Los meses habían pasado y el señor Park había sido internado de urgencias en el hospital privado más importante de Busan. Jimin estaba no solo preocupado por él si no, también preocupado porque ya hacían meses desde la ultima vez que se reunió con Jeongguk.
La última conversación compartida con él lo estaba matando, la curiosidad por saber dónde estaba y qué hacía el pelinegro lo estaba matando. Pero no podía irse del hospital y abandonar a su padre, no, no en ese estado de ánimo en el que estaba.
Jimin recordaba haber soñado con Jeongguk y vaya, no era que no soñara todas las noches con él, pero tenía una imagen del pelinegro en su habitación oscura dejando una nota debajo de su cama, como quisiera que ese sueño hubiese sido real, tan sólo para haberlo besado.
Jimin pidió a su hermano Jihyun sustituirlo unas horas mientras su padre dormía para visitar a Jeongguk en su casa. A pesar de no haberlo visto por meses, Jimi no había dejado de extrañarlo y de enviarle cartas a su buzón y ahora estar en la casa de Jeongguk le hacía sentir tan feliz.
Golpeó la puerta esperando por su amado a abrirle con esa hermosa sonrisa, con esos ojos brillosos como era de costumbre, pero nadie abrió, le parecía sospechoso que incluso las cartas que él había hecho enviar se vieran por debajo de la puerta. Golpeó una, dos, tres y miles de veces esperando a que le abrieran, pero la puerta no se abrió.
Asustado, Jimin pechó y pechó la puerta hasta finalmente derribarla, lo que encontró dentro lo hizo preocuparse aún más.
La ropa de Jeongguk no estaba en su armario, sus platos favoritos ya no se encontraban en sus respectivos muebles y lo que más le preocupaba a Jimin, el cuadro del cárdigan tampoco estaba, tan sólo una mísera carta escrita en un papel de cocina que decía: "Lamento esto, pero era lo mejor para los dos. tuve que irme..."
Jimin cayó de rodillas contra el piso, ¿Cómo podía Jeongguk haberle hecho esto? ¿Cómo había Jeongguk roto la promesa de siempre estar para él? Jimin sólo podía preguntarse el "Por qué". A dónde se había ido, cuál era la razón. Jimin estaba realmente destrozado, ¿Cuándo volvería a verlo? ¿Volvería realmente a verlo?
Estaba tan desilusionado y molesto, ¿Qué se supone qué haces cuando la persona que menos esperabas termina lastimándote, termina yéndose? así se sentía Jimin. Sentía que le habían clavado un cuchillo en el corazón, sentía la traición más grande, dolor y furia al mismo tiempo. Pero de pronto recordó el día del casamiento.
Jeongguk no sería capaz de irse porque sí, Jeongguk necesitaba siempre un empujón para hacer las cosas y nunca había sido así hasta después de la confrontación con el señor Park. Incluso si Jimin no sabía que le había dicho su padre a Jeongguk, el si tenía por seguro que no había sido nada bueno, entonces era su culpa el exilio de Jeongguk en Busan.
Jimin regresó lo más rápido que pudo al hospital, toda su vida se la había pasado siendo la segunda opción de sus padres, el hijo fracasado, el inútil, pero ya no más. Se pararía de frente a su padre sin siquiera importarle que tan cerca de la muerte este se encontrara y le preguntaría a dónde se había ido Jeongguk, y así lo hizo.
Lo sacudió antes de despertarlo y preguntó prepotentemente — ¿A dónde enviaste a Jeongguk? — preguntó Jimin molesto
— ¿Q-qué? Hijo querido ¿De qué me estás hablando? — preguntó su padre.
En los últimos meses, su padre había mejorado en el trato hacía Jimin.
— Sabes jodidamente bien a lo que me refiero, padre. Dime a dónde enviaste a Jeongguk ahora mismo.
— Jimin, hijo lo lamento tanto enserio, tal vez es porque estoy cerca de mi final, pero, no debí haberte hecho todo lo que te hice, necesito que me- — Jimin lo interrumpió
— Para ya con las mentiras, estuve toda mi vida día y noche trabajando duro tan solo para que te puedas sentir un poco orgulloso de mi para que recién ahora, cuando te estas por morir quieras pedirme disculpas por todos esos malos tratos y traumas que debí sufrir... Tan sólo cállate y dime dónde está Jeongguk...
— Lo siento tanto Jimin, enserio, Jeongguk ya no está aquí. — dijo el señor Park
— Ya se que no está aquí, vuelvo a preguntarte, a dónde enviaste a Jeongguk, ¡dímelo ahora! — gritó Jimin.
— Jimin... Yo... Él día que comencé a enfermarme te vi salir de la casa yéndote con él, estaba tan enojado por tus acciones que te seguí hasta su casa, luego de que te fuiste entré a su casa y hablé con él... — comenzó su padre mientras que Jimin lo observaba.
— ¿Y? ¿Por qué lo echaste de Busan como si este lugar te perteneciera?
— No lo eché... Cuando me retiré de su casa, envié a uno de mis guardias a... Lo siento Jimin...
— ¿Lo enviaste a qué? ¿Puedes terminar esto de un jodida vez y decirme dónde está Jeongguk?
— El guardia lo mató, Jimin.... Envié al guardia a matarlo por no obedecer mi amenaza... Sabía que irías a verlo entonces planeé falsear un exilio... — confesó su padre.
Jimin estaba anonadado, sintió como su corazón se detenía. Como describir el dolor que sentía en aquel momento. Como describir el hecho de saber que no vería nunca más a la persona la que le enseñó lo que es amar. Como podría su vida seguir si su pilar, su amor, su cable a tierra ya no estaba en ella.
La culpa en el corazón de Jimin crecía, la ganas de querer volver el tiempo atrás y haberse quedado más tiempo con él esa mañana lo estaban matando. El ya estaba muerto en vida, se preguntaba a sí mismo si había esquivado una bala o había perdido el amor de su vida.
Jimin ya no era Jimin. El dolor se apoderó de su corazón, Jimin no quería sanar, él quería que su padre pagara por lo que había hecho, él quería venganza. Se levantó del piso donde minutos antes había estado llorando, seco sus lágrimas mientras se oía a su padre sollozar por sus actos ilícitos.
Jimin se acercó a él y no dudó en golpearlo, mientras desconectaba aquella máquina que lo hacía seguir con vida, sólo fue cuestión de minutos terminar con la vida de su padre y aún así se sentía vacío.
Las noches eran frías, pero nada podía superar el frío que sentía Jimin dentro de sí mismo. Donde se suponía que Jimin debería ir, si su hogar ya no estaba cerca suyo, el dolor del saber que nunca pudo despedirse.
Jimin estaba de nuevo como aquella mañana antes de conocer a Jeongguk, sólo otra vez, pero esta vez, el dolor en su pecho y el nudo en su garganta jamás podrían arreglarse.
Jeongguk estaría en cada canción de amor que Jimin escuchara, en casa suave brisa de viento que Jimin sintiera, estaría acompañándolo y cuidándolo como siempre prometió desde el momento en el que se conocieron, Jeongguk aún que no esté físicamente con el, nunca rompió la promesa.
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Cardigan - kookmin
FanfictionUna sociedad retrógrada y dos chicos quienes comienzan su amor compartiendo un viejo cárdigan. Donde Jimin deberá elegir entre obedecer a su familia casándose con una mujer que no ama o luchar contra los prejuicios sociales de la época quedándose c...