Capítulo 32

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Solo. diré. que. se. viene. bueno. 

No pago terapias. 

—Te extrañé... — Susurró con los ojos cerrados apoyado en el pecho del ojirubi, quien dejaba pequeñas caricias en su cabello.

—Aoi-chan me contó que no pudiste dormir bien este último tiempo.... — Susurró sin querer alterarlo, bajando las caricias a su espalda, tres días después de haber despertado estaba completamente bien, podía moverse un poco más, aunque aún no empezaba su entrenamiento de recuperación. 

—Zenitsu me ayudó un poco....pero... Me hacías falta tu.... — Murmuró desviando la mirada. — La verdad estaba asustado.... Creí que no despertarías...

—Pero aquí estoy así que no tienes que preocuparte bonito — Dejó besitos en sus mejillas y frente intentando calmarlo. — Aoi-chan me dijo que aún necesitas descanso por tus heridas y por la pérdida de sangre.

—Digamos que.... Sí, aunque puedo moverme bien. — Se encogió de hombros dejándose mimar.— No van a matarme fácilmente.

—Eres un pequeño terco, lo sabes ¿verdad? — preguntó sin ser brusco, tomando sus mejillas para estirarlas suavemente.

—aquí el cabeza dura eres tú, alfa idiota.— frotó su rostro contra el pecho ajeno, dejando escapar pequeños suspiros. —No vuelvas a darme un susto así...por favor...

—Lo intentaré... 

. . . 

—¿Ya te dije que Haganezuka da miedo?— El omega miraba las cartas que su pareja tenía entre las manos, negando con suavidad al ver lo nervioso que se había puesto.— No creo que sea verdad lo de matarte, no te asustes tanto, tiene demasiados testigos. 

—¡¿SHIEMI?! — Preguntó entre sorprendido y aterrado por las palabras ajenas

—Bromeo, no lo hará, solo está molesto, pero dudo que quiera matarte en serio. — se sentó a su lado apoyando su cabeza en el hombro ajeno, en unos días su mayor se iría y él tendría que seguir ahí. 

—Eso espero... —dejó las cartas sobre la mesita que estaba a un lado de la cama de su menor y acarició la cabeza del más bajito. —¿Pasa algo? siento que estás inquieto. 

—quería...hablar de algo contigo... — murmuró regañándose a si mismo por ser tan cobarde. —Bueno... yo... 

Kamado se alejó un poco para poder tomar las manos ajenas, entrelazando con cuidado sus dedos y dejando besitos en el dorso de las manos de Shiemi. 

—Tranquilo, toma todo el tiempo que necesites bonito.

¿Por qué tiene  que ser tan tierno? 

—quiero que me prometas que.... si algo llega a pasarme en algún momento... seguirás viviendo... te enamorarás y formarás una familia.... prométeme que no te cerrarás a eso. — habló yendo directo al grano, sintiendo un apretón en sus manos y como el aroma del más alto se volvía un poco amargo. 

—¿Por qué... me pides eso ahora?... — preguntó confundido y algo nervioso buscando la mirada ajena. — Shiemi. 

—porque es una probabilidad... antes no me hubiese importado morir en una misión...pero ahora... de verdad temo dejarte solo... 

—Pero lo prometimos... ¿recuerdas? — tomó sus mejillas para mirarlo directamente a los ojos — dijiste que querías formar una familia y tener tres gatos. — limpió las pequeñas lágrimas que amenazaban por correr por el rostro ajeno y frunció el ceño. — No vas a morir, te conozco y sé que cumples todo lo que prometes. 

Enamórate de mi [Kamado Tanjirō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora