CAPITULO 15

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— Quiero llevarte a un buen sitio.

— Bueno.

— ¿Dónde quieres ir?

Aun me lleva de la mano, caminando animadamente por los pabellones. Hemos venido en silencio debido a que no sé qué decir, pero las sonrisas no han faltado.

— No tengo idea, el único lugar al que he ido siempre es donde trabajo.

— ¿Y dónde es?

— El Adams' Restaurant.

— Oh, es bueno. — expresa con un par de asentimientos de cabeza.

— ¿Lo conoce? — interrogo asombrada.

— Claro, ya he tenido varias reuniones laborales ahí. — dice haciendo memoria. — Tienen un excelente servicio.

— Obvio que somos excelentes. — expreso presumida.

Blason suelta una risa.

— No lo dudo.

Ambos sonreímos y seguimos caminando hasta llegar a las afueras de la Universidad, quedándonos en la acera.

— Mi auto está allá, — me suelta la mano y señala hacia la fila, obviamente no distingo el suyo. — pero no quiero ir en él.

— ¿Por qué no? — cuestiono sin entender.

— Porque me gustaría ir caminando hasta el lugar. — sigo sin comprender. — Ya sabes, para hacer más tiempo y charlar lentamente. — lleva la mano a su cuello, frotándolo lentamente.

— Oh. — hago una "o" con mi boca, entendiendo ya del todo.

— Si tú quieres, claro.

— Por supuesto.

Me muestra su dentadura en una linda sonrisa y continuamos caminando, esta vez más lento. Vamos hablando de trivialidades y riéndonos de bromas que mutuamente decimos. Pasamos las primeras dos cuadras cuando frena de repente y voltea hacia mí.

— ¿Qué?

— No me fijé que te solté.

— ¿Ah? — hablo sin captar a lo que se refiere.

Pero mis dudas se desvanecen cuando vuelve a tomarme la mano y la atrapa con la suya para seguir caminando. Mi cerebro hace clic con lo de "No me fijé que te solté" y recuerdo que hace unas cuadras atrás deshizo el agarre.

— Me refería a esto. — puntualiza levantando nuestras manos sujetadas.

— Ya veo. — digo un poco nerviosa, siento que mis mejillas se pondrán rojas.

Seguimos hablando de vez en cuando hasta que nos toca cruzar la avenida, siento como me aprieta un poco la mano para alistarnos a pasar. Esperamos el momento indicado y proseguimos.

Al llegar al otro extremo él voltea hacia mí y me observa preocupado.

— ¿Estás bien?

— Si. — respondo obvia.

Susurra un <<Ok>> y continuamos con nuestros pasos, no puedo negar que su actitud acaba de ser extraña.

Cada vez nos acercamos más al lugar donde trabajo, ya puedo ver las letras del establecimiento, estoy un poco nerviosa debido a que no soy la mejor persona sacando temas de conversación, y sería de muy mala educación tomar lo que tenga que tomar e irme.

Estamos frente a la puerta de la entrada, me suelta de inmediato y hace que pase primero, entro y el me sigue detrás. El lugar está un poco vacío ya que se llena más en las noches, y agradezco eso porque a veces los lugares así me ponen intranquila.

Piezas RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora