25. Halloween

19 5 0
                                    

—¿Segura que estará todo en orden? —

—Tanto como pueda estar— la rubia regresó una paleta con forma de calabaza a su boca —Vamos Luzu, no seas tan pesimista, todo salió bien ¿no? —

El castaño vio tras él que iba llegando su grupo de amigos, disfrazados para la ocasión, saliendo Ari a recibirlos.

—Anda, ve, que te pierdes de la fiesta— Biyín le revolvió el cabello, el ojiazul sonrió de lado, alejándose para alcanzar a Auron, que lo esperaba con solo una diadema de cuchillo falso como disfraz.

La rubia observó cómo la chica del disfraz más colorido hacía señas al cuello de tortuga que el castaño llevaba para luego hacer levantar las cejas en dirección a Auron, generando risitas entre el grupo y un "Madre mía" del chico vestido de Doctor Plaga.

Vio cómo se alejaban por el sendero que conducía al puente que los llevaría al centro de la ciudad y sus festividades, pudiendo ver y oír incluso desde allí lo caldeado del ambiente.

Suspiró, dándose la vuelta, tomando la cajita que alguna vez usó para guardar sus "cartas secretas" y luego encontró ese otro propósito, aún no había llegado a la puerta de entrada cuando tocaron su hombro.

—Hombre, pensé que llegarías más tarde—

—No me perdería la fiesta por nada— ella sonrió, invitándole a pasar.

—¿Es esa? — ella asintió, dejando la caja en su mesita —¿La llave? —.

—Se la quedó él, le dije que la guardara bien—

—¿Crees que lo haga? — bebió de una botella de cerveza, ofreciéndole una a su invitado.

—¿Cuántos de su edad conoces que puedan hacer algo así? — señaló al pequeño baúl con un movimiento de cabeza.

El recién llegado tomó un pequeño sorbo mientras le dedicaba una mirada significativa al objeto, cualquiera podía pensar que era un cofrecillo cualquiera, sin importancia, podía que incluso algún nene quisiera quedárselo para guardar tesoros e intentara romper el candado. Por eso él partiría de ese pueblo con la caja entre sus cosas y se aseguraría de llevarla a un lugar seguro.

Luego estaba la llave, estaba bien tenerla separada del candado, más que bien de hecho.

Por último...por último estaba la caja que nadie podía ver, la prisión metafórica creada en la cabeza de un chaval de un tercio de su edad...no le parecía que la llave estuviese con la misma persona, pero con algo de suerte el chico lo olvidaría y aquel olvido ayudaría a ocultar mejor el cofre.

Contodo, no podía evitarse que, de momento, Luzu volteara a ver en las esquinasque parecían guardar oscuridad porque vio, o creyó ver, alguna figurasospechosa retorciéndose en las sombras provocadas por las cálidas luces deldesfile, hasta que una mano tibia tomó la suya, haciéndolo sonreír, olvidándosede las tinieblas al fondo de su cabeza.

                Contodo, no podía evitarse que, de momento, Luzu volteara a ver en las esquinasque parecían guardar oscuridad porque vio, o creyó ver, alguna figurasospechosa retorciéndose en las sombras provocadas por las cálidas luces deldesfile...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
You're a Haunted HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora