Capítulo XIX

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POV LINCOLN

Los cuidados eran más que intensivos conmigo ahora.

Después de una larga discusión con mi padre logré convencerlo de que la justicia se encargara de cobrar lo que había hecho la señorita Black y no hacer tanto escándalo con eso.

Está de más decir que si antes odiaba a Charlie Roberts, ahora lo hacía el doble.

La culpaba de absolutamente todo lo que yo hacía mal a sus ojos, y eso, a mi me dolía.

Me encontraba confinada en mi habitación sin siquiera poder moverme de la cama ya que lo tenía rotundamente prohibido. Mis pies solo podían saborear el suelo siempre y cuando fuera estrictamente necesario, mientras, ni en sueños.

Mi primer día había sido pesado. La herida dolía muchísimo, aunque más dolía no poder recibir la visita que tanto necesitaba.

Amelia y otros compañeros cumplieron con su deber de buenos amigos y se preocuparon por saber cómo había seguido. Algunos por llamada, otros en físico, pero al fin y al cabo preocupados.

Cepillé mis dientes con ayuda de mi hermana antes de irme a la cama, sabía, que en cualquier momento aparecería esa silueta que me encantaba ver brincar mi balcón cada noche.

Saqué un libro de uno de mis cajones para entretenerme, no era muy interesante, pero al menos me ayudaría a saciar mi ansiedad por el momento.

- sinceramente, eres lo más hermoso que ojos humanos hallan visto - su voz logró estremecer cada fibra de mi ser, obligandome a voltear hacia el ventanal

- ¿debería llamarte Cristóbal Colón ahora?- cuestioné con diversión, cerrando el libro y colocándolo a un lado de mi cama

- lástima que no fui la afortunada de descubrir semejante belleza

Mis mejillas ardieron como la primera vez que escuché un cumplido de su parte, y como lo hacían cada vez que reiteraba otro y otro más.

Sonreí tímidamente, tanteando a mi lado para que se sentara.

Captó mi señal, dando pasos lentos hasta llegar a mi cama. Se sentó, tomó mi mano y dió un beso en su dorso.

- ¿Cómo te encuentras?

- bien, mejor ahora debo confesar

Su mirada hacía estragos en mi interior, esta valía mas que mil palabras, y es que, ¿cómo no caer ante esos ojos que habían recuperado su brillo natural?, poniéndome en peligro de muerte una vez más ante su brutal efecto en mi.

- me regocija escuchar tal cosa - sus manos se fueron a mi rostro - te extrañé, mi ángel

Cerré los ojos ante el frío tacto de sus dedos en mis mejillas, sintiendolo el más acogedor del mundo entero.

Mi corazón quería explotar de toda la felicidad que sentía.

Mi nivel de azúcar debía de estar por el cielo por la inmensa cantidad de dulzura que me transmitían sus palabras.

Me sentía en casa, otra vez.

- Lie - necesitaba calmar esta incertidumbre de una vez por todas - necesito saber que fue lo que pasó exactamente

Sus rostro tomó ese semblante de angustia y tristeza nuevamente.

Esbozó una sonrisa de lado, una de las más tristes podría decir.

Se acomodó mejor en su sitio, soltó mi mano, para pasar las suyas por su cabello desordenado. Frotó su cara con nerviosismo, volviendo a conectar su mirada con la mía en un intento de mantener la calma.

GREEN EYES//Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora