de nuevo.

-Uy,¿quien será?,¿ tu noviecito?

-Es Maya, salvaje.

-Uf, menos mal, pensaba que tenia que partirle la cabeza al chaval con el que vayas a salir.
Se aparta de mi camino para sentarse en el sillón.

-No es de tu incumbencia, pero para que lo sepas no tengo un "noviecito". -Dije entre comillas para luego acercarme a él y pasar de que Maya estaba al otro lado de la puerta.
Adiós de nuevo dignidad.

-Solo me preocupo por ti, hermanita, no quiero que te rompan el corazón.

-Para que lo sepas mi corazón es muy difícil de romper y no se lo doy a cualquiera.

Maya seguía dándole más fuerte a la puerta.

-Apuesto a que yo te lo podría romper de sólo un chasquido.- hizo chasquear los dedos casi delante de mi cara.

-Inténtalo, egocéntrico.

-Lo haré, creída.

-Imbecil.

-Niñata.

-Caraculo.

-Preciosa.

Nos quedamos parados, casi frente con frente, juro que si Maya no hubiera tocado por quinienta vez el timbre, eso podría haber acabado de forma extraña.
Yo sentía un cosquilleo, seguro la barrita de esta mañana me había sentado mal.

-Vete a abrirle a tu amiga, hermanita.- dijo mientras se apartaba, dejando de lado el momento incómodo de hace unos minutos.

-Tranquila, os dejaré tranquilas en vuestro día, me iré con Hanna.
Y así fue como me dejó casi plantada frente a el hueco donde estaba sentado.

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Después de el incidente de esta mañana con el ser despreciable Jones, Maya y yo nos pusimos al tanto de todo lo que nos había ocurrido a las dos,estos últimos días.

Mi imperfecto hermanastro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora