capitulo 7

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Cuando Marshall abrió la puerta, se sorprendió mucho al notar que no había nadie allí. Miró hacia la derecha y luego hacia la izquierda, pero lo único que se escuchaba era el sonido que hacía el viento y las hojas de los grandes árboles golpearse entre sí gracias a este. Extrañado, comenzó a cerrar lentamente la puerta cuando, de repente, algo lo tomó fuertemente por ambas de sus piernas. Desvió su mirada hacia el suelo y allí, sosteniéndose con firmeza, había un pequeño vampiro. Castaño, con dos ojos color miel brillantes. Le llegaba aproximadamente hasta las rodillas. Marshall observó de nuevo para ver si encontraba a alguien que lo hubiera dejado, pero nada. No se le ocurrió otra cosa más que tomar al pequeño en brazos y entrarlo con él a la casa.

—Hey, pequeño, ¿Cómo te llamas? —Le preguntó, dejando al pequeño en el suelo y arrodillándose frente a él.
—Valen, así me llamaba mi mami.
—Y, Valen, ¿Dónde está ella?
—No lo sé —Dijo, encogiéndose de hombros—. Lo único que me dijo es que me llevaría a un lugar mejor. Me dejó en la puerta de esta casa y me dijo que me quedara allí, que mi papá podría ofrecerme lo que ella no podía.
—¿Tu qué? ¿Tu…? ¿Papá? —Él asintió—. ¿Cómo se llamaba tu mamá?
—Katie.
—Entonces, a ver si entendí. ¿Ella te trajo hasta aquí, te dejó y se fue?
—Sí, se fue corriendo muy rápido —Sus pequeños ojos mieles comenzaron a llenarse de lágrimas, por lo cual Marshall le acarició la mejilla suavemente.
—No llores, ¿Sí? —Asintió, pero unas gotas saladas no tardaron en salir—. ¡Kenny! —Gritó el vampiro desde donde se encontraba, y enseguida escuchó los pasos de su amigo acercarse hasta ellos. Al verlo con el pequeño, se quedó inmóvil en su lugar, y Marshall no tuvo ninguna duda, ambos eran idénticos. Kenny era su padre.
—¿Quién…? ¿Quién es él? —Preguntó en shock.
—Él es tu hijo, Kenny.
—¿M-Mi hijo? ¿Te-Tengo un hijo?
—Al parecer. ¿Recuerdas a alguna Katie?
—¿¡Katie?! —Sus ojos se iluminaron—. ¿Tu mamá se llamaba Katie? —El pequeño asintió suavemente, avergonzado, y Kenny se puso de cuclillas delante de él—. ¿Dónde está?
—Ella… Se fue —Otras gotas salieron de sus ojos.
—¿A dónde se fue? —Le preguntó cariñosamente, quitando con su pulgar las lágrimas del pequeño.
—No lo sé… No me dijo nada, solo que mi papá podría ofrecerme lo que ella no podía.
—No entiendo, nada.
—Yo tampoco. Lo único que sé es que dejé mi hogar para venir a vivir aquí.
—Y, ¿Dónde vivían?
—Umm, casi siempre armábamos una fogata en el bosque y dormíamos allí, y los días que llovía dormíamos debajo del puente que separa al mundo de los humanos del de los vampiros.
—Maldita sea —Murmuró y se paró de golpe—. Tengo que ir a buscarla. Marshall, ¿Puedes cuidar de…? Emm…
—Valen —Se presentó, sonriendo levemente.
—¿De Valen mientras yo no estoy?
—Claro que sí, Kenny. Ve, puedes confiar en mí.
—Gracias, bro. Te debo una.
Tomó su chaqueta negra -que se encontraba tirada en uno de los sillones de la sala de estar- y luego desapareció como un rayo por la puerta principal, dejando a Valen y al rey solos.

Lo primero que hizo Marshall fue ir y buscar algunas fresas y manzanas para el pequeño, ya que suponía que no debería comer mucho por día debido a las condiciones en las que vivían anteriormente. Se notaba que no tenían ni siquiera un poco de dinero para aunque sea tener una casa. Puso las frutas en un bol y luego se las llevó al vampirito, que las aceptó con gusto.

Ambos se sentaron en uno de los sofás, y Valen se la pasó haciéndole preguntas y contándole cosas al vampiro.
—¿Te dolió? —Le preguntó, señalando uno tatuaje que tenía Marshall en el hombro, que se podía ver gracias a que llevaba una camisa manga corta.
—No mucho, soy un vampiro fuerte. ¿Por qué? ¿Te gustaría tener uno también? —Él asintió, haciendo que el rey sonriera—. Quizás cuando seas mayor, enano —Valen hizo un puchero, provocando que Marshall riera—. Pero, puede ser que te traiga una sorpresa mañana. Aunque, para que eso pase, debes ir a dormir un rato.
—Está bien —Le dijo sonriente. 
Marshall se levantó, tomó al pequeño en brazos y se dirigió hacia su dormitorio para dejarlo descansar un rato.

entre el cielo y el infierno (fiolee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora