Capítulo 27

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CESAR

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CESAR

Arquímedes se estaba adaptando muy bien a nosotros, claro que no dejaba de usar sus guantes y su cubrebocas, pero ya era mas abierto, se atrevía a soltar alguna risa escandalosa y comer en el comedor con nosotros, después de comer se iba a lavar los dientes y las manos, era gracioso, pero a la vez tierno. Era Jueves y por primera vez se atrevió a entrar a gimnasia con el resto de nosotros. No se le daba bien correr, estaba hasta atrás con Isaias que tenia el mismo problema.

Corrí mas lento para estar a su tiempo, era gracioso como hablaba con Isaias de que iban a morir de un paro cardíaco.

—Esta clase solo se usa para matar estudiantes, no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas—dijo Isaias justo antes de que la profesora de educación física hablara.

—¡Descanso, tomen un respiro!—Nos grito la profesora del otro lado del gimnasio.

Vi como a Arquímedes le costaba respirar, pero sabia que no era un ataque de asma, de igual manera me lleve la mano a mi bolsillo y saque un inhalador.

—¿Lo necesitas?— Este lo vio confundido.

—Ese no es mi inhalador...

Era verdad, yo había comprado uno por si acaso. Me reí por la pena, no sabia si eso lo ofendería.

—Compre uno ayer, solo si la ocasión lo amerita—Negó con la cabeza, pero no se veía enojado, o eso pensé y quiero creer que no lo esta.

—Que raro eres—dijo riendo.

—Bueno, adiós, no me gusta ser el mal tercio—dice Isaias caminando a donde estaban Aitana y Enrique. Volteé y me encontré que el idiota estaba en el suelo y Aitana le estaba echando aire con su abanico. De ahí mismo vino Yeya corriendo.

—Amigos, tengo un plan para mañana—decía mientras corría hacia nosotros con saltitos, cuando llego nos vio a ambos. —Ya lo platique con los otros y estuvieron de acuerdo, solo faltan ustedes dos, aunque creo que tu si vas a aceptar, no tienes de otra—me dijo apuntándome.

Levante las cejas, siempre, no importaba que fuera lo que ella me pidiera, siempre lo hacia.

—Pero tu—Apunto a Arquímedes. —Tu eres el que debe de decir que si.

—¿A que cosa?—pregunto sonriendo mientras me daba un vistazo y regresaba con Yeya. Era nuevo en esto de seguirle el rollo.

—Mañana vendremos todos en el camión escolar. Va recogiendo alumnos desde Zona Rio y por toda la vía rápida hasta aquí...—explicó. No creía que eso se le había ocurrido hasta ahora.

—Es un viaje pesado, el camión sale de Zona Rio a las 5 de la mañana.

—Por la experiencia, Coma Tapia, la anécdota lo vale—dice abriendo sus manos y sonriendo. Era verdad, algunas veces llegue a pensar que Yeya hacia travesuras sin sentido, pero después de experimentar unas cuantas, me di cuenta que volvería a aceptar.

—Me ganaste, estoy dentro.

—¿Y tu?—Ahora se dirigía a Arquímedes. —Di que si, por favor. Sera toda una experiencia, ademas, esto no solo es porque quiero ver como se viaja en camión, también vamos a acompañar a Gissel.

Vi como Arquímedes dudaba, una cosa era comer en la cafetería y tomar el cilindro de madera para caminar de la "mano", pero esto era viajar en carretera con un montón de morros gritando y desayunando, seria un desastre en definitiva, apenas llevaba un día adaptándose. Era pedirle demasiado.

Iba a hablar, pero mi voz es opacada por la de Arquímedes aceptando el viaje en camión de Yeya. Esta dio un saltito emocionada.

—Nos divertiremos mucho, ¿Sigue en pie lo de hoy en la tarde?—Estaba confundido, ¿que habían planeado estos dos?

—Claro.

Después de eso la profesora se dio cuenta que nos había dejado mas tiempo del predeterminado y nos grito para que diéramos otra vuelta al gimnasio y con eso podíamos irnos. Corrí a la velocidad de Arquímedes que no hablo de lo que había dicho.

—Entonces, ¿Nos veremos en el camión?—pregunté como si no lo supiera. Este asintió.

—Si, eso creo... No hay que hablarlo mucho porque después me voy a arrepentir—dijo viendo al frente.

—Nadie te culpara si te arrepientes.

—Pero quiero hacerlo, necesito convencerme de que nada de esto me va a matar— me dijo viendo al suelo donde estaba pisando. Yo también lo hice.

Realmente lo estaba haciendo, vivir. Me le quede viendo un rato y sin darme cuenta ya habíamos dado esa vuelta que nos libraba de la clase de educación física. Sonreí por eso, cuando salimos del gimnasio me quede detrás de Arquímedes dándole el pase para que saliera primero, el sol hizo brillar su cabello. Era como un pequeño rayo de sol...

La primera vez que lo vi, era como el océano a media noche, hoy era un girasol con guantes de látex.

—¡Ey! Arquí te hablo a ti—lo llame y corrí para ponerme a su lado. Volteo a verme, confundido, claro que lo estaba, hace unos minutos acababa de hablar con él. —¿Cual es el plan que tienes con Yeya?

—Lo chismoso no se te quita...

—Solo soy curioso—le dije sonriendo.

—No hay diferencia para mi—Eso me hizo reír, ¿como me podía resultar tan encantador? —Solo me ayudara con un asunto. Planeo ir al baile del sábado.

—¡En serio?—Eso si que me sorprendió, estaba emocionado y no me esforcé en ocultarlo.

—Pues, si. Hable con mi psiquiatra, porque voy al psiquiatra por si no lo sabias...

—Esta bien... —No lo sabia, aunque tampoco me sorprende, Arquímedes necesitaba mucha ayuda.

—Y me recomendó comenzar a marcarme objetivos de corto alcance para que de manera gradual sienta menos miedo al estar al contacto con los demás... poco a poco, con personas de confianza, por eso Yeya me ayudara.

—¿Puedo ayudar yo también?—Soné terrible, como un acosador o urgido. Estaba siendo algo insistente, no le estaba dando el espacio que había pedido. —O tal vez no, como quieras...

La cagaste, pendejo, la cagaste y la acabas de embarrar pensé mientras ponía mi sonrisa de siempre.

—Si quieres, puede que sea aburrido—me dijo.

Oh astronauta, ningún momento a sido aburrido cuando estoy contigo.

—Iré si me invitas—Lo reté, el quería retos, este es uno. Pasar tiempo con él que le provoco una erección.

Asintió lento, vacilante y nervioso. 

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