Comuniones

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"La sutil criatura nocturna
destinada
al conjuro de lo inevitable.
A lo que no sabía de mí.
A todo lo que no te pude decir."

Alejandra Guzzini

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Le duelen los callos. La única libertad que conoce es la que sobreviene cuando se saca los tacones, la camisa super ajustada y los corpiños. Suele regresar cuando el sol la expone y eso es terrible. Baja la cabeza tratando de hundirse en su abrigo, lo que es completamente inútil. En la pensión todos la conocen. Saben a qué se dedica. Achinan más los ojos, si es posible, juzgándola.

¿Por qué le importa tanto? ¿Acaso ellos pagarán sus cuentas? ¿Su alimento y su habitación? No. Claro. Solo se dedicarán a murmurar a su paso, pensando en el honor de su pobre familia, a la cual no ve desde que escapó de casa. 

Sube las escaleras con lo último de energía que le queda. Cuenta los escalones. Hoy su dolor se concentra en las mandíbulas. Cinco clientes con las mismas necesidades dejaron adormecida su lengua y los huesos de su quijada suenan como los goznes oxidados de su puerta. El último se negó a pagarle. Cuando ella le gritó, recibió una limpia cachetada y está segura de que los cinco dedos se imprimieron en el lado izquierdo de su cara.

Empuja la puerta.

No tuvo la energía de ir a comprar algo para comer. Solo se arrojará a la cama deseando que su suerte cambie de manera mágica al despertar. A ella, que nunca le contaron cuentos de niña, pero que se vio todos los dramas, le quedan una o dos esperanzas.

Debería bañarse. Antes era lo primero que hacía. Tratar de borrar la sensación de suciedad. Pero solo consigue descubrir nuevas marcas, cicatrices nuevas y viejas se van fundiendo en su piel. A medida que pasen los años, sus clientes disminuirán y pagarán miserias por una boca desdentada, aunque para chupárselas, pidan nunca sentir el roce y ella desee tanto arrancarles el miembro de una sola mascada.

Abre y el viento frío la despeina. ¿Por qué dejó la ventana abierta? Estúpida, ahora los pies se le va a congelar y no podrá dormir.

Antes de llegar, un golpe seco la derriba.

El mundo se desvanece detrás de sus pestañas postizas y una lágrima negra encuentra el surco por donde caer.
………..

“¿Conoce a Jungkook?”

Una vez intercambiaron posiciones, y ella estuvo con el doctor en el pasillo, mientras So hyun se sentaba con mirada ausente junto a su pareja, no tardó en acorralarlo.

Sí, mide muchísimo, y sí, tiene una mirada prepotente, pero nació mujer en un país dominado por machos, es tarde para tener miedo. El tipo retira los estudios que le trajeron, de su cara, consternado, no sabe si por su pregunta o por los resultados.  

“¿Oh?”

“Jungkook ¿Lo conoce? ¿Puede ubicarlo?”

“No sé de quién habla ¿Apellido?”

“Usted sabe. Tae acaba de pedir por él.”

“¿Está consciente?”

Dirige su atención a la habitación con una actitud desesperada, solo para encontrar al bello, otra vez, durmiente.

“Estaba.”

“Debe ser producto de los analgésicos. Creo que conoció uno hace mucho tiempo.”

“¡Sí! ¡Ese!” exclama Han en el mismo borde en el que parecen estar ambos: en el de la desesperación.

Está muerto”

Who wants to live forever, anyway? [Completa❤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora