Capítulo XXIII

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POV LINCOLN

Todo Brownsville se encontraba ansioso, curiosos por descubrir que aportaría la exposición de arte al pueblo.

Yo me encontraba en casa de mis padres, aguardando por ellos para salir rumbo al museo.

Me puse de pie frente al espejo del salón, dándole un último vistazo a mi apariencia.

Había optado por un vestido color negro que llegaba hasta mis pies, adornado por un piquete en su costado derecho dejando mi muslo y pierna al descubierto. Maquillaje sencillo, pero elegante, y mi cabello castaño cayendo en cascada por mi espalda revelando algunas ondas. Cómo siempre, mi serquillo bien definido.

Suspiré mirando la hora en mi reloj, y al mismo tiempo en el que giré en mis talones apareció mi madre, quien era la única que faltaba en la sala.

Caminamos hasta el porche, dónde nos esperaba el característico Mercedes Benz que había dejado sin aliento a todos la primera vez que se paseó por las calles de Brownsville.

El trayecto fue un poco largo ya que vivíamos algo lejos del museo.

El exterior estaba lleno de camaras y periodistas. Haciendo preguntas, elaborado sus historias para mostrar al mundo.

Y no era para menos, hoy, esa celebridad anónima con la que todos habían quedado cautivados iba a mostrar su rostro al mundo, nada más y nada menos que en la pequeña ciudad de Brownsville.

Fue difícil ingresar al lugar.

Todos hacían preguntas al alcalde, él mostrando su perfecta sonrisa y a su familia impecable.

Encontré un escape cuando mi hermana me jaló hasta donde se encontraban Sofia, Ander y mi primo Adam.

- hola chicos, está demasiado lleno esto - anuncié mi llegada con una queja, Ander sonrió

- y eso que no has visto nada, dentro hay gente que jamás en mi vida había visto en Brownsville - dió un sorbo de su copa, no me había dado cuenta que ya estaba bebiendo, típico

- la mayoría son artistas y escritores de Nueva York y el resto de los Estados Unidos - explicó Sofia - todos y cada uno de ellos se hospedan en William's Hotel, y algunos los conozco por su fama

Eché un vistazo a todo el lugar.

Varios señores de traje y corbata acompañados por sus esposas e hijos.

Solté una risilla cuando mi vista cayó en una pareja en particular que consistía en dos jóvenes que deberían tener más o menos mi edad. La chica luchaba por acomodar la pajarita del chico, quien hacía gestos de cansancio cuando ella empujaba su cabeza hacia arriba para poder ver mejor su cuello.

Por alguna razón, la chica pelinegra se me hacía extremadamente conocida.

Ignoré aquello, ocupando una esquina del inmenso salón cuando mi familia pudo llegar a nuestro lado.

El evento tendría lugar en la sala privada del museo.

Un inmenso salón estilo colonial, digno de montaje para grabar una película de la época.

Adquirimos copas de champagne cuando uno de los mozos pasó por delante de nosotros, aventurándonos a disfrutar de la inmensa cantidad de pinturas que habían dispersas por todo el salón.

Era simplemente hermoso.

En cada cuadro se podía apreciar pasión, alma, transmitía exactamente lo que se quería.

Varias temáticas, pero siempre tan solitarias, llenas de tristeza, cómo había podido apreciar en mi búsqueda.

- es realmente buena

GREEN EYES//Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora