10. Tickets

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Preguntaron si Ibai iría, no, él no se prestaba para ese tipo de cosas, casi nunca al menos.

—¿Y Luzu? Se fue hoy de la tienda— dijo Ari, llamando a Auron para confirmar el lugar de encuentro.

—Yo iré a por él antes de encontrarnos, llevaremos las entradas...—

—Ya, es que Fargan dijo que quizás no iría—.

"Claro que el cerebro de pájaro dijo eso" pensó el moreno apretando la quijada.

Metió las cosas en su mochila a las carreras justo cuando el teléfono volvía a sonar y su madre ponía la voz melosa reservada para la familia o los amigos "que si le convenían", lo cual no le pareció ninguna sorpresa.

—¡Raúl! ¡Te llama Luzu! — oír quién estaba del otro lado de la línea fue menos una sorpresa aún.

—¡Dile que salí! — su madre protestó algo al respecto, pero no se quedó a escucharla, no le daría tiempo al otro de ocultarse.

Justo cómo pensó al llegar a la casa del castaño éste estaba hecho un desastre con ojeras de que no había dormido en una semana, aunque se habían visto más temprano y no lucía TAN desmejorado.

—¡Qué alegría que si hayas podido venir! Luzu ya se había resignado a no ir de pelis hoy— la mujer parecía bastante contenta de ver al otro chico allí, el rostro del ojiazul era un poema.

—Pero Luzu, qué desconfiado, va, ponte algo decente guapo, que nos vamos de paseo— bajo su tono de burla observaba cómo el otro parecía miserable y contrariado, no queriendo mostrarse frente a su madre, unos minutos después salió enfundado en un buzo que le iba enorme y pantalones oscuros.

—No sé si sea buena idea que los acompañe...—

—¿De dónde sacas eso? — después de un recorrido prácticamente en silencio estaban frente a las taquillas, comprando lo que luego sería su coartada.

—¿De dónde sacas eso? — después de un recorrido prácticamente en silencio estaban frente a las taquillas, comprando lo que luego sería su coartada

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—A veces atraigo...problemas ¿sabes? No quisiera que algo saliera mal hoy por mi culpa...— Auron se guardó las entradas, viendo cómo dirigía una mirada desconfiada al muñeco de adivino tragamonedas del cine, atrajo la atención del castaño rodeándolo con un brazo.

—Lo único que va a estar mal es el patio trasero del niño pijo— el castaño miró en dirección contraria, suspirando de forma pesada —y cuando eso haya terminado podemos venir, sentarnos hasta atrás y te como el morro...—.

—¡Auron! — eso al menos le sacó una risa al ojiazul.

—O tú me lo comes a mí bombón, me da igual— el castaño se cubrió el rostro mientras reía y el moreno lo atraía más hacia sí —ese es el Luzu que quería ver—.

El más alto paró de reír, carraspeando, volviendo a la mirada triste de antes, la verdad era que Auron deseaba preguntarle qué pasaba, qué había sido esa noticia que vio en el periódico (que todo mundo oyó hacía meses, pero pronto pasó de moda) y qué tenía que ver con la actitud de Fargan, su mudanza y, sobre todo, con el juego del cruce de caminos.

—La verdad es que...—

—A ver, pedazos de zorras, si se van a besuquear por lo menos esperen a estar en lo oscuro, como haremos todos los demás— la voz de Juan los interrumpió, el más bajito actuaba natural mientras el castaño le entraba un pánico que hacía que su amigo riera entre dientes.

—Envidiosa—

—Calla la puta boca ¿no tienen disfraz? —.

Todos los demás iban con disfraces sencillos, fáciles de desechar, un fantasma, una capa que parecía hecha de papel, máscaras baratas, Luzu pareció sobresaltarse al percatarse de que no había pensado en ello.

—Tranquilos, en cinco minutos estamos listos ¿ustedes trajeron todo? —

Auron sacó de su mochila una máscara de payaso, seguido de un par de pequeños botes que lanzó en dirección a Nia, quien sonrió ordenándole al castaño tomar asiento en una de las bancas de la parada de autobús donde se reunieron.

—Bueno, entonces ya saben lo que haremos...—.

You're a Haunted HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora