Capítulo 3

8.2K 996 330
                                    

—Es demasiado rudo...— Zenitsu acariciaba suavemente su cabeza luego de haber recibido un golpe por parte del joven omega, quien había salido hace unos minutos detrás de la pilar de insecto.

—Es tierno — Tanjirō mantenía una suave sonrisa en sus labios mientras se acomodaba en la cama.

—¿por fin te afectó un golpe en la cabeza? — interrogó Agatsuma sorprendido. — Es muy rudo y malhablado, ¿Y si llega a corromperte? 

—No hables así de él, no es malo. — regañó mirándolo serio antes de sonreír y acomodarse otra vez en la cama.

—Definitivamente te afectó — Afirmó el rubio mientras se ocultaba entre las sabanas dispuesto a seguir durmiendo.

El resto de la tarde se la pasaron descansando, Shiemi estaba sentado en una silla cerca de los tres, mirando fijamente al Alfa de aretes, si bien no le agradaba para nada, Su interior se revolvía al pensar en que por arte del "destino" debían ser pareja.

—disculpa — La suave voz de Tanjirō lo distrajo, parpadeó un par de veces cruzándose de brazos y mirándolo totalmente serio.

—¿Qué quieres? Habla rápido, mi tiempo es muy valioso como para perderlo contigo. — Habló a la defensiva mirándolo mientras fruncía su ceño.

— Debe ser incómodo estar sentado ahí, ¿Por qué no vas a descansar? — Tanjirō tenía una expresión preocupada mientras miraba al omega, quien intentó mostrarse completamente molesto e indiferente.

—No eres mi madre para estarte preocupando por mi, mejor sigue durmiendo.... Alfa tonto — Murmuró lo último para luego acomodarse ignorando la existencia de su adverso, intentando distraerse con cualquier otra cosa.

—Pero supongo que ya te diste cuenta que somos destinados y que debo cuidar de ti aunque no me quieras. — Tanjirō no podía mentir, en ningún sentido y menos con algo tan importante. Sus palabras no tenían malas intenciones, sin embargo eran fáciles de malinterpretar.

—¿Y quién dice que por esa razón estoy obligado a estar contigo? Ya dije que odio a los alfas y tu no eres la excepción. — se levantó acercándose a la cama en donde el ojirubi descansaba e importándole poco si estaba herido lo tomó por la parte de arriba de su ropa mirándolo amenazante. — no pienses que necesito protección, me las he arreglado bastante bien como para que ahora llegues creyendo que me esconderé detrás de ti lloriqueando y siendo sumiso.

—No no, espera, no era lo que quería decir — Kamado no abandonaba su expresión tranquila a pesar del dolor en su cuerpo por la posición en la que se encontraba. — No digo que no seas fuerte, ya demostraste que lo eres y que no necesitas ayuda para defenderte, pero no está bien exigirte demasiado.  — La sonrisa amable de Tanjirō provocó que el estomago del ojiverde se revolviera y que su pecho se sintiera cálido, cosa que lo molestó de sobremanera.

—Ugh, mejor mantente alejado de mí. — Murmuró soltándolo bruscamente y  caminando de vuelta a la silla en donde estaba antes para sentarse y cruzarse de piernas.

...

Los siguientes ocho días los tres cazadores estuvieron en cama recuperándose, ahora  Shiemi era niñera de un trio de alfas hiperactivos, debía cuidar que tomaran todas sus  medicinas, que no se mataran entre sí y que no hicieran nada estúpido.

—¡Es amarga! ¡No quiero no quiero! — Zenitsu chillaba mientras alejaba el vaso con medicina mirando suplicante al omega en frente de él, quien tenía un rostro de fastidio, aún no lograba comprender como alguien así podía ser un alfa, porque sí, tenía en frente suyo a un rubio chillón que reunía los requisitos perfectos para ser el típico omega que necesitaba de alguien que lo protegiera, no obstante nació con la jerarquía más alta.

Enamórate de mi [Kamado Tanjirō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora