Capítulo VEINTIDOS.

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Narra Mario.

Han pasado casi dos semanas desde que Armando se encargo de Marcela, trato de ser menos severo pero ella no se lo dejo nada fácil.

Peleo con ella durante mucho tiempo hasta que después de dos días sin comer o tomar agua pudo doblegarla, pero seré sincero, el no quiso hacerlo por más que lo deseara y lo comprendo ya que la conocía desde hace mucho tiempo.

La voy a ver de vez en cuando para darle algo de comida y agua, no me agrada pero no la voy a matar, al menos no por ahora.

--- Marcela, te traje algo de comer --- le dije una vez entre al sitio oscuro.

--- No necesito nada de ti o el imbécil de Armando --- escupió con rabia y solo suspire pesado.

--- Marcela, por favor, ya ha pasado mucho tiempo, ¿De verdad no dejaras de odiarlo? --- deje la bandeja en el piso frente a ella.

--- Jamás dejaré de odiarlo, así como jamás dejaré de odiarte a ti --- gruño y después me escupió en la cara...de nuevo.

No es la primera vez que lo hace pero me molesta que lo haga y ella lo sabe muy bien, creo que se está aprovechando de la buena voluntad de parte de mi marido.

--- Sabes Marcela --- rasgue parte de su ropa para limpiarme la cara ---, deberías agradecer que no te ha asesinado Armando, deja de complicar las cosas y has todo lo que te diga --- me puse de pie y acomodé mi ropa.

--- Ja!, Créeme que ganas no le faltan de asesinarme, yo seguiré peleando hasta caer dignamente --- lo dijo con orgullo en su voz.

Solo supe suspirar pesado, si que me sacaría canas verdes está mujer, créanme que me he contenido de querer ahorcarla hasta que se muera.

--- Se que seguirás peleando Marcela, he visto tu faceta dominante pero eso no significa que siempre vas a ganar, solo espero que tú propia lucha no se vuelva en tu contra --- dije y camine a la salida en donde me esperaba Sandra seriamente.

--- Dile a Armando que pase lo que pase, haré que pague el haberme rechazado --- eso era lo que más me molestaba.

--- La manguera ahora --- se la pedí a un guardia y me la entregó sin dudarlo.

--- Espero que esto te haga cambiar de opinión Marce --- dije y abrí la llave y la rocíe sin detenerme.

Marcela gritaba que me detuviera pero no lo hice, más bien incremente el choco.

La cerré cuando Marcela estaba completamente empapada y temblando de frío, solo me miro y después salí como si nada.

Cerraron la puerta por detrás de mi y subí a la planta principal en donde Armando tenía visitas y era el mismo griego que había conocido antes.

--- Buenas tardes --- saludé amablemente.

--- Buenas tardes señora Mendoza --- no podía creerlo, ¿Ese tipo hablaba español?

Noto mi mirada desconcertada y solo rió con levedad.

--- Lo siento, tuve que aprender a hablar español, todavía se me dificulta pero está mejorando --- lo dijo como si nada.

--- No, no se preocupe, es bueno que esté aprendiendo otro idioma --- dije para sentarme a un lado e Armando.

--- Bueno, como te decía Armando, la siguiente flotilla llegará en dos meses, tuvimos un problema con los de la guardia costera, y la escondimos lo mejor que pudimos --- aquello me desconcertó un poco.

--- ¿Cómo que tuvieron un problema con la guardia costera? --- fruncí el ceño sin poder creerlo ---, ¿No se supone que no hay nadie de ese tipo en Cartagena? --- me crucé de brazos a lo que suspiro pesado.

--- Parece que tenemos un topo, tenemos que encontrarlo antes de que delate de nuevo --- lo dijo seriamente.

--- Así será amigo, ¿Dónde está el barco? --- le pregunto Armando curioso.

--- Tuvimos que desviarlo unos 45° del curso trazado, tomamos el camino más largo, es la razón por la cual vine a verte --- aquello molesto a Armando y de no ser por su autocontrol juraría que se levantaría para romper algo.

--- ¡Maldita sea!, Gracias por avisarme, estaremos comunicandonos constantemente --- el griego asintió y nos pusimos de pie los tres.

Se despidió cortésmente para después salir de la casa acompañado de Armando, me deje caer en el sofá y solté el aire acumulado, estaba demasiado estresado y eso no era bueno.

No me preocupaba por los niños ya que estaban en buenas manos pero si me quedé intranquilo cuando el griego dijo que tuvo problemas con la guardia costera.

--- Quien será el soplón --- me lo pregunte a mi mismo.

Me quedé pensando, tanto que no me di cuenta que Armando se sentó junto a mi para tranquilizarse un poco.

--- Tenemos que encontrar al soplón --- lo dijimos al mismo tiempo y después sonreímos.

--- ¿Quién crees que sea Mario? --- me preguntó mirando a la nada.

--- No tengo idea, pero debemos descartar al menos a unos pocos --- lo dije pensativo.

--- ¿Descartar culpables?, Eso es tarea imposible cariño y creo que lo sabes, todos pueden ser traidores --- lo dijo un poco molesto, odiaba cuando eso le pasaba.

--- Yo sospecho de alguien, solo es uno pero no lo descartaría --- dije para después verlo.

Se quedó analizando lo que dije y cuando capto casi se le salen los ojos.

--- Ese imbécil de Doiniel --- gruño molesto para después respirar profundo, aprendió a controlar sus impulsos.

--- Solo es una sospecha pero no la dejemos pasar --- dije y este asintió más relajado.

No sabía si era buena idea decirle pero algo me decía que debía hacerlo alguien más lo haría por mi.

--- Armando, tengo algo que decirte --- me puse un poco nervioso y se preocupo un poco.

--- ¿No me digas que estás embarazado de nuevo? --- aquello me desconcertó y lleno de pánico, al menos un poco.

--- ¿Qué?, NO, claro que no, no eso Armando y ni lo digas por favor --- dije y regrese al punto ---, lo que quiero decirte es que tuve un enfrentamiento con Marcela...de nuevo --- su mirada cambio a una más seria y les juro que lucho con sus ganas de ponerse de pie e ir a matarla.

--- Al parecer Marcela jamás lo va a comprender --- soltó el aire acumulado por el estrés.

--- ¿Qué piensas hacer entonces? --- le pregunté curioso.

--- Dejaré que Maria Beatriz se encargue de ella a su manera y de una vez te digo que es peor de lo que crees, el día que asesine a mis padres fue una blanca palomita --- aquello me sorprendió de sobremanera, eso no me lo esperaba.

--- Pues...me parece buena idea, creo que no hay nadie más capacitado que su propia hermana --- le dije aún procesando la información que me había dado.

Solo asintió y llamo a Nicolás para darle unas indicaciones, después el mismo llamo a María Beatriz para citarla en la mansión.

No se cuánto tiempo pasó pero después de que llegó Maria Beatriz todo se torno muy...como decirlo, tétrico.

Lo último que presencié fueron los gritos de dolor de parte de Marcela al ser llevada de los cabellos desde el sótano hasta la puerta principal, sin duda Maria Beatriz no es lo que aparenta.

Es más NADIE en este negocio es lo que aparenta.

13/04/2022

Mi Lindo Narco [ArMario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora