Capítulo IV

502 56 2
                                    

POV LINCOLN

Automáticamente al llegar a casa me metí al baño y me di una larga ducha. Me dolía un montón la cabeza, debió ser por la cantidad de alcohol que mi torrente sanguíneo absorbió anoche

Salí alrededor de cuarenta minutos después, baje a desayunar y estaba mi familia seguramente esperando por mi.

Esa chica, la del hospital, era la misma que me había topado en el teatro el día que mi padre se presentaría cómo alcalde de Brownsville. Me había ayudado, y el sentimiento de culpabilidad invadía mi corazón segundo a segundo. Había sido grosera, pero si la veía por ahí algún día no dudaría dos segundos en hacer lo que fuera por ella.

Recogí mi cabello en una cola antes de llegar a la mesa.

— buenas tardes —saludé sentándome en mi lugar en frente de mi hermana al otro lado de la mesa

— buenos días amor — saludo papá para luego beber un sorbo de su jugo —Margaret, por favor —sonrió amablemente a la señora — estábamos esperando por ti

Mi familia era perfecta a los ojos del mundo.

Pero para mí no.

Eran impecables a los ojos de la sociedad, siempre correctos y por el buen camino, no podían permitirse margen de error.

Mi padre era un hombre que todavía vivía en los años 90 en muchos sentidos, y eso a mí y a mi hermana, nos llevaba la vida imposible.

A mitad del desayuno papá anuncio que tenía que informarnos algo. Al parecer mamá tampoco sabía nada, ya que su cara mostraba la misma curiosidad que la nuestra.

—Elizabeth...- llamó, yo me sorprendí— recuerdas al pequeño Noah Brown, el hijo de mi amigo Noel, el ministro de ...

— si papá, — interrumpí — lo recuerdo perfectamente

— perfecto, — celebró — por razones personales vienen a pasar un tiempo aquí en Brownsville por invitación mía — mierda — necesito que no te despegues de Noah ni un segundo, tengo entendido que son muy buenos amigos — un notorio doble sentido se apoderó de su voz

— ya no hablamos papá — aclaré — pero le ayudaré — accedí con el mayor pesar del mundo

— sabía que podía contar con mi pequeña

Noah Brown había sido mi novio en secundaria, y no habíamos acabado muy bien que digamos.

Después de acabar el desayuno Edith se ofreció a llevarme a casa de la compañera de clases con la que llevaría a cabo un proyecto escolar, Amelia Roberts. Nos habíamos llevado bien desde el minuto cero en el que nos conocimos, era una chica bastante agradable

— la semana que viene llega Adam — anunció mi hermana sentándose en el asiento del piloto

—ahora que hizo para que lo desterraran al fin del mundo

—la tía Eva se va a Rusia por todo un año

No soportaba a su tia, pero a su primo, lo amaba.

Nos tomó aproximadamente cinco minutos llegar.

Al llegar pude ver a Amelia regando las flores del jardín, parecía que se encontraba sola en casa.

— buenos días! — anuncié mi llegada

— buenos días! — respondió cálidamente con una sonrisa — ven, vamos adentro

El ambiente era acogedor, aunque decorado al estilo de un adolescente. Era como si solo fuera habitado por uno, pero me gustaba, de hecho, lo amaba.

— mi hermana está en su cuarto, no te preocupes por ella, no molesta nada

— ¿Tienes una hermana?

— si, — agachó la mirada y sonrió de forma nostálgica — una asombrosa hermana

Nos acomodamos por toda la extensión de la sala cuando decidimos que ahí se nos haría mejor trabajar.

El resto del día transcurrió tranquilo, pedimos pizza y descansamos un rato para luego seguir con el trabajo. La hermana de Amelia no había salido en todo el día.

— ¿Y tu hermana no piensa salir en todo el día? — pregunté, arrepintiendome después

— ella a veces se olvida de que el mundo existe — sonrió, mordiendo la parte de arriba de su bolígrafo

Simplemente asentí y seguimos trabajando.

Pasada una hora más o menos se escucharon pasos detrás de nosotras, pero controlé mi curiosidad por miedo de ser entrometida.

— Amelia, iré a visitar a Dickson, necesito arreglar mi moto — llevé mi vista a mis manos, por alguna razón comenzando a sentirme nerviosa

— está bien — sonrió ella — ella es Elizabeth Lincoln, la compañera de clase que te dije

Dudé unos segundos para después voltear con una sonrisa en mi rostro, pero encontré lo que menos esperaba en este mundo.

Su semblante tomó un aire de neutralidad y reproche al instante.

— creo que ya nos conocíamos — dijo, denotando molestia en su voz — deberías escoger mejor con quién te juntas, Amelia, algunos no tienen los modales suficientes como para agradecer por los favores

Y se fue, dejándome completamente petrificada ante ella. Era mi culpa que me tratara así, al final solo yo me he portado mal con ella.

— aish, ella es rara — expresó Amelia

Si, era muy rara.

Llegó la tarde, y aunque todo el tiempo tuve ese miedo de que ella entrara por la puerta y me echara en cara que había sido una completa idiota.

Pasadas las 8:00pm decidí llamar a mi hermana para que me recogiera, pero estaba ocupada y no alcanzaba a llegar. Amelia insistió en que esperara a que su hermana llegara para que me hiciera el favor, y cuando se dió paso por la puerta fue lo primero que le dijo, yo solo me limité a quedarme callada.

— ¿Y ella no tiene padres que la vengan a buscar? — replicó, molesta

— anda Lie, por favor

Después de sobar el puente de su nariz y suspirar con pesar accedió.

— ten en cuenta que solo lo hago porque tú me lo pides, Amy — recalcó a su hermana, cómo si tuviera la necesidad de que me quedara claro

Caminé detrás de ella hasta llegar a la acera, se metió al garaje y sacó su moto de nuevo

— disculpa — me atreví a decir

— pensé que los ratones se habían comido tu lengua — dijo, con el sarcasmo impreso en su voz

— no debí irme así, pero necesitaba hacerlo porque sino estaría en problemas

— solo, para la próxima no bebas así, ¿si?

Asentí, y ahí quedó sellada la conversación.

Pensé que todas las deudas habían quedado saldadas, pero al montar en el vehículo aceleró a toda velocidad. Al llegar a mi casa bajé a tropezones, casi vomitando en el proceso. Sin dejarme decir algo o siquiera despedirme puso la moto en marcha y desapareció por la calle.

Abulté mis cachetes intentando no molestarme, pero era imposible no hacerlo.

Ante mis ojos, había quedado como la persona más insoportable del mundo

GREEN EYES//Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora