No imaginó que un simple juego lo perseguiría de tal manera que terminaría hundido en aquella profunda pesadilla.
Una historia de Halloween, protagonizada por Luzu (ligeros tintes de Luzuplay).
Fueron a la escuela y Luzu parecía de nuevo cargar ese aire de paranoia y temor de la noche anterior, Auron se dijo que necesitaba un momento con él a solas para sacar cosas en claro...pero había alguien más a quien le podía cuestionar sobre el asunto...
—¿Luzu? Pues sabes que crecimos en el mismo barrio, pero quizás no éramos tan cercanos como tú piensas— esa actitud esquiva de Fargan le resultaba extraña.
—Fargan...—
—Eh, que nos han pasado info de que Grefg tendrá fiesta de aquí a Halloween porque sus padres no están en casa, creemos que podemos colarnos, seguro hoy no nos espera, Focus encontró algo que nos puede servir y...— suspiró —No me vas a dejar en paz ¿verdad? — la sonrisa del de cabellos oscuros lo decía todo.
El más alto suspiró, mirando al otro de reojo, cambiando su usual expresión despreocupada por una mueca extraña.
—Siempre pensé que tuve suerte de salir de allí a tiempo...de alejarme de ellos a tiempo—
—¿Por...?—
—Salió en las noticias, seguro viste algo, obvio no se mencionaron nombres, cubrieron los rostros cuando salió en televisión y en el periódico, todos son...somos menores de edad...—
—¿Qué dices...?—
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Auron lanzó una risa sarcástica sin querer, terminando de leer, observando la foto a blanco y negro de un grupo de chicos, todos con censura en los rostros, y una foto de otro con esposas.
—¿No hubiera sido más sencillo que me lo contaras en lugar de traerme a la biblioteca a sacar periódicos? — Fargan rio de forma extraña.
—Vengo de gente supersticiosa, lo cual, creas o no, me ha salvado de...cosas, y hay cosas que no se deben mencionar porque es suficiente para atraerles—
—Hablas como vieja de pueblo— se burló el otro —¿Qué vas a traer tú que no sean problemas, caranabo? —
—¿Yo? Entiendes mal, yo no atraigo nada, por otro lado...—
—Eh, muchachos, los busca el Profe de Mates...— la chica que se asomó a avisarles los miró con suspicacia, seguro le pareció un chiste que precisamente ellos estuvieran al fondo de la biblioteca solo leyendo diarios.
—Ya vamos, ya vamos...— Fargan la hizo sonreír con un gesto pícaro antes de que el otro pudiera abrir la boca, frunciendo el ceño, yendo detrás del más alto —si quieres saberlo deberías preguntarle directo...— no preguntaría a quién, pues ambos sabían a quién se refería —pero, si fuera yo, directamente solo me alejaría ¿sabes? —.
