capitulo 4

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Marshall se despertó debido a unos gritos y a unos continuos golpes en el suelo. Giró su cabeza y se encontró a ella, a la pequeña humana que había raptado, mirándolo con odio. 
—¿¡Dónde estoy?! —Le gritó—. Hace más de dos horas que trato de despertarte y tú como imbécil que eres no lo haces.
—Será mejor que cuides tu vocabulario, rubia —Respondió irritado. Todavía tenía sueño y deseaba dormir unas horas más.
—No pienso cuidar nada. Solo quiero que me desates así puedo irme.
—No te voy a desatar y tampoco te irás, así que cállate y déjame dormir.
—¡Desátame, mierda! ¿O eres tan inútil que no puedes hacerlo?
—Si no piensas hacer silencio y dejarme dormir, no me dejas otra opción que amordazarte. 
Abrió el cajón de su mesita de luz y sacó la cinta adhesiva que tenía guardada allí. Luego, con sus afilados colmillos, cortó un trozo grande para asegurarse que le cubriera toda la boca a la humana, que no paraba de forcejear para desatarse. Se levantó de la cama, olvidándose por completo que solo llevaba un bóxer puesto, pero lo recordó rápidamente al ver la cara completamente sonrojada de Fionna. Se arrodilló frente a ella y tapó su boca con el pedazo de cinta.
—Así me gustas más, cuando no puedes hablar ni gritar —Dijo, mientras acariciaba un largo mechón de su pelo, pero ella se apartó rápido—. No vuelvas a rechazarme o te irá muchísimo peor, cielo —La tomó de su mentón, obligándolo a que lo mirara, y esta vez no se apartó—. Mucho mejor linda.
Volvió a su cama, se acostó y se tapó, mirando a la humana que lo observaba llena de furia y enojo. El vampiro le sonrió triunfante y luego se quedó dormido.

~

—Mar Mar —Escuchó—. Marshy, despiértate de una vez —Sintió unos fríos dedos pasearse por todo su torso desnudo, provocándole un escalofrío y obligándolo a abrir sus ojos, encontrándose a Ashley sobre él. 
—¿Se puede saber cómo mierda entraste? —Le dijo, apartándose de ella.
—Tranquilo, solo vine a despertarte, no es para que me trates así —Respondió—. No me cuesta mucho usar magia para abrir la puerta. Además, Kenny ya entró antes que yo para echarle una mirada a “ésta” —Miró a la humana con desprecio, y Fionna le devolvió la misma mirada—. En fin, ya levántate.
—¿Los dos entraron a mi habitación sin mi permiso y encima para verla?
—Yo no, yo vine a despertarte, Kenny vino a verla. ¿Por qué? ¿Algún problema?
—Sí, bastantes. Primero, les dije que no me gusta que entren a mi cuarto. Y segundo, no quiero que nadie -y eso te incluye Ashley-, la visite, le hable o cualquier otra cosa sin mi permiso, ¿Entendido?
—Ah —Fue lo único que pronunció la chica al principio—. Bueno, podrías darme un castigo ahora mismo, aquí, en tu habitación —Le sonrió seductoramente mientras se acercaba al vampiro.
—Ashley, basta, tienes novio. Deja tus estúpidos juegos —Gruñó—. Ahora ve y prepara un desayuno para todos. Para ella también.
—Ni te creas que voy a prepararle algo. Puede aguantar perfectamente sin comer.
—Cállate de una vez y prepara algo, para todos. Me cansas.
—Está bien, ahí voy malhumorado —Se paró de la cama del vampiro y se fue por la puerta, cerrándola de un portazo.

Marshall miró a la humana que tenía secuestrada en su habitación y se la encontró observándolo fijamente, como si tratara deducir algo. Enseguida volvió a apartar la mirada cuando el vampiro se levantó de la cama y se dirigió hacia su ropero para buscar algo de ropa. Se puso una camisa, unos jeans y sus típicas converse y luego se acercó a Fionna.
—La cinta te incomoda, ¿No? —Le preguntó, y hasta había sonado tierno y medio cariñoso. Ella asintió—. Te la sacaré si prometes no gritarme ni nada. Tengo la cabeza que se me parte —Asintió de nuevo—. Espero que cumplas tu promesa. 
Con un movimiento rápido le quitó la cinta adhesiva de sus labios, y ella se quejó de dolor.
—Podrías haber sido menos bruto —Dijo, moviendo sus labios.
Marshall no se resistió a la tentación y unió sus labios en un beso. La humana no le correspondió nada, pero no pareció importarle al vampiro, ya que no se apartó hasta que ella necesitó aire.
—Que quede en claro que me detuve porque si no hubieras terminado en mi cama, pero no te haré nada, no por ahora —Le dijo, sonriéndole pícaramente.
—Ah, ya veo cómo va la cosa. Quieres eso, y luego me anotarás en tu lista de “mujeres con las que me acosté”.
—No tengo una lista así, rubia. Y no, no es por eso. Además, no hago esa clase de cosas por la mañana, así que por ahora puedes estar tranquila, pero por las noches deberías tener cuidado —Escuchó como tragaba saliva ruidosamente y sonrió—. Ahora te traigo tu desayuno.

Salió de la habitación y se dirigió hacia la sala, donde encontró a su mejor amigo sentado tranquilamente en el sofá, viendo televisión. Kenny se volteó y le sonrió al verlo. 
—Linda caza vampiros te trajiste, Marshall —Dijo riendo.
—No la visites, no le dirijas la palabra, no la toques, no la amenaces, no intentes tomar su sangre, no la lastimes.
—Para un poco bro, ¿Aunque sea puedo mirarla? —Comentó sarcásticamente, burlándose de su amigo.
—No había pensado en eso pero, ahora que lo mencionas, no, no puedes. 
—Ya llegó el rey marcando sus pertenencias. ¿Qué harás luego? ¿Orinarle como si fueras un perro?
—Ella me pertenece. Sólo yo voy a hablarle, tener su placer o cualquier otra cosa, que quede en claro.
—No entiendo. ¿Por qué ella es diferente? Me refiero a que, siempre compartimos a las mujeres. 
—Lo sé. Pero no, no con ella, no le haremos nada.
—Marshall, esa humana casi te convierte en cenizas.
—Me da igual lo que haya hecho o no haya hecho, no importa. La cosa es que no le haremos daño. No la lastimes, Kenny. Ella estaba haciendo lo correcto, atrapar al vampiro que mató a miles de humanos y humanas. 
—Tranquilo, no le haré daño mientras ella no se meta en los asuntos que no debe. Si no, tomaré medidas, y te advierto que no seré consciente de lo que haga. 
Marshall le hizo caso omiso al último comentario de su amigo para evitar pelearse y se dirigió a la cocina donde se supone que Ashley estaba preparando el desayuno.
—Ya terminé. Frutillas para ti y unos panqueques para la chica —Le dijo, dándole ambos desayunos.
—Gracias —Tomó las cosas de las manos de Ashley y luego se fue hacia su habitación.

Entró a su cuarto y se la encontró a Fionna observando detalladamente cada rincón del lugar. Marshall sonrió y dejó ambos platos en la mesita de luz.
—¿Te gusta? —Preguntó, sentándose en su cama.
—Me la imaginaba distinta. Quizás paredes con tonos más oscuros y otras cosas —Dirigió su vista al vampiro y su estómago rugió al ver la comida, haciéndolo reír. 
—Cuando termine mis frutillas te daré tu comida. 
—¿Por qué no me desatas y listo?
—No soy tan estúpido como para hacer eso y creerme que no vas a escaparte.
—No pienso escaparme, sólo voy a comer. Además, no creo que fuese difícil siendo un vampiro volver a encontrarme.
—Aun así, sé que lo intentarás, así que espera un poco.

Después de terminar de absorber el color rojo de cada una de las frutillas, tomó los panqueques de la humana y se arrodilló delante de ella. Cortó uno en pedazos pequeños y luego se los dio.
—¡Ahí va el avión! ¡El avión! ¡Abre la boquita que viene el avión!
—¿En serio, Abadeer? No soy una niña pequeña —Comentó enojada.
—Sí que lo eres —Dijo, dándole un pedazo de panqueque.
—Tengo 18 años, no soy pequeña.
—Y yo tengo más de 1000 años, así que eso te convierte oficialmente en una niña pequeña.
—Ya veo por qué eres tan gruñón entonces.
—Está bien, creo que ya comiste bastante por hoy —Fionna lo miró confundida y luego empezó a hacer pucheros como si todavía fuera una niñita—. Si quieres más comida la próxima vez, déjame dormir y trátame mejor y obtendrás más. 
Lo fulminó con la mirada, pero no se atrevió a decir nada. Marshall sonrió y le acarició el pelo, y esta vez ella no se apartó.
—Mucho mejor. Eso es lo que me gusta, cielo. Que caigas rendida a mis pies.

entre el cielo y el infierno (fiolee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora