CAPITULO 11

37 22 3
                                    


— Creo que si no vives aquí no puedes pasar con el carro. — explica Maya.

Hemo venido conduciendo en el auto de Nelis hasta la otra parte de la ciudad que está después del Área verde, que es la parte boscosa donde vive Maya.

Esta parte de la ciudad en la que se encuentra la residencia tiene como nombre Residencia El Fénix.

— Bajemos. —ordena Nelis y todas lo hacemos. — Dejaremos el auto aquí, no está tan lejos y no creo que le pase algo.

Cuando las cuatro estamos listas para seguir caminando, lo hacemos a paso lento mientras observamos todo a nuestro alrededor. Percibo que se me ha bajado un poco el pantalón así que agarro la pretina y lo subo, siento el celular en mi bolsillo y lo saco, son las 5:50 pm, pronto se pondrá oscuro, pero aún tenemos tiempo.

— ¿Qué hacemos? — pregunto animada.

— Caminemos mientras vemos. — dice neutralmente Nel.

— Vamos por allá. — Mabel señala unas calles donde las casas se ven muy lindas. Maya tenía razón, no son mansiones pero aun así son casas enormes y lujosas.

Complacemos a nuestra Mabi y emprendemos camino hacia la dirección que señaló.

— Estas casas son lindas. — comento.

— Si que lo son. — me apoya Mabel.

— He visto mejores, pero no puedo negar que están bonitas. — agrega Nelis.

— Son preciosas, pero no cambiaría mi cabañita ni mis arbolitos por nada del mundo. — era de esperarse esa respuesta de Maya.

Nos estamos riendo a la vez que vamos bromeando por las calles, Nelis trota un poco y se posa frente a nosotros, deteniendo nuestros pasos.

— Quiero jugar. — dice.

— ¿A qué? — le pregunta Maya.

Nelis camina de lado y se acerca a una de las casas.

— A esto. — contesta y en un rápido movimiento levanta su mano y la lleva hacia el botón del timbre, haciéndolo resonar por todo el lugar.

La vemos tomar carrera mientras va carcajeándose.

— JAJAJA ¡Corran perras!

— ¡Oh santo cielo! — grita Mabel mientras va corriendo.

— Parker, estás demente. — dice a duras penas Maya, haciéndonos recordar al meme que dice así.

Llegamos a una esquina y giramos, nos tapamos la boca para callar nuestras risas, espero que no nos hayan visto. Cuando ha pasado el suficiente tiempo, nos echamos a reír.

— ¡Eso estuvo bárbaro! — habla Nelis toda enérgica.

— No te pases Nelis, estamos cometiendo un delito. — le recalca Mabel.

— Nah. — le quita importancia y mueve la mano. — Vamos por más.

— Ni loca, uno fue suficiente. — le digo.

— No me quiten la diversión. — reniega ella.

Volvemos al camino, voy viendo detalladamente a Nelis para poder percatarme de cuando vaya a tocar un timbre nuevamente.

— Es que tú la cagas, Nel. — opina Maya.

— ¿Por qué? — pregunta entre risas.

— Ten el pudor de avisarnos cuando vayas a tocar uno. — espeta nuestra pelirroja amiga.

Piezas RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora