Capítulo DOS.

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Narra Mario.

No sé cuánto tiempo pasó pero cuando desperté estaba en una habitación que no era mía, se veía muy lujosa y pulcra, jamás tendría algo como eso en mi vida.

Me reincorpore en la cama e intenté hacer memoria de lo que había pasado y fue cuando un flashback vino a mi mente: mi familia fue amenazada por un bandido y a mi me rapto...bueno, rapto, rapto, no fue porque me desmaye yo solo y eso fue estúpido de mi parte.

Volviendo a lo que decía, me preguntó si le habrá pasado algo a mi familia, ¿Ese tipo los habrá matado sin piedad? ¿Con que gente se metió papá? ¿Acaso me van a lastimar a mi? Esas y muchas preguntas más se estaban haciendo en mi mente que comenzó a dolerme la cabeza por ello.

Toque mi sien y recorrí con la vista la habitación, estaba muy bonita y espaciosa, me levanté y camine al baño, pero me equivoqué de puerta y casi se me salen los ojos al ver que había demasiada ropa, ¡¿Acaso este era un armario o una habitación?!

--- Mi señora --- aquella voz de mujer me saco un gritito de sorpresa y cerré la puerta de golpe.

--- Lo siento, yo solo... --- trate de excusarme pero no estaba sirviendo de nada.

--- No se preocupe, todo lo que está en ese armario es suyo, eso fue lo que dijo mi jefe --- aquello me hizo palidecer, ¿Acaso me estaba jugando una broma esta mujer?

--- ¿Q...Qué?, ¿Cómo que todo esto es mío? --- abrí la puerta de golpe y se lo señale con la mano ---, ¿Acaso no ve cuántas cosas hay aquí? --- estaba apanicado.

--- Eso lo sé mi señora, pero eso fue lo que le dio mi jefe después de que usted llegó aquí --- me sonrió amablemente.

Solo pude suspirar pesado y cerré de nuevo la puerta, tenía que decir algo al menos.

--- No pienso aceptar toda esa ropa, yo lo único que quiero es salir de este lugar, quiero que si jefe me deje ir pero ya --- le dije de manera sería y la mujer fue la que palidecio está vez.

--- M...Mi se...señora, no puede hacer eso, si el señor se entera que no quiere la ropa mi cabeza va a rodar, por favor pienselo mejor se lo pido --- estaba temblando y eso que dijo me impacto de nuevo.

--- ¿Como dice?, ¿Cómo que su cabeza va a rodar? --- lo dije con algo de nervios en mi.

--- El señor Mendoza es un hombre de mucho poder, tiene tanto poder que puede mandar a ejecutar a todo aquel que le sea inservible, a mi ya me había sentenciado y no puedo cometer el mismo error, no quiero morir mi señora --- sus lágrimas estaban a punto de salir y trague saliva pero fue cuando me percate de la manera en la que me decía.

--- Oye, espera, ¿Me acabas de decir 'mi señora'? --- frunci el ceño ante eso.

--- S...Si, usted es la pareja de nuestro jefe y tenemos que llamarlo como tal --- está vez agachó la cabeza sumisamente pero a mí se me metió el diablo en ese momento, ¿Cómo se atreve ese imbécil a tratarme como una mujer? ¿Y quién le dio el derecho de hacerme su pareja?

--- ¿Cómo te llamas y dónde está tu jefe ahora? --- le pregunté de golpe y con los labios apretados del coraje.

--- Me llamo Patricia Fernández, mi señora y mi señor está atendiendo unos asuntos ahora con uno de sus mayores inversionistas --- lo dijo sin levantar la cabeza.

--- Por favor Pati, deja de llamarme mi señora, no soy una mujer para llevar ese título estúpido --- le dije con dolor de cabeza.

--- Si yo no le digo de esa manera, más personas lo harán, yo sé lo que le digo --- aún no me mirada y eso que me dijo me estreso más, ese tipo me va a sacar canas multicolores.

--- Como sea, ya no importa --- me senté en la cama y me quedé pensando un poco ---, oye Pati, le dijiste por su apellido, ¿Cómo se llama entonces? --- tenía suma curiosidad.

Patricia reviso fuera de la habitación para ver si no había nadie y solo así me pudo decir.

--- Se llama Armando Mendoza Sáenz, pero solo los más allegados a él pueden llamarle por su nombre, los sirvientes como yo debemos llamarlo por su apellido si no queremos que nos corran o peor aún, nos maten --- eso lo dijo con sigilo y ahora comprendía el porque el misterio.

--- Pero no comprendo porque los asesinarian por hacer eso --- estaba confundido y mucho.

--- ¿Acaso no lo sabe?, El señor Mendoza es uno de los narcotraficantes más reconocidos a nivel mundial --- aquella revelación me petrifico, ¡¿Mi padre hizo negocios con un narcotraficante?!

--- ¿Na...Narco...trafi...ca...cante? --- estaba muy impactado y asustado a la vez.

--- Así es, ¿Es que acaso no lo sabía sabía mi señora? --- está vez fue Pati la que frunció el ceño extrañada.

Solo pude negar con la cabeza y ella se alarmó de inmediato, parece que había dicho algo de más en ese momento.

--- No puede ser, estoy acabada, acabo de cometer un error irreparable, no debí decirle nada a usted sobre el trabajo de mi jefe --- estaba al borde de la lágrimas y fue cuando reaccione.

--- Nonono, no te preocupes por ello, te cubriré con eso Pati, me estas ayudando y yo de igual manera te ayudaré --- tome sus manos y la tranquilice un poco.

--- Gra...Gracias mi...mi señora --- lo dijo sorbiendo la nariz, ok, aún no me gusta para nada ese título pero tengo que aguantarme.

Pero ahora que lo sé todo, ¿Quiere decir que mis padres están muertos? Si es así, ahora le pertenezco a este imbécil pero que ni crea que seré fácil de domar, voy a hacer que se cansé de mi y me deje ir.

Estaba tan ensimismado que no me di cuenta de cuántas veces me había llamado Patricia.

--- Mi señora, mi señora, ¿Desea algo de comer? --- me preguntó un poco más tranquila.

--- ¿Eh?, Ah si claro, me encantaría --- le sonreí para reconfortala.

--- Sabe, usted es más amable que el otro joven que estaba antes en su lugar --- eso sí me llamo la atención.

--- ¿Como dice Patricia? --- estaba curioso de saber eso ---, ¿Había alguien antes que yo? --- necesitaba todos los datos que pudiera recabar.

--- Así es mi señora, pero ese tipo era muy insoportable, a pesar de que lo servía no lo soportaba y el jefe tampoco --- lo dijo está vez con la boca curvada.

--- Y si no lo soportaba, ¿Por qué el señor Mendoza lo tenía aquí? --- eso sí no lo entendía del todo.

--- Lo que pasa es que... --- no pudo continuar porque la voz del mismo Armando Mendoza se hizo presente fuera de la puerta.

La puerta se abrió después de unos toques y entro aquella persona, tengo que admitir que es bastante atractivo, ¡¿Pero que demonios Calderón?!, Deja de pensar estupideces ahora.

Fue ahí donde recordé el beso que me dio y termine correspondiendole como idiota, mis mejillas se tiñeron de rojo y desvié la mirada para que no me viera así.

--- Patricia, ¿Nos dejarías a solas por favor? --- aquella voz imponente y poderosa me puso la piel de gallina.

--- S...Si señor, enseguida regreso con su comida mi señora --- le dijo un poco nerviosa y salió de la habitación, la verdad no quería que se fuera pero también tenía hambre.

--- Como te sientes lindura --- aquel apodo me dejó extrañado.

--- No me digas lindura, no se quién mierda eres --- le conteste de mala manera y este solo rió en lugar de enojarse ---, ¿De qué diablos te ríes? No dije nada gracioso --- le dije cruzandome de brazos.

Este tipo solo se acerco a mi y sin pedirme permiso me tomo de la cintura y termino besándome de nuevo como lo había hecho en mi casa antes.

Intenté forsejear pero sus brazos no me dejaron alejarme y no tuve de otra más que aceptar su beso, si este tipo se la va a pasar besándome voy a terminar cayendo en sus brazos sin resistirme mucho y eso es lo que no quiero que pase.

11/02/2022

Mi Lindo Narco [ArMario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora