Todos se reunían a jugar, a hacer bromas, no solo en Halloween, solo que en esas fechas se ponían retos temáticos.
Sabían que era Rubius quien movía el vaso o el cursor en la ouija, que Willy los engañaba haciendo ruidos a través de las paredes, que Mangel los aterraría con alguna canción inventada que juraba le había enseñado su abuelo y que era más que probable que Lolito saltase a mitad del relato para pegarles un buen susto, pero a todos les gustaba divertirse así.
Siempre necesitaban un conejillo de indias para los juegos, si se basase en quién la pasaba peor probablemente eligieran a Alexby, pero no eran tan crueles, entonces elegían a alguien que no se negaría.
Luzu la pasaba mal, pero reía, porque era un juego y el punto de los juegos era pasársela bien, porque en cada ocasión sabía que sus amigos estaban allí. La parte infantil de su cerebro oía a la criatura que vivía en las paredes, pero su yo más maduro y racional solo veía los rostros risueños de los demás.
"Eh Luzu, tú vas primero, vamos a jugar"
Algo se sintió distinto aquella ocasión, pero accedió, como siempre hacía.
"¿Tienes algo para mí?"
—Solo si tú tienes algo para darme...— y debería estar aterrado, porque los juegos nunca funcionaban, no de verdad, pero se sentía atontado y maravillado a la vez, soltando un jadeo de sorpresa cuando, en lugar de extender la mano para recibir los dulces, lo tomó por el antebrazo, halándolo hacia sí.
"Quiero jugar con tus amigos"
Y le dijo, con los sentidos embotados, que estaba bien ¿Por qué no lo estaría? Todos habían ido allí a jugar, todos querían su turno ¿no es así?
Lo último que supo de esa noche fue que su propia voz decía "Jugarán" seguido de aquella mano de dedos y uñas ennegrecidas estrechaban la suya y luego todo se volvió negro.
A partir de ese día los sonidos de las paredes parecían haberse mudado a todas partes a su alrededor, lo cual le hizo comenzar a pensar que estaba en su cabeza, solo quedaba ignorarlo.
—Desde el otro día te comportas raro—
—¿Todo bien chaval? —
—Un poco de color en la cara sí que te falta—
Sacudió las preocupaciones de sus amigos, pero luego eran ellos quienes comenzaron a actuar extraño, él veía las sombras tras ellos, oía los susurros, notaba cómo iban perdiendo horas de sueño y se cuidaban hasta de su sombra por las esquinas, pero cada vez que deseaba acercarse a preguntarles, a confortarlos, a decirles que él también veía, oía y sentía aquello que los aterraba se acobardaba.
Fargan se fue a vivir otro lugar, a donde vivía su padre.
Vegetta y Willy eran quienes parecían menos afectados, pero el castaño se preguntaba si no era que se esforzaban por fingir que nada sucedía. Mangel se aislaba y les rehuía, Lolito parecía hosco, se saltaba las clases y los miraba mal cuando intentaban ir con él. Rubius tuvo días de baja por enfermedad, así que Luzu decidió visitarle.
—En sueños...veo cosas, al principio era un gato, creí que se había colado a por la ventana y comencé a dejarle de comer, pero el plato siempre está intacto...entonces me habló, sé que es una locura, lo sé porque lo pensé también, creí que era un sueño o me estaba volviendo loco, pero solo quería hablar conmigo de cosas bobas...— entonces hubo una pausa en la que el noruego parecía contener el llanto —ahora me pide hacer cosas horribles...— desvió la vista a una caja bajo sus libros, pero enseguida regreso la mirada al ojiazul —traté de ahuyentarlo, de golpearlo, tú sabes que nunca dañaría a un gato, pero te juro que eso no puede ser un gato— la desesperación del chico era palpable —me ponía a jugar para no oírle, para no prestarle atención, subo el volumen al máximo, pero no me deja, se pone a hablarme cuando quiero dormir...no le digas a mi madre, pero tenía tanto sueño que ayer casi le hago caso con tal de que se callara...—
—¿Qué ibas a hacer Rabis? — Luzu tragó saliva al ver la expresión desesperada del otro.
—Iba a saltar por la ventana—.
Solo entonces el castaño se percató del cambio de acomodo en la habitación del otro, con el ropero bloqueando la ventana, impidiendo la entrada de la luz del sol. Los Doblas vivían en un quinto piso.
—Esas son chorradas, D-doblas ha jugado demasiado en la NES, es lo que sucede— eso dijo Vegetta cuando Luzu al fin pudo hablar al respecto con ellos, Willy lo secundó, pero él simplemente no podía olvidar el rostro de Rubén pidiéndole que no se marchara, pues apenas se fuera el "gato" comenzaría a hablarle de nuevo.
—Yo si le creo— Mangel habló por primera vez ese día —creo que todos lo hemos visto—
—¿Al gato? — Alex trató de reírse, pero era obvio su nerviosismo, que fue cortado por la fría mirada del de lentes.
—Creo que algo pasó la noche del 31. YO no veo un gato, ustedes dirán...—
Y el ojiazul sabía que tenía razón, que las ojeras de Vegetta y las uñas mordidas de Willy (quien había dejado ese hábito desde los 10) no eran casuales, menos los permisos para ir al baño de Alexby que se extendían y regresaba con los ojos enrojecidos y Lolito...
Lolito fue quien primero llegó a un punto de quiebre, quien llegó primero a la conclusión que el culpable de aquello era Luzu.
Porque sí que Luzu veía las sombras, la mano de aquella cosa saliendo de algún armario, sujetando un árbol o en una ventana, pero no le asediaba, no le pedía dañar a nadie ni a sí mismo, porque Luzu era la puerta que le daba acceso.
Y Lolito estaba cansado, cansado de no dormir y de luchar contra su realidad además de pelear contra aquella cosa oscura, pero no era alguien que cedía, así que llegó a la conclusión que si alguien tenía que irse ese era el ojiazul.
La sensación de irrealidad invadió al castaño al ver el tajo que recorría su brazo desde la muñeca hasta casi el codo, el profesor de Matemáticas cortando de un jalón la manga de su camisa para hacer un torniquete improvisado hubiera sido una anécdota muy buena sino fuera porque él y su amigo (si podían seguir llamándose así) estaban con las manos llenos de la sangre de Luzu y el pelirrojo luchaba por recuperar el cuchillo de carnicero que habían logrado quitarle para no dejarlo "terminar su trabajo".
Los medios, los padres y la sociedad en general culparían a los videojuegos, música y libros que Lolito (y ellos...y casi toda la clase) consumía, pero Luzu comenzó a pensar que Lolo tenía razón, que él era el causante de todo ese sufrimiento.
Y quizás era demasiado cobarde como para tomar la decisión de acabar con todo, quizás era aquel ser ejerciendo su influencia sobre él evitando que su preciado portal se cerrase. Nunca lo supo. En determinado momento dejó de oírlo, al menos de forma consciente, el resto no dijo nada al respecto y comenzaron a alejarse, a frecuentar a otras personas. Tal vez el mal se había alejado...tal vez solo se había dormido.
Llegó un punto en el que Luzu no sabía por qué había sucedido todo aquello, palpando la cicatriz en su brazo preguntándose cómo había llegado todo a ese punto. Pero ahora sabía, ahora recordaba, tenía en él una puerta, una puerta que debía cerrarse, quizás solo necesitaba darse a sí mismo un pequeño empujón.
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You're a Haunted House
HorrorNo imaginó que un simple juego lo perseguiría de tal manera que terminaría hundido en aquella profunda pesadilla. Una historia de Halloween, protagonizada por Luzu (ligeros tintes de Luzuplay).