Capitulo 8

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CESAR

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CESAR

Mi pierna temblaba mientras veía la puerta desde mi pupitre. ¿Acaso el astronauta no pensaba venir a clases? Bueno, si me pongo a pensar en los acontecimientos del viernes era comprensible, y en lo personal también habría faltado.

La vista se arruino cuando Francisco cruzo esa puerta como si fuera el dueño del colegio.

— Ya llego el patas chuecas— le dije y este solo me enseña su dedo del medio con el ceño fruncido.

— Vete a la chingada— me respondió, yo me comienzo a reír, sé que a él le molesta escucharme reír.

El maestro llego sin darme oportunidad de responderle, nos hizo callar y comenzamos la clase. Me preocupaba que Arquímedes no viniera a la escuela.

— Cesar, se te enfriaran los chilaquiles— escucho a Yeya a un lado de mí, reaccione y la risa de Enrique me hizo voltear a verlo.

— ¿A dónde te fuiste o qué?— pregunto picando su comida con su tenedor.

— Estaba pensando— le dije.

— ¿Tú piensas?— pregunto Eriko riéndose. Reí con sarcástico para después aventarle mi servilleta hecha pelota a su cara.

— Necesito saber quién le aventó el globo de pintura a Arquímedes— les dije llamando su atención, Pato abrió mucho los ojos cuando mencione el nombre de Arquímedes en voz alta.

Comenzó a reír muy histérica, lo cual me confundió mucho.

— Honey Pie me debe quinientos pesos— dice alegre.

— ¿Por qué?

— Le dije que Cesar le iba a gustar el astronauta— respondió como si fuera muy obvio.

— No me gusta, él ni siquiera es mi tipo de persona— respondí sacudiendo la cabeza y tomando un poco de mi comida para ponerla en mi boca.

— Todo el mundo es tu tipo de persona, Cesar, no digas mentiras— dice Diego y en eso Yeya escupe de su soda tratando de controlar su respiración, estaba riéndose.

— ¿La pansexualidad golpea a la puerta?— pregunto Enrique simulando con su puño que golpeaba la puerta. — Le gustan las bolsas de plástico, no solo le gusta el pan...

— ¿Podemos volver a mi tema principal?— les pregunte después de tragar la comida que había masticado. — Necesito saber quién fue el idiota que le aventó el globo de pintura a Arquímedes.

— Debe ser del otro grupo, la mitad de los de nuestro salón son becados— dijo Enrique.

— ¿Y eso que tiene que ver?— pregunte.

— La mayoría quiere conservar sus lugares en el colegio, Cesar— pero antes de que Enrique me hablara, fue Eriko quien me respondió en su lugar. — Tal vez sea por eso que no se meterían con alguien que tiene su lugar pagado...

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