ARQUÍMEDES
No vi a padre en todo el día. En parte me alegraba no hacerlo, pero sabia que entre mas tiempo pasaba seria mas difícil volver a verlo. No quería que pensara que era un cobarde, o tal vez si lo sea, sin embargo, me gustaría al menos una vez sentir que soy normal.
— No quiero ir— le dije a mi reloj que estaba a un minuto de sonar. Tick tack, tick tack...
Me quejé cuando escuche el sonido de la alarma golpeándome los tímpanos. Estaba demasiado cansado emocionalmente como para ir a la escuela y verle la cara a todos. Era eso o quedarme a la hora del desayuno con mi padre y mi madre para que el señor me echara en cara lo que hice mal el día de la reunión...
Suspire derrotado, ¿Que mas podía hacer? Me quite las sabanas de encima y después de arreglarme me fui de mi habitación. De camino al colegio no entable comunicación con mi madre, estaba distraído pensando en lo que iba a ser cuando llegara... ¿Que me esperaba en la escuela? ¿Que iban a decirme los que estaban en la fiesta?
Despeje mi mente un segundo solo para despedirme de mi madre y entrar a la escuela, con muchos nervios aplastándome la espalda, pero todo paso normal, como si yo nunca hubiera estado en la casa de Yeya. Nadie decía nada de la fiesta. Me tranquilice por ello.
Estaba en la segunda hora y estaba haciendo equipo con Yeya en la clase de biología, junto con Diego y Enrique, por obligación apuntamos a Cesar que no había llegado hasta después de media hora, tuvo suerte de que lo dejaran pasar a la clase.
Me saludo con naturalidad como lo hizo con los otros, de entre los dos yo era el mas nerviosos. No podía evitar verlo he imaginar que no había una distancia de un metro entre nosotros. Cesar lo había superado, ¿porque yo no?
Sacudí la cabeza dispersando mis pensamientos y puse mi atención de nuevo en la tarea.
Pensé que todo estaría bien si no pensaba en ello, pero por desgracia Cesar y yo tenemos el mismo grupo de amigos, no podía decirle que se largara y cuando yo trataba de alejarme, Yeya me incluía en toda la conversación; que si Lupe necesitaba un nuevo corte, los vestidos para el baile de San Valentin en viernes, la comida, las luces, sus citas, que si Enrique necesitaba decirle con urgencia a Jacinto lo que sentía... Estaba abrumado por completo, es muy complicado pensar con tanto ruido.
Me disculpe por mi pronta huida y fui al baño, esperando a que nadie me siguiera.
Soy un cobarde, lo acepto, siempre lo he sido y lo seré siempre. Afuera me verán, así que me metí en un cubículo para ahogar mi propia miseria... No pude empezar porque escuche a alguien entrar en el cubículo de al lado. Gire mis ojos un momento y vi unos tenis verdes muy bien cuidados, los reconocí, solo había una persona que usaba esos tenis. No soy un acosador, solo un poco observador.
—¿Francisco?— pregunte tocando dos veces con mis nudillos a la pared de mi derecha. Estaba vomitando. —¿Te sientes bien?
Iba a contestarme, pero no pudo ni siquiera empezar cuando volvió a vomitar. Escuche como jadeaba, estaba cansado.
—No vayas a decir ni una palabra de esto...—¿No sabia quien era?
—¿Que te sucede?
—Me cayó mal la comida... te ahorre saber lo que te pasara si la comes, astronauta—Si sabía.
Me dedique a cerrar la boca solo un momento antes de escucharlo salir del cubículo. Salí detrás de él y lo alcance justo cuando se enjuagaba la boca.
—Siempre dices lo mismo, deberías de buscarte otra mentira...
—No te incumbe.
Era como escucharme a mi mismo en la cita con la psiquiatra y me intimidaba, ¿así me escuchaba? Realmente era reservado o solo no aceptaba que tenia problemas.
—Si, es verdad. No me incumbe...
Iba a irme cuando Francisco me llama. ¿Que iba a hacer si me pedía consejos? Soy pésimo dándolos en especial cuando se trata de salir de problemas, y si lo intento estaría mintiendo. Volteé de forma lenta.
—¿Te crees mejor que nosotros?—No entendía su pregunta, tenia el ceño fruncido y me veía con rabia.
—No sé de que hablas...
—Con tu guantes, tu cubrebocas, tu terrible obsesión con la limpieza, ¿Realmente te crees tan importante?—dio un paso a mi y yo lo di, pero para atrás, estaba alterado, ¿Que le había sucedido el fin de semana para que estuviera tan enojado?
Cuando comenzó a reír me asuste, parecía loco.
—¡Ahí esta tus aires de grandeza! ¿Porque nadie te puede tocar, Arqui? Vamos, dime—decía dando pasos hacía mi.
En serio trate de no moverme, pero esto ya no era instinto de mi fobia, era mi instinto de supervivencia, Francisco no estaba en sus cabales, se notaba.
—Te responderé lo que tu me dijiste—Me prepare para parar de retroceder, y cuando lo hice, este al parecer no pensaba que lo iba a hacer, así que también se detuvo. —No te incumbe.
Apenas parpadeé cuando sentí el puño de Francisco en mi cara. Pensé que dolería mas, pero fue un golpe débil y lento. Con mi mano temblorosa me cubrí la mejilla que había recibido el golpe. Nunca antes me habían golpeado, ni siquiera sabia defensa personal, así que cuando lo vi aproximarse a mi apreté mis ojos con fuerza preparándome para recibir otro golpe, en cambio lo que paso fue que Francisco cayó sobre mi completamente inconsciente.
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CLEAN BOY
Teen FictionNunca puedes estar suficientemente limpio. Arquímedes es un chico especial, obsesionado con su propia higiene personal. Recluido en su propia culpa, no permite que nadie lo toque. Obligado a socializar, Arquímedes tiene que enfrentarse a algo que d...