Capitulo V: Quinto regalo.

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05 de febrero, 05 regalo

Se sentó en su escritorio abriendo un libro, era su diario, así es tenía un diario, en donde escribía cosas importantes que estaban pasando a su alrededor. Empezó a escribir y cuando terminó noto que ya no le quedaban páginas, el problema es que este libro lo tenía desde los nueve años, tenía demasiado escrito. Si alguien tenía ese libro todos sus más oscuros secretos saldrían a flote, lo bueno es que tenía un hechizo de seguridad y era imposible que se abriera al menos que el propio rubío lo pudiera.

Dejó su libro escondido y apagó la lámpara de el escritorio, de dirigió a la cama con sueño, hoy había sido muy estresante, habían anunciado que el 14 de febrero habría un baile, hoy como diez personas le pidieron acompañarlos pero el los rechazo. No por su casa, ni por su estatus, si no por sus sentimientos.

Varios de ellos lo querían por ser un sangre pura y ser por que era el príncipe de las serpientes, si no fuera por eso ni siquiera le invitaran.

Y decir que estaba mintiendo era imposible.

Con el sueño por los cielos durmió tranquilamente.

Estaba en al biblioteca buscando un libro que necesitaba, pasaba por los estantes buscando el libro que necesitaba. Mientras pasaba por un sección, un libro se calló, el se agachó para recogerlo y lo abrió.

Se que lo necesitas, escribe todo lo que quieras rubio.

J

Al leer la primera página se sorprendió, ¿Como J sabía que tenía un diario? ¿Eso no era acoso? Cerro el libro y lo observó bien.
Tenía diamantes como grises en la tapa, era hermoso, desde lejos se miraba que no era para nada barato, pues sus detalles eran dignos de la realeza. Busco con la mirada alguna persona que estuviera cerca, chico o chica pero solo estaba vacío, las ansias por saber quién era J era grandes.

-¿Quien eres J?...

Miró el libro mientras murmullaba, decidió quedarse con el libro, y ahora ya ni se acordaba que libro estaba buscando antes. Suspiró y decidió irse de la biblioteca, obviamente escondió el libro para que no hubieran preguntas.

Mientras tanto en una mesa, estaba un león sonriendo mientras leía, no por el libro, si no por un rubio.

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