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2. La chica pelirroja

¿Sabéis lo complicado que es conseguir un taxi en un pueblo en la costa de Italia? Y eso no es lo peor de todo, sino que ese taxi pueda llevar cuatro maletas. Sí, cuatro: una mía y tres de Maya.

- ¿Qué parte de "solo es un pueblo en la costa" no entendiste, Maya? – le digo frustrada – Ahora no tenemos ningún taxi que quiera llevarnos.

- Mira, Hazel ¿ves esto? – dice mientras mueve la mano de arriba abajo desde su cabeza hasta sus pies – no se consigue ni en un día ni con una sola maleta.

No quiero empezar una discusión porque primero, no vamos a llegar a ningún punto, y segundo, porque nos podríamos pasar discutiendo todo un día.

- Bueno, está bien. Pero ahora ¿qué hacemos? – suspiro

Ya lo veo, Maya y yo perdidas en medio de la nada, con un calor atroz, sin agua y sin taxi que llevarnos.

Es oficial: este verano es una mierda.

Pero mi futuro se ve algo menos oscuro cuando veo a una chica pelirroja subirse a una camioneta verde. Para que os hagáis una idea ¿os habéis visto una de esas películas hippies de los 70? Pues esa camioneta era igual, menos por el sencillo detalle de que parecía que no iba a arrancar nunca.

- ¡Ey, ey, ey, Maya! – le digo mientras le chasqueo los dedos delante de su cara.

- ¿Qué pasa, pesada? – dice algo confusa, ya que se había sentado en el suelo y se ha levantado de golpe.

Normal que se después se marée

- Mira a esa chica – le digo mientras señalo a la camioneta – quizá ella pueda llevarnos. Todo tu ligero equipaje cabe ahí. – digo con ironía

- Ja Ja Ja, qué graciosa... Pero yo paso de preguntarle, eh, que a mi me da vergüenza. - dice mi amiga mientras mueve su mano en forma de abanico.

Después, de discutir la una con la otra durante un par de minutos sobre quien se acercaría a preguntarle, bajo mi guardia y me dirijo a hablar con la chica. Amigas para esto ...

Le tocamos a la ventanilla.

Cómo no nos lleve hasta aquí llegó mi viaje. Eso, o una de las queridas maletas de Maya se queda aquí.

En cuanto baja la ventanilla la puedo ver mejor. Es una chica alta, con el pelo pelirrojo, tiene pecas por toda su cara, y unos ojos azules que son como ver el mar. Además, tiene una sonrisa preciosa, que podría hipnotizar a cualquiera. ¿Cómo se pueden tener unos dientes tan blancos?

- Hola, emm ¿queríais algo? – dice algo confusa, ya que Maya y yo nos hemos quedado en blanco.

- Sí, mira, hemos tenido un problema ...

- Bueno, un ligero problema – me corrige Maya, y le hecho una cara de "ahora no es el momento".

- Necesitáis que alguien os lleve, ¿verdad? – dice tan casualmente, como si nos leyera la mente.

- ¿Cómo lo sabes? – pregunto

- Venga ya, parece que habéis venido de la semana de la moda de Milán. Se nota que no sois de aquí – hace una ligera pausa - o por lo menos tu amiga.

Te lo dije Maya ...

- Anda subir ... - afirma la pelirroja mientras hace un gesto con la mano como símbolo de bienvenida

Dejamos el equipaje en el maletero, y nos subimos a la camioneta. Os comento la situación, Maya y yo estamos sentadas junto a la pelirroja en los asientos delanteros. Y en parte me siento mal, porque estamos en silencio.