CAPITULO 13

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— ¿Estás seguro de lo que estás diciendo?

— Muy seguro, todo lo que te he contado ha llevado investigación tras investigación.

— ¡Oh no!

— No lo esperabas, ¿cierto?

— Todo esto es... demasiado para asimilar.

— Lo sé, pero es la verdad.

— Es que no te creo. — Omar me da una mala mirada. —O sea, si te creo pero me refiero a que es mucho para mí.

He estado hablando con mi amigo y sí que ha valido la pena permitirle esta plática, me he dado cuenta de muchas cosas y secretos que le dan sentido a la rara situación que estoy viviendo junto a mis amigas.

— Ahora te pido que guardes en secreto todo lo que te he dicho, nadie tiene que saber de esto.

— Si, solo le diré a Mabel para que...

— ¡No! — me interrumpe. — Cuando te digo que nadie tiene que saber, es porque n-a-d-i-e tiene que saber. — chilla perdiendo la paciencia.

— ¿Cómo se te ocurre que no le diré? Si todo esto la involucra muchísimo a su familia, a ella, y por ende a sus allegados; nosotras sus amigas.

Niega frenéticamente. — Me arruinarías los planes si le cuentas.

— No digas estupideces.

— De por sí ya corre peligro, y si le cuentas correría aún más. ¿Es que no lo ves?

— Sigo sin entender por qué tienen que involucrarla a ella cuando es inocente, así como a Jordan. — digo de mala manera.

— No estés tan segura. — me contesta él de la misma mala manera.

— ¿Acaso tienes pruebas de que si lo son? — pregunto comenzando a enojarme. Él niega lentamente. — Mientras no las tengan no voy a permitir que traten a Mabel como a una criminal.

— ¡Aggg! Todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario.

— Métete esa frase por donde te quepa.

— Madura, Gretel. — ruedo los ojos.

Oigo los pasos bajar lentamente por las escaleras, tanto Omar como yo nos callamos de inmediato y dirigimos nuestra vista hacia ahí. La dueña de nuestra atención es Mabel, que es la que ha provocado el ruido con sus zapatos mientras baja los escalones.

— Disculpen que interrumpa. — dice ella amablemente. — Hagan de cuenta y caso que no estoy.

Camina pausadamente mientras ojea a su alrededor como si buscara algo.

— ¿Has visto mi cartera cafecita? — pregunta Mabel.

—Creo que está colgada en una de las sillas de la cocina. —le informo y asiente a la vez que se va a buscarla.

— Tenías razón, ahí estaba. — dice Mabel mientras viene por el pasillo, se para abajo del marco de la puerta que divide la sala del pasillo de la cocina y abre su cartera para meter un banano y unos cuantos duraznos que seguramente ha sacado de la cocina.

Aprovecho de verla cuidadosamente y al parecer saldrá a algún lugar debido a que se ha cambiado de ropa y se ha puesto muy bonita, sí que se ha esmerado por arreglarse, y eso me confunde porque ella no es así a menos que tenga una salida especial.

— Cómete eso aquí, se te va a arruinar la fruta ahí metida. — sugiero.

— Es que... No son para mí.

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