Capítulo XIII

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POV LINCOLN

No eran pasadas las siete de la tarde cuando Lie me dejó en casa. El sol todavía no se escondía y las personas del condominio recién regresaban de sus trabajos.

Saludé al guardia que se encontraba esta tarde en el portón, y seguí a pasos lentos revisando algunas fotos que había tomado del museo abandonado que visité esta tarde con Charlie.

A mí mente llegaron los sucesos del día.

Las sonrisas, las lágrimas, aquel beso.

Oculté mi sonrisa entre mis manos sintiéndome cómo una niña que acababa de hacer algo prohibido, aunque si, para mi padre eso estaba más que prohibido y ese simple hecho se me había esfumado de la cabeza.

Pero no iba a dejar que sus prejuicios arruinaran mi reciente felicidad.

Por el contrario, esta si se arruinó cuando ví la escena que estaba montada en la sala, protagonizada por mi padre y por el mismo Noah.

El rostro de mi progenitor no daba a entender que fuera el hombre más feliz de este mundo, por el contrario, era una de las poquitas veces que lo había visto realmente disgustado.

— ¿Dónde estuviste todo el día, Elizabeth? — su pregunta fue formulada con una frialdad que me caló hasta los huesos

— yo...emm— joder, estaba segura que esto tenía que ver con el imbécil de Noah — en casa de unas compañeras de clase

El hombre delante de mi negó levemente con la cabeza.

— ¿Cuando has tenido la necesidad de mentirme Elizabeth?¿Cuándo te comenzaste a juntar con esa delincuente? — su tono fue duro, de reproche

— ella no es ninguna delincuente papá, no la conoces para hablar así de ella

— ¡Me importa poco lo que sea ella! ¿¡Que significa esto Elizabeth!? — me lanzó un sobre amarillo

Lo abrí, contenía unas fotos, fotos del beso en la fiesta de dieciséis de Amelia, fotos de Charlie y yo en la playa, fotos de nuestro beso fugaz en frente de mi casa.

— mierda — musité por lo bajo

— sabes lo que significa esto, ¿No? — preguntó con enojo — estás castigada hasta que yo me acuerde, y no te quiero volver a ver cerca de esa niña ni de esa familia, ¡Nunca!

Una vez que mi padre dictaba sentencia no había vuelta atrás.

Mis lágrimas no se demoraron en salir. El idiota de Noah permanecía atrás con una maldita sonrisa clavada en el rostro.

— ¡No tenías el derecho maldito imbéci!l, ¡No tenías el puto derecho de meterte en mi vida! — le tire las fotos a Noah y el se hizo la víctima — ¡Eres un idiota!

— ¡Elizabeth Lincoln! ¡Sube a tu habitación ahora!— ordenó mi padre en un tono más que enojado

No obedecí porque quisiera, sino porque necesitaba perderlos de vista a los dos en ese mismísimo instante.

La rabia y el coraje me consumían, pero el miedo de no poder ver más a Charlie me hizo romperme más que cualquier otra cosa.

¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta conmigo? Ahora que estaba comenzando a sentirme feliz por primera vez en mi vida llega este idiota y lo arruina todo.

Aunque obviamente no iba a dejar de ver a mi chica tan fácil, no, iba a ser hasta lo imposible por encontrar alguna alternativa.

Sentí la puerta de mi cuarto ser golpeada tres veces.

GREEN EYES//Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora