Al rato, Valen apareció con una sonrisa en la sala de estar. Se dirigió rápidamente hacia Marshall, que todavía se encontraba sentado en uno de los sofás, cuidando a su amigo por si despertaba -aunque dudaba que lo hiciera, porque no había pasado mucho tiempo desde que le dio la inyección- y se sentó en las piernas de este.
—Tito Marshall, la tita me dijo que no quería escuchar nada que viniera de ti, pero igual se lo dije.
—¿Te contestó? —Preguntó con una sonrisa.
—Bueno… —Se encogió de hombros—. Si llamas contestarle a girarse en la cama y darme el trasero… Sí, me contestó.
El rey se rió con ganas. ¿Cómo podía un niño tan pequeño ser así de inteligente?
—Eres un vampiro listo, Valen —Le dijo.
—Era el más listo de mi clase, hasta que tuve que dejar de ir. Mami dijo que no podíamos pagar una escuela.
—Quieres ir de nuevo, ¿Verdad?
—Sí… Me gustaba estar con mis amigos —Comentó triste.
—Yo te inscribiré a una, ¿Te gustaría? —Valen empezó a aplaudir y a asentir con la cabeza, feliz.Después de esa corta charla, continuaron viendo la televisión, como lo estaban haciendo antes de que el pequeño se fuese. Marshall se estaba casi durmiendo con las caricaturas. Podía verlas por un rato, pero luego de algunos minutos se aburría. No eran su fuerte que digamos. Encima, la chica que estaba en el programa era muy insoportable. Valen le contestaba una cosa, y ella hacía otra. El vampiro se reía entre sueños, mientras que el pequeño se enojaba y se cruzaba de brazos.
Al final, no supo cómo -bueno, sí, cerrando los ojos- se terminó durmiendo.Cuando se despertó, el sol ya estaba casi ocultado y la luna estaba apareciendo en el cielo nocturno. Se estiró, pero dejó de hacerlo cuando sintió otro cuerpo encima del suyo. Valen se había quedado dormido también. Sonrió al verlo tan inocente y acarició su cabello castaño con su mano derecha. Lo dejó en la otra parte del sofá con cuidado y miró a Kenny, el cual seguía durmiendo de lado, para que no se ahogara con su propia lengua. Seguramente, no faltaría mucho tiempo para que despertase.
Luego de unos segundos, se paró del sofá donde se encontraba sentado y se dirigió a su cuarto. Se extrañó al no escuchar ningún ruido proveniente del interior. ¿Podría ser? ¿Se habría escapado realmente? Abrió la puerta y se encontró con que Fionna estaba durmiendo pacíficamente. Rió suavemente para no despertarla y con sumo cuidado se acostó detrás de ella. Abrazó su cintura y la aproximó lo máximo que pudo hacia su cuerpo. Su respiración pausada y lenta lo tranquilizó. Suspiró en su cabello, y ese acto le hizo llegar un olor a coco, gracias a su jabón. Sonrió como un imbécil y se hizo a sí mismo una pregunta: ¿Dónde se habría ido el Marshall duro como una piedra, sin sentimientos, sin compasión por nadie, sin remordimientos?
Sintió pequeños movimientos de su cuerpo restregándose contra el suyo, señal de que estaba empezando a despertarse. El vampiro se hizo el dormido. Sintió como seguía desperezándose y notó que se movía, lo cual lo llevó a reforzar su agarre al pensar que se iba de la cama, pero con cuidado para que se notase que seguía dormido. Sin embargo, Fionna no salió de la cama, sino que se giró para mirarlo. Empezó a acariciar suavemente su cara, pensando -como él quería que creyera- que estaba dormido. Siguió así por unos segundos más, hasta que le pegó una cachetada bien dada y fuerte en la mejilla. Marshall enseguida reaccionó luego de eso. Sus ojos -como los de ella- quemaban de rabia.
—Suéltame —Dijo firme.
—No sigo órdenes de nadie, menos de ti.
—Suéltame, ahora —Tomó sus brazos e intentó librarse de ellos.
—¿Por qué mierda me pegaste? —Gruñó.
—Por tirarme al suelo esta mañana. ¿Crees que no me dolió, idiota?
—No tenías derecho a pegarme, perra —Escupió entre dientes.
—Ni tú tenías derecho a tirarme y ni pedirme perdón.
—¿Te pones así por un puto perdón?
—No, me pongo así por un perdón a secas, sin puto.
—Te levantaste graciosa, ¿No? —Sonrió cínico.
—Al parecer, sí —Sonrió de la misma manera.
—Bien, yo sé cómo hacer que se te vaya lo graciosa —Dijo, poniéndose encima de ella.
—¿¡Qué piensas hacer, Abadeer?!
—Lo que tendría que haber hecho hace mucho, rubia.
—No, no, no quiero… ¡No, no, no y no!
—Yo tampoco quería recibir la cachetada que me pegaste, e igual la recibí, perra. No eres más que otra perra.
—No me vuelvas a decir perra, imbécil.
—Perra —Le susurró encima de sus labios, y enseguida sintió un rodillazo en su entrepierna.
Gritó y se retorció por el dolor, pero no se bajó de encima de la humana, sino que la pegó más a su cuerpo, acorralándola, para que no pudiera escapar.
—¡Eres tremenda perra, hija de puta! —Gritó—. No te pensaba hacer nada, pero ahora, rubia, ahora, nadie te va a poder salvar de un buen castigo.
Se levantó de la cama, tomó una soga del cajón de su mesita de noche y ató sus manos al cabezal. La humana se resistió, pero él era mucho más fuerte que ella. Hecho esto, se posicionó encima de Fionna nuevamente y comenzó a besarla de una manera salvaje, asustándola.—No tienes idea de cuánto voy a disfrutar esto —Dijo luego de unos minutos, relamiéndose los labios.
—No, por favor Marshall… No hagas es… —La interrumpió dando un golpe en la cama, justo a su lado.
—¿Ahora me hablas bien, amor? Eso lo tendrías que haber pensado antes —Se agachó a su altura y se acercó a su oído—. No pienses que soy tu amigo, Fionna, porque no lo soy. Soy tu secuestrador.
—No… No me hagas daño —Sus ojos se humedecieron, y Marshall se maldijo por sentirse una mierda al causarle aquellas lágrimas.
—Tengo que hacerlo, o sino, nunca aprenderás, ángel —Le sonrió cínicamente, pero, por dentro, algo en su interior le decía que no lo hiciera.
—Prometo no volver a hacerlo, Marshall. Pero no… No por favor… No hagas esto…
—Dame una razón para que no lo haga, cielo —Acarició sus piernas y fue subiendo hasta tocar su bóxer, provocando que Fionna sollozara.
—Yo… De pequeña… Me violaron.
La mano de Marshall se paró. En verdad, todo su cuerpo se estremeció ante su confesión.
—¿Qué?
Ella lloró más fuerte.
—Lo que escuchaste. El hombre que lo hizo y mi padre me ataban… Ambos para hacer cosas diferentes, pero las dos eran horribles. Por eso odio cuando estoy atada, siento que no puedo hacer nada para defenderme…
No hubo contestación por parte del vampiro. Intentó decir algo, pero la voz no le salía mientras escuchaba sus sollozos. Sabía que no tenía que hacerlo, algo en su interior se lo decía. Se preguntaba por qué a veces no le hacía caso.Cuando su cuerpo pudo reaccionar, tomó las cuerdas que ataban sus manos y las desató. Luego, se quitó de encima suyo, para librar sus pies también, y se levantó. Enseguida la humana se hizo una bola encima de la cama y comenzó a llorar más fuerte… El rey se sintió una basura en ese mismo momento.
Su cuerpo actuó antes de que lo pensara siquiera y se subió nuevamente a la cama. Rodeó todo su cuerpo con el suyo, queriendo protegerla.
—¿Quién te violó? —Preguntó susurrando de manera cariñosa en su oído.
—No justamente me violó… No llegó a hacerlo.
—¿Qué sucedió exactamente?
—Mi papá había invitado a sus amigos a una cena esa noche. El primero en llegar fue uno de sus mejores amigos, y mi padre le pidió que se quedara cuidándome por unos minutos porque lo habían llamado del trabajo diciendo que era una urgencia. Cuando se fue, el tipo subió hasta mi habitación y comenzó a besarme de una manera demasiado salvaje… —No pudo evitar sollozar nuevamente, y Marshall la abrazó más contra sí, logrando que continuara—. Parecía un animal, era una bestia. Me ató de pies y manos a la cama y comenzó a quitarme la ropa y a manosearme… Fue horrible. Demasiado. Yo lloraba y suplicaba que me dejara, pero lo único que lograba era un “cállate” de su parte. Cuando estaba a punto de violarme, justo escuchó la voz de mi papá llamándolo. Se cambió en un santiamén y me desató, y antes de irse me amenazó diciendo que si le contaba algo a mi padre, estaba muerta. Todo esto pasó cuando recién cumplía 15 años… Estuve traumatizada por un largo tiempo. No podía dejar que ningún chico me tocara. Cada vez que mi padre quería abrazarme o algo, sentía las manos de aquel tipo recorrerme nuevamente. Desde ese día, no dejé que ningún chico me tocara…
—¿Qué pasó con él? —Preguntó el vampiro, acariciándole el pelo con delicadeza.
—¿Con el tipo? —Marshall asintió—. Mi papá se enteró unos días después de lo ocurrido, porque yo no era muy capaz de disimular mi temor hacia cualquier toque masculino… Como no logró violarme, le dieron tres años de cárcel solamente. Ahora está en libertad.
—Lo siento, pequeña —Le dijo, abrazándola con más fuerza—. Yo no tenía ni idea de esto. Y cuando me molesto hago las cosas sin pensarlo dos veces.
—Algo tenemos en común… —Le susurró. Marshall le sonrió y siguió acariciando suavemente su pelo.
—Por cierto… ¿Cómo se llama el infeliz?
—Troy Stuar… —Murmuró y empezó a llorar de nuevo.
—Escúchame —Le subió el mentón—. Mientras esté contigo, nadie te va a tocar, nadie te va a hacer daño, antes tendrían que pasar sobre mi cadáver. No te pondrán un dedo encima —Lo abrazó con fuerza, quedando encima de Marshall, y él la abrazó aún más fuerte, no dejando ni un centímetro de separación entre sus cuerpos.“Troy Stuar…” Pensó. “Recuerda, Marshall, Troy Stuar. Al maldito le esperaba una visita de Marshall Lee Abadeer.”
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entre el cielo y el infierno (fiolee)
Fanfiction¿Nunca les ocurrió que se niegan a aceptar algo que les sucede, solo para no admitir la verdad? Y, aunque sepamos qué es lo cierto, ¿Intentamos mentirnos a nosotros mismos? ¿Que por momentos no quieren sentir o vivir? A mí me pasó. Intenté de todas...