Capítulo DIECISÉIS.

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Narra Mario.

No tiene mucho que me encamillaron pero las contracciones me están matando y no lo digo de broma, ahora me arrepiento de haberme embarazado, será la única vez que tengamos una hija, se lo aseguro.

La intensidad del dolor era insoportable que hasta estaba llorando debido a ello, lo bueno de todo es que Armando me estaba acompañando y hasta dejo que apretara su mano cada que llegaba una nueva contracción.

--- ¿Cuándo va a venir el médico incompetente? --- le dije con los dientes apretados, muestras respiraba agitado.

--- Ya no tarda cariño, respira --- estaba un poco ansioso y lo comprendía muy bien.

Fue en ese momento cuando apareció el médico y era el mismo que me había checado en la mansión cuando estábamos todavía en Bogotá.

--- Perdonen la tardanza, déjenme revisarlo --- dijo y miro por debajo de la manta que lo cubría ---, ya falta poco, esperaremos media hora más y después los pasaremos a la sala de partos --- dijo y salió de la habitación tiempo después.

Solo quería asesinarlo, estaba muriéndome del dolor y ese hombre dijo que esperaríamos más tiempo para poder pasarme a la sala de partos.

--- Juro que voy a matarlo, ¡¿Cómo se atreve a dejarme en estás
condiciones?! --- lo grite adoloridamente irritado.

--- Tranquilizate Mario, respira profundamente y toma mi mano --- me dijo y accedí a hacerlo cuando una nueva contracción llegó y casi le rompo los dedos pero no hizo nada como quejarse.

Pasaron los 30 minutos y me encontraba en la sala de parto pujando para que saliera mi hija pero para mí sorpresa ese solo fue el inicio de mi verdadero dolor.

--- Señora Mendoza, tengo que decirle algo de lo cual no nos percatamos antes --- lo dijo mientras estaba respirando entrecortado, no comprendo porque sigo sintiendo dolor si ya había salido mi hija.

--- Hablé, hablé de una buena vez --- respire profundo, y sentí una nueva contracción venir ---, ¡¿Qué demonios está ocurriendo Gutiérrez?! --- le grite cuando la contracción nueva de apoderó de mí.

--- Lo que le iba a decir es que...usted está dando a luz a gemelos --- aquello me dejó impactado, ¿Acaso me estaba jodiendo?

--- Debe estar de joda, déjese de estupideces y hag... --- no pude terminar cuando una nueva contracción llegó pero está era más intensa que antes.

--- Aquí viene la niña, respire profundo y puje --- dijo y fue lo que hice no porque me lo ordenará sino porque mi cuerpo me lo reclamaba.

Puje fuertemente y finalmente el llanto de otro bebé se dejo oír, no podía creer que haya tenido DOS hijos sin saberlo.

--- Aquí está su niña, felicidades, es usted madre de dos lindos bebés, un varón y una niña --- ahora sí no sabía que más decir.

Se encargaron de ellos mientras yo descansaba en la camilla, al paso de otra media hora sentí que algo más salió de mi y fue igual de doloroso que tener a los dos niños.

Después de ese dolor, me trasladaron a una habitación y ahí me quedé esperando por mis hijos.

En ese momento entro Armando quien estaba ansioso de saber si estaba bien y eso me dio ternura de alguna manera pero se me borró la sonrisa cuando recorde que había tenido dos bebés en lugar de uno gracias a él.

--- Armando, no voy a dejar que me embaraces de nuevo, no tienes NI la menor idea de lo que pase en ese lugar --- le dije al borde del colapso, estaba por llorar no del coraje.

--- No se que te haya pasado Mario, pero prometo que no volverá a ocurrir --- lo dijo como si nada pasara y lo golpee en el hombro.

--- No, no volverá a ocurrir y lo sabrás cuando traigan al...bebé --- dude un poco y se dio cuenta Armando pero no dijo nada al respecto.

Pasaron unos minutos y la puerta se
abrió dejando entrar a dos enfermeras con un par de bultos.

--- Aquí están sus hijos señora Mendoza y muchas felicidades --- me dijo con una sonrisa mientras nos entregaba a los niños.

--- ¿Pero qué...? --- no salía de su asombro Armando y admito que me dio risa.

--- Armando, te presento a tus dos herederos, una niña y un niño, de una vez te digo que el niño es el mayor --- le dije y se lo entregue en ese momento.

Lo tomo pero aún se veía aturdido por lo que le había dicho, lo miro y se dio cuenta de que tenía el cabello castaño como yo pero era lacio como el de Armando, una linda combinación.

--- Es...hermoso --- sonrió y beso su coronilla.

Mientras eso pasaba, yo observaba a la niña, tenía el cabello azabache como Armando pero era ondulado como el mío, solo pude sonreír y fue cuando abrió los ojos, casi doy un respingo de la impresión al verlos.

--- ¿Qué ocurre cariño? --- me preguntó Armando al darse cuenta de mi impacto ---, ¿Le pasa algo a la niña? --- se puso de pie y camino a mi lado pero antes de que la viera la tape con la cobija y frunció el ceño.

--- No... No es nada --- estaba a punto de llorar del miedo.

--- Mario por favor, déjame verla, sea lo que sea la voy a amar, te lo juro --- me intento convencer pero yo negué rápidamente.

--- No, no la mires --- la estaba protegiendo a mi hija.

--- ¡Mario! --- levantó la voz y ambos bebés se espantaron y comenzaron a llorar.

Yo también estaba llorando, tenía miedo, mucho miedo por lo que tenía mi hija.

--- Por favor Armando, no me hagas dártela, por favor no lo hagas --- eso solo hizo que la duda lo invadiera más y dejo al bebé en la cuna para acercarse a mi y tomar a la niña en mis brazos.

Intenté quitársela pero se alejo y suplicando le dije que me la regresará, estaba apanicado.

Armando la destapó y jadeo al ver lo que yo vi y mis lágrimas fluyeron más, me daba miedo que me dejara por eso que estaba viendo.

--- Pero...pequeña --- estaba en mi llanto que no vi cuando le sonrió ---, que hermosa eres mi amor, eres idéntica a tu mami y tu hermano a mi --- beso su coronilla y fue cuando deje de llorar, estaba sorprendido de su actitud.

--- Ar...Armando --- no podía entender su reacción tan apacible.

--- Es hermosa Mario y me vale si tiene los ojos de diferente color, es hermosa aún así --- me sonrió y volví a llorar pero está vez de la felicidad, la angustia se había ido.

--- Yo...lo siento, tenía miedo de que...me dejaras por la niña y su condición, lo siento tanto --- escuché sus pasos y beso mi coronilla también.

--- No te disculpes, te lo dije una vez y te lo repito de nuevo, amare a nuestros  hijos sea como sean, te lo juro mi amor --- se sentó a mi lado y me entrego a la niña con una sonrisa.

Fue por el niño y nos dedicamos a observarlos, estábamos tan felices que la emoción no nos cabía en el pecho, ahora sí la familia estaba completa.

30/03/2022

Mi Lindo Narco [ArMario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora