Se encontraba sentado sobre un cajón viejo de manzanas. Estaba frente al pelinegro esperando a ser retratado por aquel talentoso pintor quien sus padres habían contratado. No sabía que debía hacer, acaso ¿Debía sonreír?, sería estúpido...
— Debes de relajarte, aunque eres precioso de todas formas. — aconsejó aquella grave voz sentándose frente al bastidor mientras con su mano sostenía una paleta aún vacía.
Jimin se sonrojó ante el comentario dulce que Jeongguk le había dado, había dicho que era precioso, Jimin había escuchado a las mujeres decirle lo mismo muchísimas veces pero esta vez lo sentía diferente, lo sentía más en su corazón.
Se acomodó una vez más en ese cajón de manzanas y echó un vistazo al mayor mientras comenzaba mezclando la pintura. Mentiría si dijera que el pelinegro no era guapo. Tenía todo, seguro es un mujeriego pensó Jimin sin quitar su mirada de los labios de Jeongguk.
Jeongguk era bastante alto, tenía unos prominentes brazos y su cuerpo tan trabajado que podía verse a través de la ajustada camisa blanca que llevaba puesta. Unos ojos penetrantes y oscuros, pero que a la vez podían reflejar cada estrella que el cielo tenía. Su cabello largo, una mandíbula perfectamente marcada. Y lo que más llamaba la atención de Jimin, su lunar debajo del labio que pedía a gritos por ser apreciado.
Estaba sintiendo calor en su cuerpo, la temperatura subía a la velocidad de la luz. No entendía porque su cuerpo se estaba comportando como un completo estúpido, por qué sentía sus orejas y mejillas enrojecerse, no podía ser posible sentirse de esa manera por un hombre, debía ocultarlo a toda costa.
— ¿Qué es lo que mira tanto mi príncipe? Acaso... ¿Te gusta lo que ves? — coqueto preguntaba Jeon mientras posaba su mirada en la de Jimin.
Park estaba avergonzado, ya no podía ocultar su sonrojo. — ¿Q-Qué? ¡Claro que no! Deja de decir estupideces y mejor píntame que quiero retirarme.
— Tus mejillas dicen lo contrario, principito. — respondió acercándose al menor — No deberías sentirte avergonzado, quien debería sentirse así soy yo al estar delante alguien tan perfecto como usted... — confesó acariciando la mejilla de Jimin.
— Ya deja de coquetearme, los hombres-
— ¡Ay! Ya vas a empezar con esa mierda de que los hombres esto, los hombres aquello. Dime, Jimin. ¿Que define a un hombre como hombre? — preguntó serio.
Jimin no supo que responder. ¿Qué se suponía que debía decir? La había cagado. Nunca lo había pensado.
— No lo sé, ¿Amar a una mujer? ¿Casarse? ¿Hacer el servicio militar?
— ¿Quién dijo que los hombres sólo deben amar a las mujeres? ¿La religion? ¿Tus padres? — cuestionó arqueando una ceja — ¿Tu no amas a tus amigos? Ellos son hombres...
— Es diferente...
— ¿Cuál es la diferencia? El amor debería ser libre, nadie debería no permitirte amar a la persona que tú quieres amar, Jimin. — dijo Jeongguk alejándose de Jimin para volver al atril.
Jeongguk realmente estaba cambiando de a poco su forma de pensar. No quería pero muy en el fondo sentía que cada palabra que Jeongguk decía era cierta, temía por sí mismo al estar transformando sus ideales.
(...)
— ¡Mierda! Me faltan pinturas, creo que demoraría bastante hasta que pueda conseguirlas... — dijo el pelinegro agachando la mirada.
— No te preocupes, creo que mis empleados pueden conseguirlas, dines los colores y las obtendrás lo más rápido posible.
— Son bastantes, la técnica barroca, cual uso, necesita colores específicos, supongo que ahora deberíamos descansar... — suspiró acomodando lo poco que había pintado en un lugar donde no se vaya a ensuciar.
— Oh pues... Bueno... Muchas gracias, supongo. Ahora debo retirarme. — habló rápido casi saltando para irse del lugar.
— ¿A donde vas? Se supone que es nuestra hora de descanso... ¿Que tal si vamos a tomar un té? conozco un downtown bar perfecto. — recomendó Jeongguk sonriéndole.
— Lo siento, no tomo té... — mintió
— Eres malo mintiendo. ¿No quieres aceptar la invitación porque soy un plebeyo y tu un príncipe? — bromeó haciendo un puchero.
Park no pudo evitar soltar una carcajada para luego rodar sus ojos. — ¿Eres tonto? No soy como mis padres... Está bien, tú ganas. Vamos al downtown bar que tanto hablas.
Jeongguk sonrió victorioso, se había salido con la suya y haría todo lo posible con tal de que Jimin no se arrepintiera luego de su salida.
Caminando por calles que jamás había pisado iba Jimin junto a Jeongguk. Explicarle a las demás personas sería difícil, pero los Parks jamás le habían permitido a Jimin caminar por zonas que no eran de la "alta sociedad" y una de esas zonas era por las que estaba caminando. A veces odiaba no ser como el resto de las personas de su edad.
Jeon paró su caminata delante de un gran bar. Un local vidriado donde Jimin podía ver a las parejas tener sus citas más románticas mientras compartían un té y conversaban durante horas, siempre había querido tener una cita así, pero no había encontrado a la persona indicada y tampoco sabía que esa persona estaba junto a él.
— Aquí es, príncipe. — Dijo Jeongguk abriendo la gran puerta dejando pasar primero al menor.
— Es un muy bonito lugar para ser honesto... — respondió Jimin entrando.
A lo lejos pudieron ver una mesa para dos que aún estaba libre, casi corriendo, el pelinegro fue hasta la misma ocupando el lugar y corriendo la silla para que Jimin se sentase.
— ¿Prefieres un té verde o un té de manzanilla? — preguntó el pelinegro expectante por una respuesta del menor.
— El que tú quieras estará bien, lo disfrutaré. — respondió mientras que Jeon solo asintió.
Jeongguk se levantó de la mesa en dirección hasta la mesera sin ver que la misma venia con dos tazas de té hirviendo para la pareja que estaba sentada al lado de ellos, y accidentalmente se estampó contra ella manchándose completamente.
— ¡Joder! Lo siento. — maldijo Jeon mientras tomaba aquella pobre chica de la mano para ayudar a levantarla — Lo lamentó disculpe señorita.
El pelinegro corrió hasta el baño del lugar seguido por Jimin quien quería asegurarse de que esté bien. Aún un poco confundido ante la escena anterior, ¿Por qué de alguna manera le molestaba que Jeongguk no le diera atención a él y a esa mujer si?
— ¿¡Estás bien!? — preguntó mientras corría hacia Jeon.
— Si, príncipe. No te preocupes, solo necesito sacarme la camisa y remojarla un poco, mi madre solía decir que el agua fría limpiaba las manchas de té. — respondió mientras desprendía los botones de su camisa.
Jimin se volteó para respetar al mayor. A pesar de ambos ser hombres, Park sentía la necesidad de respetarlo a toda costa.
— ¿Listo? — preguntó Jimin aún sin ver.
— No necesitas darte la vuelta... — contestó el pelinegro mientras volteaba a Jimin para que lo mirase — Necesito que me ayudes a desprender este botón.
Jimin estaba totalmente avergonzado. Sintió las grandes manos de Jeongguk posarse en su cintura para después girar su cuerpo y hacer que sus miradas se contentaran la una con la otra. Ahora los dos se estaban mirando, la separación entre ambos eran simples centímetros.
Joder pensó Jimin mientras bajaba su mirada al pecho semi descubierto de Jeon. Jamás había visto a otro hombre además de él mismo desnudo y vaya que lo estaba volviendo loco ver tan tonificado pecho. Sus manos temblaban, transpiraban y se debilitaron al sentirse en contacto con el cuerpo del hombre que tenía al frente.
— ¿Qué pasa príncipe, te estoy poniendo nervioso? — preguntó Jeon acercándose lentamente cada vez más y más al menor.
— ¡N-No! — gritó Jimin negando con su cabeza — Ya listo, ¿Vamos a tomar el té si o no? — preguntó esa vez en un tono de enojo haciendo a Jeon sonreír de lado.
![](https://img.wattpad.com/cover/299912733-288-k988122.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cardigan - kookmin
FanfictionUna sociedad retrógrada y dos chicos quienes comienzan su amor compartiendo un viejo cárdigan. Donde Jimin deberá elegir entre obedecer a su familia casándose con una mujer que no ama o luchar contra los prejuicios sociales de la época quedándose c...