Capítulo 40

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Dos semanas después Shiemi se había incorporado al entrenamiento de los pilares, había pasado bastante tiempo lejos de su pareja porque Tanjirō estaba cumpliendo una petición de Oyakata-sama, así que apenas habían podido verse y hablar un poco.

las cosas con Obanai seguían muy tensas y no parecían tener un buen rumbo; aunque ayudaba mucho el que su hermano mayor tuviera que hacer entrenamientos para los cazadores de rango más bajo porque no se topaban. Al menos hasta que le tocada el entrenamiento para mejorar su técnica con la Katana. 

El omega había estado una semana con Uzui y tres días con Muichiro, su único problema fue el entrenamiento de Mitsuri, no porque no fuera flexible, sino porque a la omega le costó mucho convencer a Shiemi de ponerse el traje que debía usar para el entrenamiento. Estuvo tres días con ella antes de tener que ir a ver a su hermano mayor. 

Las cosas iban a ser demasiado tensas de ahora en adelante porque apenas Obanai lo vio se acercó a él para intentar hablar, algo que claramente no consiguió porque Shiemi lo ignoró por completo e intentó hacer su entrenamiento lo más rápido posible y salir de ahí. No se sentía listo para hablar con su hermano, mucho menos cuando aún estaba dolido y podía decir cosas de las que luego iba a arrepentirse. 

Oh... pobres idiotas 

Pensó al ver a los cazadores atados a su alrededor que, conociendo a su hermano mayor, de seguro estaban ahí porque lo hicieron enojar y ese era parte de su castigo además de pasar más días en el entrenamiento del pilar de la serpiente. 

—Shiemi, ya para y hablemos — El pilar había entrado al cuarto en donde su hermano  estaba descansando, podía decirse que ser hermano menor de un pilar tenía sus ventajas. —Necesito arreglar las cosas contigo, no por mi sino por ti — fue todo lo que dijo mientras se paraba en la puerta para impedir que su hermano se le escapara. 

—No quiero escucharlo — murmuró sin atreverse a levantar la cabeza, apretando sus labios en un intento de no demostrar cuanto le afectaba la situación. 

—Pues es una lástima porque me vas a tener que escuchar — reclamó mientras se apoyaba en la superficie de madera y Kaburamaru se deslizaba por su cuerpo hasta llegar al suelo; todo para llegar hacia Shiemi y recibir cariño. 

—Dije que no... — tomó a la serpiente en sus brazos, acariciando de forma suave su cabeza. 

—Lamento haberme comportado como un estúpido... sé que te dañé con lo que dije y que no merecías eso... de verdad lamento haberte hecho sentir mal — comenzó, manteniendo su mirada en su hermano menor e ignorando por completo si quería escucharlo o no. —No te pido que me perdones porque lo que dije fue horrible y tu también eras un niño en ese momento... no tienes la culpa de lo que ocurrió y yo... de verdad prefiero mil veces tener las cicatrices en la cara a que esa vez te hubiesen llevado y asesinado 

Shiemi miró a su hermano un par de segundos antes de volver a mirar el suelo, comenzando a derramar lágrimas sin poder evitarlo, últimamente estaba demasiado sensible y eso era realmente molesto para él. 

—Yo... lamento que esto pasara... yo... puse demasiado peso sobre ti... pero sigo pensando en que estás sobre protegiéndome... —apretó sus labios sintiendo un sollozo atorarse en su garganta. — No digo que esté mal que te preocupes... eres mi hermano mayor de todas formas pero... ya puedo tomar mis decisiones... si las cosas van mal sabes que... eres la persona a la que voy a recurrir y que aunque no lo quiera siempre voy a ser ese niño pequeño para ti. 

—Eres un terco ¿sabes?... no puedo creer que estoy permitiendo que salgas con ese niño que protege demonios... pero debo admitir que estás sonriendo más desde que lo conociste.... — el alfa suspiró derrotado, sintiendo el ambiente aligerarse — eso no quiere decir que lo apruebe y que voy a darles libre albedrío, nada de sexo hasta que cumplan 40 ¿Oíste niño? 

—¡¿Sex-...?! ¡O-Obanai! — las ganas de llorar se le pasaron al instante y fueron reemplazadas por un enorme sonrojo que cubrió sus mejillas y parte de sus orejas. — E-Eres un tonto... un tonto m-muy pesado y... y te odio — murmuró esas palabras sin el verdadero sentimiento en estas. 

—También te odio niño — habló tranquilamente sin dejar de mirarlo, sonriendo suave bajo las vendas al sentir el aroma suave de su hermano inundar el cuarto. — ahora ven ¿si? 

—La próxima v-vez que me digas algo feo juro que.... que voy a contarle a Mitsuri-san que te gusta y que te mueres por ella — limpió sus lágrimas mientras se acercaba a él lentamente y se acurrucaba entre los brazos extendidos del alfa, siendo rodeado por estos de forma tan cariñosa que lo hizo querer llorar a mares otra vez 

—No te atreverías

—Estás tentándome Obanai... — soltó una pequeña risita mientras correspondía el abrazo de su mayor y se acurrucaba en este, escuchando a su hermano suspirar. — Así que no juegues con tu suerte alfa baboso. 

—Ajá... sigue niño, tu sigue — habló suave mientras negaba y palmeaba suavemente su espalda. 

—Te quiero Nai... — murmuró bajito, inhalando el aroma de su mayor, sintiéndose más tranquilo ahora que estaba rodeado del aroma ajeno. 

 —También te quiero mucho Emi — sonrió sintiendo su corazón más ligero ahora que su hermano menor estaba junto a él y se habían reconciliado. — más que nada en este mundo... de verdad soy muy afortunado y no cambiaría por nada el tenerte como hermano 

El omega sonrió al escucharlo y su corazón se calentó por la alegría que le generó esa simple frase. 

. . . 

—¡Shie-....! Oh... 

— Te estaba esperando Kamado Tanjirō  — Obanai se paró frente a su hermano para impedir que el alfa recién llegado lo mirara y el aura amenazante creció. 

—¡Oh! ¡Iguro-san! ¡Estoy e-! 

 —Cállate o te mueres, Kanroji me habló de ti y este niño atrás mío no tiene permitido hablar contigo — habló completamente serio— para tu pésima suerte yo no soy alguien amable 

Pobre Tontarō






















Enamórate de mi [Kamado Tanjirō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora