13. Say my name

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Jiang Cheng maldijo internamente cuando notó el perfil del jade a unos metros de él. Acababa de cerrar la puerta de su habitación y deseaba volver por donde vino, pero estaba tan cansado que los efectos del buen vino hacían que sus piernas se entumecieran.

— El líder Jiang es muy popular — dijo el jade claramente molesto — ¿Disfrutó esas copas con sus invitados?

El loto lo miró con ferocidad, como si estuviera a punto de saltarle a la yugular — Zewu-jun, ¿perdió su camino a su habitación o es que simplemente busca terminar con mi paciencia? ¡Fu-e-ra! — respondió apretando los dientes mientras pronunciaba la última palabra.

Lan Xichen ya no estaba preocupado por darle más espacio a Jiang Cheng, realmente estaba molesto porque había tenido que callarse al ver a tantos hombres sonriendo y alabando a Jiang Cheng. No había sentido esos celos nunca, ni siquiera cuando veía a Jin Guangyao socializar con otros. Esta vez era diferente, desde que había dado rienda suelta a sus sentimientos por Jiang Cheng ya no tenía control sobre sus emociones y su comportamiento se veía extramente afectado. Fue por este motivo que el jade no hizo caso a las palabras del loto y se acercó a él para apresarlo contra la puerta.

— Estás...ebrio — dijo el jade al sentir el fuerte olor a vino.

Jiang Cheng puso ambas manos contra el pecho del jade y lo empujó con fuerza — Lan Xichen, te lo advierto, si vuelves a acercarte...te juro que...

— ¿El alcohol ha nublado tu conciencia? Pensé que el único bebedor era Wei Wuxian, pero veo que es una costumbre de los miembros de esta secta — dijo el jade sin pensar en que sus palabras serían suficientes para terminar con la paciencia del loto.

Jiang Cheng dejó que el Zidian acariciara la piel del pecho del jade. Intentó controlar su fuerza, pero empleo el poder suficiente para que Lan Xichen fuera empujado hasta un mueble del que cayeron varias cosas al piso. Si no fuera por la copiosa lluvia que caía en el exterior en ese momento, el ruido hubiera alertado a los discípulos que estaban de guardia.

— ¿Aún piensas que tu secta es superior a la mía? — dijo acercándose al jade que estaba en el piso, intentando reaccionar a la idea de haber sido golpeado por Jiang Cheng — ¿Acaso eres tan limpio cómo crees que eres? — prosiguió mientras se ponía de cuclillas. Jiang Cheng extendió la mano hasta la frente del jade y le arrancó la cinta que tanto adoraban los Lan. La miró y la apretó con en la palma de la mano con fuerza — Tú...tú has estado persiguiéndome con preguntas, pues bien...¿quieres saber la verdad? — se acercó aún más al jade hasta que sus labios quedaron cerca de su oído — Hace 17 años, tú y el idiota de tu hermano llegaron a Yunmeng Jiang en el mismo estado en el que ahora me reprochas que estoy...

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Hace 17 años

En cuanto Lan Wangji escapó, Lan Xichen en persona se dio la tarea de buscarlo y regresarlo al Receso de las Nubes. Si su tío se enteraba de esa fuga, su hermano sería castigado de nuevo y él no estaba dispuesto a verlo sufrir aún más de lo que ya lo estaba haciendo.

Lan Xichen ordenó que los discípulos guardaran el secreto. Su poder como líder de secta le permitía hacer eso, aunque tuviera que mentirle a su propio tío.

Afortunadamente tuvo noticias de su hermano pronto y siguió su rastro hasta un pueblo pesquero pequeño que se encontraba a las orillas del mismo río cuyas aguas estaban dentro del territorio de la secta Yunmeng Jiang. Al abrigo de la noche, Lan Xichen encontró a Lan Wangji en una posada, bebiendo a solas.

— Wangji, volvamos al Receso de las Nubes — pidió de forma calmada después de esperar a que su hermano terminara con la botella de vino que tenía sobre la mesa — Necesitas descansar y reponerte...

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