12. La isla (parte 1)

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Por ti ... lo haría cualquiera

¿Por mí? Esa es la pregunta que lleva rondando mi cabeza los últimos diez minutos que entramos en alta mar. Este chico me está volviendo loca. ¿Qué quiere de mí? Primero liga conmigo, luego celos, luego me dice eso... ¡Es que no sé qué hacer! Nunca he sido la chica que toma la iniciativa... ¿Debería? No lo sé.

Hazel, ya empezamos con las preguntas sin respuesta ...

Dalton está con Gregory y Leo en el timón, y cada diez segundos noto sus ojos en mi espalda, noto cómo toma un sorbo de su cerveza y me mira ... me mira ... A MÍ. Maya me está contando algo y parece muy entretenida, pero no le estoy prestando mucha atención ... Con lo que acaba de pasar ... Aubrey está en la proa con Piero. Están sentados y el choque de las olas con el barco les salpica en los pies. Me encanta la forma en la que Piero mira a Aubrey, quien le esta contando algo con mucha intensidad, ya que articula las manos como si esto fuera el fin del mundo. Pero él solo la mira y escucha ... Espero que en algún momento ella le mire a él con esa mirada llena de amor y dulzura.

Después de un par de minutos, Aubrey y Piero se levantan. Aubrey viene hacia nosotras y Piero se va con los chicos. Me encanta esto de estar con mis amigas hablando tranquilamente, mientras escucho el mar y siento cómo el sol va desapareciendo por el atardecer... Es una sensación inexplicable ... Finalmente, tras una larga conversación con las chicas y más miradas furtivas con Dalton llegamos a lo que es una especie de pequeña isla.

Esta isla está cerca de Portofino. Es pequeña, acogedora y humilde. No tiene mucho, solo una playa de fina arena y una pequeña zona de naturaleza con pinos, matorrales y demás.

Bajamos poco a poco. El barco es bastante alto, por lo que la diferencia de altura de este entre el agua es mucha. Los chicos bajan primero. Leo baja y nada hacia la orilla, Piero ayuda a Aubrey a bajarse, Gregory a Maya, yo soy la última en bajar y Dalton me extiende su mano.

- Anda, dame la mano y te ayudo a bajar – dice con una sonrisa en su cara.

Por un momento me quedo inmóvil.

- Venga, que no muerdo

Asiento, le doy la mano y bajo. Pero en un momento resbalo por el agua que choca con las escaleras del barco y caigo en sus brazos. Él me agarra con sus fuertes brazos que parecen hechos a medida para sujetarme. Me siento segura ...

- Perdona – le digo mientras me separo de él, aunque me cueste hacerlo.

Y mucho ...

Dalton me estaba mirando fijamente y su expresión de la cara era dulce, como si estuviera él también perdiéndose en mí, como yo en él ... Pero en el momento que nos separamos se muestra frío y distante.

- Si, sí ... No pasa nada, tranquila – dice mientras se aclara la garganta.

Me sorprende mucho la frialdad de su voz, de repente se ha vuelto distante. ¿Por qué? No le entiendo ... Pero, como dice Maya, "a los hombres no hay quien los entienda". Yo tomo un camino hacia mis amigas y él toma el suyo hasta Gregory, el cual le pregunta algo que no llego a escuchar y Dalton le responde solo negando con la cabeza.

- ¡Ey, chicos! – grita Aubrey mientras utiliza sus manos como un megáfono – Está empezando a hacer un poco de frío, ¿os parece si encendemos una hoguera?

- Claro, me parece una idea perfecta – dice un Piero animado

Nos reunimos todos juntos durante un momento para decidir quien va a ir a por leña y demás. Miro a Dalton confusa. Primero es tierno, después seco y ahora frio. Él sabe que lo estoy mirando, tiene los brazos cruzados sobre su pecho y la mandíbula marcada como si estuviera estresado o nervioso. Mejor vuelvo a la conversación.

DESENLACEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora